La lluvia y el rival pronosticaban un partido en el barro. Riazor drenó mejor que el Deportivo en esta tarde otoñal en A Coruña. El líder patinó en el charco que puso en su camino el filial del Athletic de Bilbao. Llevaba ruedas de seco para una tarde de mojado, ante un rival correoso, que se cruzó en la trayectoria inmaculada que había impulsado al equipo hacia la primera posición. En ella se mantiene con la misma ventaja de puntos sobre sus perseguidores. El colchón podría haberse ido a los cinco puntos, pero se queda en tres, que tampoco está mal, sobre el Racing de Santander y la UD Logroñés (que sí ganó) y en seis respecto al Rayo Majadahonda.
El cachorro de león podía parecer dócil por la clasificación, pero en Riazor mostró las garras de ese equipo que la temporada pasada luchó por el ascenso al fútbol profesional. Le ayudó la falta de precisión del Deportivo en ataque, los desajustes defensivos y el arbitraje de Román Román, nefasto. Los blanquiazules hicieron más méritos que su oponente, pero solo les dio para repartir puntos.
Había advertido el míster de la dificultad que entrañaba el partido, de que no había lugar a la relajación. La afición le arropó en esa tarde gris de otoño en la que el Deportivo se desesperezó por la banda izquierda con la novedad de Juan Carlos Menudo, por primera vez en un once blanquiazul. Tenía hambre el centrocampista y su rol protagonista en el juego del Deportivo aportó lucidez. El primer centro del talentoso futbolista no encontró rematador en el área del filial del Athletic, pero fue una amenaza.
También quiso protagonismo el colegiado, que tuvo una pésima actuación. La inició a los 12 minutos al no señalar penalti por un empujón de Jaso a Bergantiños. Para el árbitro, el del Athletic no empleó la fuerza necesaria para castigar la acción.
El equipo vasco perdió por lesión a los 20 minutos a Luis Bilbao tras una acción personal en la que el atacante se abrió camino en la cobertura deportivista y cayó mal en el área, acción en la que se dañó el hombro. Estuvo el Depor unos minutos en superioridad, pero no los pudo rentabilizar, aunque se acercó al gol con un centro de Héctor Hernández que Miku cabeceó fuera.
Menudo y Juergen sincronizaron relojes y, ya con once contra once de nuevo en el césped, Víctor García se incorporó al ataque con potencia, pero sin precisión en el golpeo.
En los últimos minutos del primer tiempo, el Deportivo volvió a buscar el gol con una recuperación de Álex Bergantiños y una transición ofensiva que continuó Menudo con una rosca insuficiente para que el balón acabara entre los tres palos. Lo intentó el equipo de Borja Jiménez, pero el gol se le resistió también en un remate de Víctor desde el balcón del área, algo desviado.
Antes de coger el camino de los vestuarios, otro error del equipo arbitral, que se tragó un fuera de juego de los vascos en una acción que tapó Héctor.
No tocó la alineación Borja en la vuelta al césped y el árbitro tampoco cambió. No pitó una falta clara sobre Juergen y señaló un fuera de juego sobre Quiles muy protestado por el delantero.
Serrano dio el primer aviso al Deportivo a los 50 minutos y el técnico blanquiazul sentó a Menudo para dar entrada a William. Quería verticalidad más que elaboración y el brasileño se la ofreció. El árbitro le perdonó la amarilla a Núñez en un agarrón al extremo cedido por el Leganés y no sancionó un penalti de Artola, que se llevó por delante al deportivista como si fuera un tren. Quiles estrenó el casillero de remates a puerta del Depor tras casi una hora de partido.
El claro penalti sobre William que no cobró el árbitro sacó un poco al Deportivo del partido y el Bilbao Athletic lo aprovechó para adelantarse con un centro de Núñez mal tapado por el brasileño que cabeceó Artola en el área ayudado por un resbalón de Lapeña, que igualmente no habría llegado al despeje. Tampoco pudo evitarlo Bergantiños.
El Deportivo recuperó el pulso y empató a los 66 minutos con intención y fortuna. Kortazar acabó metiendo el balón en su portería tras un despeje de otro zaguero en un pase atrás de Víctor García.
El incombustible Lapeña no tuvo su día. Sobrado, usó el hombro para dar un pase que acabó en contragolpe del rival. El otro que lo ha jugado todo, Mackay, salvó la situación con una estirada.
El juez del partido volvió a liarla al castigar un agarrón sobre William en lugar de aplicar la ley de la ventaja cuando el deportivista ya se había ido de su par. Los bilbaínos aguantaron y el Deportivo, en los últimos minutos, solo dispuso de una falta que Juergen mandó a las manos del portero. Después, otra caída de William, esta con menos carga de polémica, acabó en la nada para el líder, que sigue al frente, con la misma renta que tenía cuando comenzó la jornada después de desperdiciar una buena oportunidad.