Solo si es el Depor se sufre. Es así, está en el sino del equipo blanquiazul. Lo saben los millennials, que vivieron ese penalti de Djukic como primer recuerdo de su idilio con el equipo herculino. Mientras, la generación anterior tuvo que hacer callo con aquel partido entre Rayo Vallecano y Deportivo, que en mayo del 83 dejaba a los coruñeses en Segunda.
Y ahora, siguiendo con la tradición de palpitaciones y corazón en un puño, el Deportivo es fiel a su historia y en su presente prosigue dejando sin aliento a sus aficionados.
Porque cuando parece que todo está perdido, el equipo renace y semeja que quiere, que se resiste a seguir cayendo ante una afición coruñesa que ha aguantado muchos disgustos, no solo este año, también las últimas temporadas.
Y ayer no fue una excepción ¡Qué díficil tuvo que ser estar en la grada y no poder celebrar como se merecía el gol de Keko Gontán! Ya no recordábamos esa explosión de júbilo que provoca el fútbol, lo que pasa cuando la pelotita entra.
Inexplicable sensación que tuvieron que contener el medio millar de hinchas, parapetados con bufandas, abrigos y mascarillas, sentados con marcial orden en los asientos asignados, teniendo que reprimir una explosión de felicidad que seguro que llevaban tiempo guardando.
El nuevo fútbol, fruto de la ‘nueva normalidad’ es muy difícil. Sin abrazos en las gradas, incluso entre desconocidos, mientras brota el júbilo en el verde. Se echan de menos los cánticos, que ayer se volvieron a escuchar, pero que habrían sido atronadores con un Riazor engalanado, el de las grandes citas.
O el de las no tan grandes, porque en Coruña la afición nunca ha dejado de lado a su equipo y en el barro de la Segunda B menos aún lo iba a hacer,
Aunque le cueste la salud, aunque algunos sientan taquicardias en cada partido, aunque creamos que el corazón nos va a salir por la boca.
Porque a pesar de todo, de todas las penurias, de lo que hace padecer el Deportivo, de los malos recuerdos, de lo perdido, de los últimos años, de las caídas y de los golpes, de las mil decepciones, de todo lo malo que le ha pasado al equipo en estos cursos y del miedo al abismo... A pesar de todo, solo los que amamos a este club sabemos que el sufrimiento se disfruta cuando se gana. Y sufrir es parte de este Depor.