Nada más poner un pie en la Plaza de Pontevedra, la gerencia de Abanca anunció con rotundidad que uno de los pilares su proyecto en el Deportivo sería la cantera. Afirmación esta que no es desconocida, ni en A Coruña ni en ningún club, pero que en muchas ocasiones se queda en palabras que se lleva el viento.
No está siendo el caso. Ahora con Juan Carlos Escotet en la presidencia, pero ya en los inicios con Antonio Couceiro y Álvaro García ocupando el sillón más alto de Riazor, mimar el producto de Abegondo se ha convertido en la prioridad de una entidad que un lustro después está recogiendo frutos más que dulces. Ayer, el Deportivo vestía Riazor de gala para presentar la renovación de Dani Barcia hasta 2028. Con el central de O Temple, el club coruñés logra atar a largo plazo a una de sus últimas perlas y completa una nómina blindada de futbolistas que ya se han asomado al profesionalismo y con el que se podría componer un once marca de la casa.
Obviamente, los puntales de ese equipo serían Yeremay y Mella. En su caso además, formados en Abegondo durante varias etapas y logrando éxitos importantes ya desde juveniles. El canario asumió la temporada pasada el rol de jugador franquicia y el salto al fútbol profesional ha terminado de poner su nombre en boca de todos. Durante el mes de enero muchos equipo estaban dispuestos a pagar un traspaso millonario por él y el verano pondrá de nuevo a prueba su amor por el Dépor. No ha sido mucho menor el impacto en el equipo del de Teo. Clave en el ascenso mientras se adaptaba de manera exprés a la banda derecha, ya causa problemas en Segunda a pesar de que todavía no ha cumplido los 20.
Otras tres piezas moldeadas en Abegondo completan la presencia actual de la cantera en la plantilla de Segunda División. El propio Dani Barcia, que ha pasado por todas las categorías, y Diego Villares. El centrocampista de Vilalba llegó en su última etapa de formación al Fabril, e incluso volvió cedido a su tierra, pero ahora mismo ya es el futbolista de la actual plantilla que más partidos ha vestido la camiseta blanquiazul. Eso, unido a su rol de jugador más veterano de este once, lo convertirían en el perfecto capitán. A ellos se ha sumado Diego Gómez, que ayer amplió su vinculación hasta 2030.
El de Amoeiro fue el primero en sacar sobresaliente en la asignatura de cesión que varios jóvenes pasan esta temporada. En ese escalón están tambíen Iano Simao y Rubén López. El lateral izquierdo guineano es el que menos tiempo ha pasado en la factoría Abegondo, pero su proyección le ha valido ganarse un contrato hasta 2026 y de momento no ha encontrado el techo. Dominó en Tercera y Segunda RFEF y este curso está siendo un fijo en el Arenteiro, que pelea el playoff en la categoría de bronce. También con billete de vuelta salió Rubén, llamado a convertirse en uno de los puntales del centro del campo el próximo lustro. A nivel colectivo no le va tan bien como a su compañero, pero en lo individual está sumando muchos minutos en el Barça Atlètic.
Y los últimos cuatro puestos del once se completan con jóvenes que están tratando de derribar la puerta desde dentro. Alberto apura sus opciones en la portería, aunque la punta de lanza es Kevin Sánchez, que está destacando con el filial y anda ya con medio pie en los planes de Gilsanz. El atacante busca todavía la mejor posición para explotar todas sus virtudes en la élite, pero por el camino sigue sumando goles a unas cifras sobresalientes durante toda su etapa de formación.
En ese punto de cocción están aún los precoces Pablo García y Samu Fernández. Ambos juveniles, lateral derecho y central no pasan inadvertidos para nadie. El primero está tratando de adaptar su cuerpo a la exigencia profesional, pero las lesiones no le están impidiendo brillar en Segunda RFEF con 17 años.
En este hipotético once del Deportivo con jugadores de la casa, el entrenador encargado de dirigirlo tendría incluso dos balas de lujo guardadas en la recámara.
Porque en el banquillo se quedaría uno de los futbolistas que ha salido a terminar de curtirse lejos de Riazor como Martín Ochoa y otro de los juveniles que viene pisando fuerte como es el caso de Adrián Guerrero. El riojano ya sabe lo que es marcar con el primer equipo, aunque está conociendo la cara amarga del fútbol en Lugo, donde tiene pocos minutos. Situación similar a otros canteranos con proyección como Mario Nájera o Brais Suárez, que completarían la segunda unidad, aunque en su caso no llegaron a entrar en ninguna convocatoria como sí ha hecho ya Guerrero. El extremo del Fabril, al que Gilsanz tiene bien controlado y al que le había dado la titularidad en el filial en el inicio de la campaña, viajó a Almería con el Dépor en la primera vuelta y, con contrato hasta 2028, ya se le espera en lo más alto.