David Perdomo (A Coruña, 1979) dejó el deporte, el kárate y el jiu-jitsu que practicó en el colegio y el rugby al que jugó después, por la música y la interpretación. Pero lo retomó ya de adulto como un requisito para mantenerse en forma, no para alimentar su ego. “Son Goku cuando fue a entrenar con el maestro nunca hubiese subido una foto diciendo: ‘Hoy toca pierna”, critica. Para él el deporte tiene que tener un relato más allá del mero culto y cuidado corporal y lo entiende como algo más espiritual. Pequeño pero matón, prefería leer cómics y escuchar música a jugar al fútbol en los recreos del colegio, pero cuando las clases acababan se ponía el kimono y se manejaba a la perfección en el cuerpo a cuerpo.
¿Cuál es su relación con el deporte?
La verdad es que es como una cosa extraña porque a pesar de que yo no sea un tipo de gran estatura, sí que soy bastante atlético, sobre todo cuando era joven, cuando era un adolescente. De hecho recuerdo que cuando iba en Primero de BUP era el más rápido, tenía la mejor marca de agilidad del colegio por encima de los de COU, porque era muy bajito, pero tenía mucha musculatura. Hice kárate y jiu-jitsu y era muy bueno. Cuando lo dejé hice también rugby y tampoco se me dio mal. Pero fui dejando el deporte porque con 14 años me interesé más por el punk y la música.
¿Cumple el estereotipo de pequeño pero matón?
Un poco sí, de hecho, siempre lo digo, hay un colega mío que me dice: ‘Si tú midieras 1,90 serías como el Momoa’. Soy bajito, pero soy como un armario. Siempre he sido muy fuerte físicamente, pero nunca le he sacado partido. No voy a engañar, a nivel deporte soy un poco como el Guadiana, aparece y desaparece en mi vida. Mi cuñado es mi entrenador y con mis 44 años sigo respondiendo: Me voy al gimnasio, hago mis dominadas, mis flexiones, mi entrenamiento para todo el cuerpo, digamos, de mantenimiento, y mi cuerpo sigue respondiendo. Creo que es muy necesario el deporte, no en esta cosa de ahora que hay, que es casi pornografía. En el deporte hay algo de esa superación personal e incluso espiritual que la gente no sé si valora tanto como debería.
Soy bajito pero soy como un armario. Tengo un amigo que siempre me dice que si midiera 1,90 sería como Momoa
Vamos, que no se graba cuando va al gimnasio.
No, gracias, por supuesto que no, y además esta cosa de que si no tienes el pack completo para correr, parece que no sabes. Es decir, si no te compras las zapas, el no sé qué, la mochila camello... Está muy bien la vida sana, la gente es más consciente, pero creo que hay una vertiente como más espiritual que es más interesante. Creo que se habla demasiado poco de ese tipo de beneficio, más de la vanidad en sí misma. Grabarse en el gimnasio no deja de ser vanidad que repercute en tu ego, pero no hay un crecimiento. Esa es mi impresión. Yo recuerdo que antes tenía en mi casa todo el equipo, tenía una jaula de crossfit incluso y aunque me dé vergüenza, era de los que intentaba entrenar a las cinco y media de la mañana, con luz baja, como para sentirme Batman, ¿sabes? ‘Soy Batman, estoy en la ciudad, aquí oscura, y me estoy entrenando’. Para mí tiene que haber un relato detrás.
¿Admira a algún deportista?
A muchos y a muchas. Ahora así a bote pronto, porque le tengo mucho cariño y me fascina, a Belén Toimil, nuestra lanzadora de peso. Es fantástica. Pero siempre que sale algún deportista o alguna deportista en la televisión generalmente hay historias que me fascinan porque implican mucha dedicación, mucha disciplina, mucha fuerza de voluntad y muchas noches sin dormir para un cara o cruz, para un hasta dentro de cuatro años esto no se vuelve a repetir y todo lo que he estado haciendo no ha valido de nada. Creo que tienes que ser de una pasta especial. De los nuestros me viene a la cabeza Belén y también Lucas Pérez por motivos obvios, porque creo que es el paradigma del coruñesismo. A todos los chavales que les gusta el fútbol que son coruñeses de barrio les gustaría ser Lucas Pérez.
Era de los que intentaba entrenar a las cinco y media de la mañana, con luz baja, como para sentirme Batman, ¿sabes? ‘Soy Batman, estoy en la ciudad, aquí oscura, y me estoy entrenando’
Durante cinco minutos fue entrenador del Liceo.
Es cierto, es cierto. Me fascina porque no sabía nada de hockey. Y mira que tiene vinculación con esta ciudad. Tenemos un equipazo y nunca entenderé por qué hay algunos deportes que funcionan tanto y otros tan poco. Esa magia y esa competitividad, esa adrenalina, lo tienen todos. No voy a engañar porque nunca he sido un gran seguidor del deporte ni nada por el estilo. Incluso el año pasado me equivoqué al decir en qué categoría estaba el Dépor. No sé de fútbol.
Pero siendo de A Coruña es imposible mantenerse al margen del fenómeno Deportivo.
Primero porque me apellido Lendoiro y en la época del SuperDépor llamaban a mi casa pensando que era dónde vivía el otro Lendoiro. Había brasileños que nos dejaban mensajes en el contestador a las dos de la madrugada. En cuanto al fenómeno Dépor, yo tengo mi teoría. Creo que todos los que vivimos la gloria queremos recuperar ese pasado y los que son de mi generación van con sus hijos y lo que están proyectando es ese SuperDépor. Fue algo que ahora miras hacia atrás y parece una leyenda, es decir, es leyenda. Es el argumento de una película con un guión perfecto: Desde el penalti de Djukic, no hay nada más galaico y más norteño que que nos saliera mal, a ganar la liga unos años después. Y ahora tenemos la mejor afición del mundo. Es una cuestión de colores. Yo creo que en el resto de Galicia, digan lo que digan, y esto no es un ataque, o sí, da igual, hay un poco de envidia hacia eso. Desde aquí hago el llamamiento. Alguien debería hacer esa película.
Tenemos la mejor afición del mundo. Es una cuestión de colores. Yo creo que en el resto de Galicia, digan lo que digan, y esto no es un ataque, o sí, da igual, hay un poco de envidia hacia eso
¿A quién interpretaría?
Pues... a Diego Tristán. Por grabar fiestas, básicamente. ¡Un saludo, Diego!
¿Y qué biopic de deportista le gustaría hacer?
Es muy difícil por cuestiones evidentes y ya incluso de raza, pero me encantaría Mike Tyson. Soy un fanático absoluto. Se ha convertido en una especie de Buda, en una persona que da consejos casi de iluminado. Creo que la gente que es capaz de hacer las peores cosas también es capaz de hacer las mejores. Me gustaría la historia de un boxeador. Mi director favorito es Scorsese.