Los calendarios nacionales de fútbol se adelantan cada temporada un poquito más. Ya es costumbre que a mediados del mes de agosto todas las competiciones estén en marcha. Y es lógico ese adelanto –hace años, algunos países no empezaban su competición hasta primeros de septiembre– porque el aluvión de partidos que se viene encima es de los que marcan un nuevo registro y hay que distribuirlo.
Hemos hablado ya más de una vez del Mundial de Clubes, ese que se disputará al final de la temporada que ahora comienza y en el que participarán nada menos que 32 clubes. Menos mal que la FIFA ha aclarado –tras unas dudas más que razonables– que este formato sólo se disputará cada cuatro años.
Pero, vistos los equipos clasificados ‘de oficio’, el nivel es notable y el esfuerzo de las plantillas va a ser grande. Hay equipos de todas las nacionalidades y de todos los continentes, un lío de clasificados y de méritos por contraer que confunde al más pintado. Es lo más cercano al ‘fútbol por designación’ que conocemos de momento.
A falta de algunas confirmaciones, la FIFA ha anunciado equipos africanos (de Egipto o Marruecos, por ejemplo), asíáticos (Arabia Saudí, Japón o Corea del Sur), europeos (todos los fuertes del viejo Continente, excepto el Barcelona), americanos del norte y del sur (varios argentinos y brasileños) y de Oceanía, por si faltaba alguno. Además, seguramente será invitado el Inter de Miami de Messi para quitarle de una vez por todas el mérito deportivo a una competición en lo que lo único que priva es el dinero, principal filosofía por la que se guían Infantino y compañía. Pero tampoco nos vamos a escandalizar por ello porque así son las cosas en esta sociedad actual, en la que todo se mueve por intereses y algunas normas están para saltárselas.
El Real Madrid, por ejemplo, había manifestado inicialmente su intención de no participar pero en seguida subieron los premios y el club blanco cambió su voluntad. Total, siete partidos pasan rápido si se pagan bien, como así opinarán también los jugadores de la plantilla.
De lo que no sabemos nada es de la posible continuidad de esta competición, confeccionada a dedo por el organismo futbolístico internacional y que es una mina de dinero tanto para las arcas federativas como para los propios bolsillos de los dirigentes, que se ven abrumados por las cantidades que van a percibir en dietas durante su disputa.
Como siempre, todo se resume en un sonoro ¡viva el fútbol!