Según la Real Academia de la Lengua algunas de las acepciones de “raro” son: que se comporta de un modo inhabitual. Extraño, infrecuente, insólito, inusual, excepcional. Poco común.
Y al Deportivo de esta temporada se le puede aplicar perfectamente ese calificativo.
Que no es por malo. Es por peculiar.
Einstein era un tío raro. Padre de la teoría de la relatividad que no fue capaz de formular nadie más. Velázquez era un hombre raro. Nadie pintaba como él. Beethoven fue raro. Un músico formidable.
Raros, pero no en el sentido peyorativo de la palabra.
El Deportivo 2024-25 es raro.
13 partidos en Riazor y 13 lejos del municipal coruñés así lo demuestran con los resultados cosechados.
Lo normal es que los equipos ganen más en casa que fuera de ella.
Nosotros este año en casa hemos ganado 4 partidos. Hemos empatado 4 y hemos perdido 5. Solo Racing de Ferrol, Eibar en el último minuto con gol de Soriano y el Castellón —claramente— han caído contra el Depor como local.
Más el partido de ayer donde el equipo vence brillantemente al “todopoderoso” Almería en una primera parte fantástica, con tres auténticos golazos y una superioridad sobre el rival incontestable. Buen ejemplo para poner enfrente el ridículo que hicimos contra el Mirandés, preferentemente.
Fuera de Riazor hemos perdido 4, empatado 4 y ganado 5. Exactamente nos hemos paseado por Cartagena, Albacete y Cádiz, sufriendo en Burgos y Eibar pero sacando los partidos por la mínima (0-1)
Eso también cuenta, curte y te hace más fuerte.
Llegados a esta situación y fijándonos en lo realizado fuera de casa no puedo por menos de recordar la temporada en la que el Deportivo se proclamó campeón de Liga. Irureta en el banquillo. Manuel Pablo, Naybet, Romero, Djalminha, Donato, Fran, Mauro Silva, Scaloni, Víctor, Maakay, Turu y otros dando una lección magistral sobre el rectángulo.
Aquella temporada (1999-00) el equipo ganó en total 21 partidos. 5 de ellos lejos de Riazor. ¡Solo 5 victorias a domicilio! Con ellas fuimos campeones. Que no es muy normal. Lo normal es que un campeón liguero gane en una temporada 12 o 14 partidos fuera de su feudo. Nosotros fuimos Campeones ganando ¡5!
Inevitablemente con la marcha del equipo en la actualidad te acuerdas de esa “proeza”, ganar la Liga con 5 victorias fuera de casa.
Y esta temporada está pasando algo parecido, pero al revés. Tenemos en la tabla 35 puntos gracias, fundamentalmente, por los 19 puntos que hemos conseguido por ahí adelante. 5 victorias y 4 empates. 19 puntos de 39, casi el 50 % de los puntos disputados.
Llegados a este punto es también razonable cómo estamos y dónde estamos. A mí no me extrañaría en absoluto que el equipo “volara” hasta puestos que ahora no se nos ocurre pensar. A la mayoría.
Se nos ha ido Lucas, importante donde los haya. Y han venido 4. Diego Gómez que vuelve. Y llegan Tosic, Genreau y Eddahchouri. Y lo que es más importante, que Yeremay se queda.
Ya vimos principalmente anteayer al holandés.
Con 35 puntos y falta de disputar 48, el equipo está a 10 o 12 de asegurar el primer objetivo para un, no lo olvidemos, recién ascendido. No parece un destino muy lejano. Sobre todo si “atamos los machos” en Riazor.
En las últimas temporadas lo “más caro” ha estado en 49 puntos para salvar la categoría, una vez hubo que llegar hasta 48 o 49. Y el resto si llegas a 44, 45 o 46 puntos continúas en Segunda.
Salvo, claro está, aquella temporada que un equipo bajó con 51 puntos. Que se dice pronto. Y bajó por el golaveraje con la Ponferradina. Ya saben los lectores a qué equipo me refiero. No podía ser otro: el Deportivo de La Coruña.
Por lo tanto creo que podemos considerar que a estas alturas de la temporada estamos “moderadamente” bien, algo que es, sin duda, para celebrar. ¿Qué podíamos estar mejor? Sí. Y peor, porque pasado el ecuador de la temporada, ganando 4 partidos en casa, no se puede pedir mucho más.
Por cierto, en el comentario me he referido a la temporada en la que fuimos campeones de Liga. En apenas tres meses y unos días celebraremos todos, los que lo vivimos y los que no. 25 años de aquella gesta. Un cuarto de siglo. Y parece que fue ayer…