La reacción de muchos deportistas y clubes tras lo sucedido en los últimos días por la DANA que ha sacudido a buena parte de la geografía de nuestro país ha estado a la altura de las circunstancias. No obstante uno queda decepcionado al ver que las diferentes competiciones programadas se disputan con normalidad al decidirlo así sus organizadores. En algunos torneos se han hecho excepciones al aplazar partidos en los que se encontraban inmersos los equipos de las zonas que han padecido esta catástrofe, que ha dejado un elevado número de muertos y desaparecidos.

Los dirigentes del deporte, que en infinidad de ocasiones han sido abanderados de causas que la sociedad no tenía entre sus prioridades y que ésta ha asumido después como propias, han evidenciado una falta de empatía y humanidad al limitarse a poner crespones negros y guardar un minuto de silencio en señal de duelo en vez de detener la actividad cuando era algo evidente para el resto de la ciudadanía.

La escasez de fechas debido a lo cargado del calendario y la conocida frase “el show debe continuar” no deben ser coartadas para que los campeonatos mantuviesen la jornada prevista. El deporte, como práctica y como espectáculo, es sinónimo de fiesta y de diversión. Por ello las victorias alcanzadas durante este fin de semana no vendrán acompañadas por la alegría que siempre les ha caracterizado al verse empañadas por un suceso que nunca habíamos pensado ver en España y que jamás podremos olvidar.