David Breijo Fernández (02/02/1997, Meirás) se encuentra en un buen momento futbolístico, movido por la “ilusión” según sus propias palabras. Y eso que durante la última temporada sufrió una lesión importante que le restó protagonismo, pero su futuro en el Miño, recién ascendido a Preferente, pinta bien tras su reciente renovación. 

¿Hay ganas de afrontar la temporada?
Sí, muchas, muchas. El club llevaba varios años intentándolo y quedándose a las puertas y mira, se pudo conseguir. Fue una ilusión tremenda para el pueblo. Nosotros contentísimos y deseando comenzar lo antes posible.

¿Cuándo empezaréis la pretemporada y cómo va a ser?
La semana que viene; el día 27 ya arrancamos. Vamos a entrenar cuatro días a la semana, más el partido que juguemos el fin de semana.

Será la primera aventura del Miño en Preferente. ¿Cómo ves al grupo, está capacitado para salvarse?
Individualmente, por jugadores, capacitadísimos. Pero hay que ver si como equipo somos capaces de lograr el objetivo. De momento es pronto para saberlo, hay jugadores nuevos que tenemos que ver como encajan en el grupo; los que venimos de Primera tenemos que ver como nos adaptamos a Preferente..., así que hasta que vayan unas cuantas jornadas no sabremos donde nos podremos colocar.

Tu pasada temporada estuvo marcada por una lesión en la primera vuelta.
Sí. En el segundo partido de la temporada rompí un dedo de una mano y se me salió otro del sitio. Fueron cinco meses sin jugar nada a fútbol.

Luego en el tramo final empezaste a acumular minutos. ¿Cómo te encontraste?
A ver, ya sabía el rol que tenía que aceptar después de la lesión. Llegaba tras cinco meses a un equipo que se acababa de poner líder. Sabía que salvo que hubiera alguna lesión iba a ser muy difícil entrar en el once, por la posición en la que juego. Pero bien, muy contento por lo que le pude dar al equipo; supongo que algo de esfuerzo aporté, así que satisfecho.

El último partido, contra el Ural, que supuso el ascenso, sí lo jugaste entero. ¿Cómo viviste ese éxito?
Uff, ese partido fue precioso (ríe). Recuerdo que empezamos con alguna duda, porque nos lo estábamos jugando todo. No podíamos perder porque si el Olímpico ganaba nos quitaba el título en el último partido. Pero internamente sabíamos que lo íbamos a sacar. A falta de veinte minutos para finalizar le decía al árbitro que no hacía falta jugar más (ríe).

Eres canterano del Racing de Ferrol. ¿Qué te aportó esa etapa?
Mucho aprendizaje. Se nota que por historia es un club grande. Tienen un gimnasio propio, instalaciones que no ves en todos los clubs de por aquí, tienes compañeros que luego llegan a jugar en categorías altas..., al final puedes aprender un poco de todo.

También estuviste en O Val, donde llegaste a jugar en Preferente, y en el Meirás, que milita en Segunda Galicia. ¿Qué tal tu experiencia en esos dos equipos?
A O Val llegué de la mano de Manel, el entrenador que estaba el año pasado en el Miño. Fue en edad juvenil, pero ya en dinámica de primer equipo para Preferente. Eran malos momentos económicos para el club y el equipo terminó bajando a Primera, pero en etapa juvenil pude disfrutar de Preferente, aprender del fútbol modesto y prepararme para el próximo año. La siguiente temporada casi ascendemos y en la siguiente hubo una debacle de jugadores, conseguimos salvarnos por la mínima... Luego me desentendí un poco del fútbol, estaba cansado y pensaba en otras cosas como el trabajo, hasta que volví en el Meirás, el equipo de mi pueblo que llevo en el corazón. Nos quedamos siempre a las puertas de ascender a Primera. Ojalá este año lo puedan conseguir.

¿Recuperaste entonces la ilusión en el Meirás?
Sí, sí, en los dos últimos años allí, después de la pandemia. Es bonito ver que si entrenas y te lo tomas muy en serio llegan los resultados. Si me dicen hace cuatro años que iba a quedar campeón de Primera Galicia, con ascenso a Preferente no me lo creería (ríe), y tampoco me lo esperaba cuando fiché el verano pasado.