“El Arteixo es el club de mi vida. Además de jugador, soy el coordinador de la base junto a José Hevia. Tenemos como principal objetivo mejorar la formación y progreso de todos los niños y niñas, y con ello que el club siga creciendo a nivel deportivo y social”. Nadie mejor que Adri Otero (Arteixo, 1995) para entender lo que significa el 1-6 al Boiro tras un inicio de temporada en el que la fortuna no acompañó.
“La sensación era que por fin teníamos el resultado que nos merecíamos. Llevamos trabajando muy duro varias semanas y la victoria se resistía. Toda la gente que nos viene a ver nos dice que no entiende como no conseguimos mejores resultados con el esfuerzo y juego que proponemos, pero así es el fútbol. Hay que seguir remando y todo acaba llegando, tarde o temprano”, resume al ser preguntado por el estado del vestuario tras el partido.
Un triunfo que llegó tras momentos difíciles. “Fue duro. Sobre todo porque estábamos proponiendo más que el rival. En los dos últimos partidos fuimos capaces de generar muchísimas ocasiones y que casi ni se acercasen a nuestra portería”, argumenta.
¿Llegaron a dudar al verse en la última posición? “Tanto como eso no, pero van pasando las jornadas y la necesidad de sumar de tres en tres es mayor”, resume Otero. Espera que esto sea un impulso. “El objetivo del club no es otro que salvarse y debemos intentar cumplirlo lo más pronto posible, para luego poder disfrutar e intentar optar a otros objetivos mayores”, apunta.
Con respecto a los cuatro goles que hizo en el partido, se queda con el primero. “Fue una muy buena jugada colectiva. Con él creo que conseguimos un plus de confianza a nivel colectivo que necesitábamos y que nos merecíamos”, dice.
Lo que no esperaba es que llegara un segundo y un tercero en apenas 21 minutos. “Me quedó el balón muerto para empujarlo y la verdad es que no me lo creía. Ni yo ni mis compañeros. Nos reímos todos, sorprendidos”, señala.
Son ya muchas temporadas como sénior en el Arteixo. “En este club empecé a darle patadas al balón, conseguí debutar en Preferente, y a partir de ahí pude alcanzar la Tercera División, aunque fuese con otro club. Hace tres años pude volver para consolidarlo donde debe estar”, reflexiona.
De esa primera etapa se queda con el aprendizaje, pero reconoce que la segunda está siendo muy bonita. Y se pone una meta. “Todavía recuerdo cuando era pequeño y jugador de la base e iba a ver al primer equipo del Arteixo al campo natural. En esos años se respiraba fútbol en el pueblo, ojalá podamos alcanzar de nuevo ese tirón social”.
Son justamente los dos últimos años los que más le han marcado como jugador. “Estar en Tercera con el Arteixo y a la vez jugando y ganando tanto el Campeonato de España como la Copa de Regiones de la UEFA con la selección gallega... Fue muy bonito coincidir con compañeros de la misma categoría. Son personas increíbles a las que ahora tengo delante cada fin de semana como rivales”, finaliza.