El Leyma Basquet Coruña se juega la vida esta tarde (20.00 horas) en el San Sebastián Arena, donde necesita ganar para no irse acabar de manera anticipada una temporada que prometía un final tardío. La doble V: victoria o vacaciones.

Diego Epifanio y los suyos tienen varias cosas a las que aferrarse, algunas más prosaicas que otras. Una son los precedentes, tanto antiguos (Los Barrios 1998/1999) como recientísimos (el Real Madrid en la Euroliga), de remontadas en series al mejor de cinco partidos tras perder los dos primeros en casa. 

Otra, la fiabilidad mejorable del Gipuzkoa como local. En temporada regular perdió 6 de los 17 encuentros al amparo de su afición. Uno de ellos contra el Leyma (78-85, tras prórroga). De los otros ocho equipos que están disputando estos playoffs sólo los naranjas y el Real Valladolid han sido capaz de salir victoriosos de Illunbe. Un dato que, no obstante, puede tener lecturas contrapuestas. 

No regalar canastas fáciles y parciales va a ser clave en el partido (Lolo Encinas)

Por lo tanto, el Leyma sabe cómo hacerlo, aunque para ello debe darle la vuelta al calcetín apretado, incomodísimo cual bota malaya que fueron los dos partidos en Riazor, donde también cedió ante el conjunto donostiarra en la fase regular.

Un vía crucis de 80 minutos en el que los de Diego Epifanio fueron tan culpables de lo que sucedió como los de Lolo Encinas. Porque el Gipuzkoa llevó el baloncesto al barro y salió limpio. El Leyma tuvo sus oportunidades, sobre todo en el segundo capítulo, pero falló. De una manera que no lo había hecho en temporada regular.

Epi contó en la rueda de prensa previa al viaje a San Sebastián que sus mejores tiradores habían lanzado solos en 16 ocasiones y sólo habían acertado en 3. Se refería a triples, uno de los puntos fuertes de la marea naranja.

Campo de minas

Sin embargo, es casi imposible ganar un partido, y mucho más a puntuación baja, con un 23.8% de (des)acierto desde el arco (14 de 60). Y muchísimo más contra un rival que se cierra dentro del arco como ningún otro en esta competición. Sin triples dentro, el acceso al aro es un campo de brazos, piernas, contactos, empujones... De minas.

Completa el drama el desacierto desde el 4.60: 19 de 32 (59.4%), que cobra más relevancia por el hecho de que el primer choque fue relativamente apretado y muy apretado el segundo. 

Pero aún hay más. El escaso aprovechamiento de los rebotes ofensivos, faceta en que los de Epi están casi doblando a los de Encinas: 10.0 a 5.5. 

La solución pasa porque estemos más tranquilos en hacer nuestras cosas (Diego Epifanio)

Con todos estos ingredientes es normal que el Leyma haya promediado en esos 80 minutos 20 puntos menos que en la fase regular. Una barbaridad. Si bien es cierto que no podía esperarse superar los 80 tantos contra un rival que lo ha dejado por debajo de 70 en 3 de los 4 cara a cara del curso. Força Lleida, Real Valladolid y Andorra fueron los otros que lo consiguieron.

No obstante, no todo está saliendo mal. El Leyma ha tenido buenos momentos en ataque, sobre todo en el segundo partido y con Alex Hernández al timón, y en defensa ha conseguido reducir a prácticamente la mitad la media del máximo anotador de la regular, Justin Jaworski: de 19.3 a 12.5, de un 39.5% de acierto en triples a un 29.4%. Por el contrario, ha florecido Ander Martínez, que casi dobla sus cifras anotadoras: de 7.6 a 14.0, haciendo mucho daño, sobre todo, en esa suerte en vías de extinción que el es tiro de media distancia. 

Además de mejorar la puntería exterior y la rentabilidad de las capturas en aro ajeno, el Leyma necesita empezar bien. Mejor que un Gipuzkoa que cuando coge 8-10 puntos de ventaja es como 15-20 contra cualquier otro equipo. Para ello es instrumental, además del acierto desde el arco, que sus bases borren de la pista el tempo narcótico que están imponiendo Xabi Oroz y Aitor Zubizarreta. Instaurar un ritmo que haga posibles canasta fáciles al contraataque, algo que prácticamente no se vio en los primeros 80 minutos de la eliminatoria. 

Muchos factores, aunque ninguno de ellos inalcanzable. El Leyma conoce el camino, conoce el terreno y conoce al rival. Es hora de demostrar por qué acabó tercero la fase regular. Ahora o nunca.