Al Liceo le quedan dos jornadas para cerrar la fase regular de la OK Liga, hoy en la pista del Reus (16.10 horas) y el próximo domingo en el Palacio de los Deportes de Riazor contra el Voltregà, y en ambas ya no se juega nada más que el honor y mantener la competitividad de cara al inicio de los playoffs. Pase lo que pase, ya va a ser segundo, como también tiene certificada la tercera plaza el Reus. Así que aunque no vaya a cambiar la clasificación, el duelo tiene aires por un lado de anticipo de lo que puede ser la lucha por el título (si ambos avanzan se encontrarían en las semifinales) y por otro, es una oportunidad de revancha para los verdiblancos, que esta temporada perdieron sus dos enfrentamientos previos: por 2-5 en A Coruña en la primera vuelta y por 5-1 en las semifinales de la Copa del Rey. Es más, el conjunto coruñés ha perdido sus últimos cuatro frente a los rojinegros y su peor racha histórica es de cinco entre las temporadas 1996-97 y 1997-98.
Para Juan Copa la principal novedad es que por fin ya tiene a todos los jugadores disponibles, los nueve de pista y los dos porteros, lo que le obliga a hacer un descarte. El elegido vuelve a ser el argentino Tato Ferruccio, que también se quedó en la grada en el partido de ida de cuartos de la Champions frente al Barcelos (el único hasta el momento en el que el técnico había tenido que tomar la decisión de dejar a alguien fuera). Entran tanto Pablo Cancela, que después de un proceso de recuperación de cinco meses de una operación de ligamento cruzado en la rodilla sigue acumulando minutos de buen ritmo e incluso ya marcó un gol, en el partido previo al parón frente al Vilafranca; y también Bruno Saavedra, una vez superadas las molestias de un latigazo cervical que le hizo perderse los tres últimos encuentros.
De eso hace ya tres semanas, veinte días sin competición que suponen un factor extra a tener en cuenta, porque no es fácil volver al ritmo de partidos después de un pequeño parón en el que las revoluciones han bajado a cero. Los únicos que no pararon fueron Nil Cervera y Jacobo Copa, que disputaron el Campeonato de Europa sub-23 en el que se colgaron la plata. Allí también estuvieron dos representantes del Reus, el portero Nil Viña y el delantero Carles Casas. Y es en que en eso tienen mucho en común los dos equipos, con un técnico de la casa en el banquillo cada uno (Juan Copa y Jordi García), capitanes que apelan al sentimiento de pertenencia (Torres y Carballeira; Salvat) y apuesta por el talento joven que viene entrando con fuerza en la Liga.
El buen rendimiento del Reus en esta temporada, campeón de la Copa, finalista de la Supercopa, en cuartos en Champions y tercero de la Liga, está en la portería con un Cándid Ballart que dio un gran salto cualitativo. Él para los goles y Martí Casas los mete. Lleva 25 en Liga y puede aprovechar la baja del culé Pablo Álvarez, que se perderá entre seis y ocho semanas por lesión (imposible que termine la liga regular y a ver los playoffs), para adelantarle en la lista de pichichis en la que de momento manda el argentino con 26 (por detrás marchan Álex Rodríguez con 24 y Ferrán Font y el liceísta Arnau Xaus con 23). Sin embargo, la gran exhibición goleadora del delantero del Reus fue en la Copa del Rey y una de sus víctimas fue el Liceo. En aquella semifinal, Casas noqueó hasta por tres veces a los verdiblancos en los diez primeros minutos y después, en los cinco últimos, firmó la sentencia. Pero ni siquiera había dicho su última palabra. Porque al día siguiente en la final contra el Lleida marcó los cinco que le dieron el título a los suyos (5-4).