“Brunetti... ¿Cómo es la canción? Un pasito para adelante. Y un pasito para atrás”, bromeaba Juan Copa después del partido contra el Noia del pasado mes de marzo que confirmaba la tendencia positiva de Bruno Saavedra truncada después por una lesión cervical de la que ya está listo para regresar mañana en Reus. “Es lo que tiene Brunetti. Pero es Brunetti y hace un golazo que lo pueden hacer pocos. Estamos trabajando mucho con él. Y él también está trabajando a nivel personal”, terminaba su análisis el entrenador del Liceo. El propio jugador, a punto de cumplir 20 años, está de acuerdo. Tiene que “asentar la cabeza” para ser más regular. Y, sobre todo, tiene que dejarse entrenar. Una reflexión que viene acompañada de su madurez dentro y fuera de la pista, donde compagina la apretada agenda de entrenamientos y partidos con la exigencia de la carrera de Medicina.
“Acabo de salir ahora de clase y me tengo que ir a casa a estudiar”, contesta al teléfono el verdiblanco, al que le coincide la época de exámenes en la facultad con la de mayor exigencia en la Liga, a la que le faltan dos jornadas antes del inicio de los playoffs. “Estoy aún en primer curso, pero con asignaturas convalidadas del año pasado que hice Enfermería”, comenta. La rama sanitaria es vocacional. “No siempre lo tuve claro, pero sí que estuvo ahí presente toda mi vida”, comenta. Su abuelo era médico (“ya está jubilado”, matiza) y su tía abuela lo sigue siendo. Así que también es un asunto familiar, aunque se encuentre un poco más indeciso sobre cuál va a ser su especialidad. De momento, se centra en intentar compaginarlo todo. “Es complicado pero lo voy llevando, sobre todo ahora que es todo más teórico... Cuando empiecen las prácticas ya se verá”, mastica.
"Juan me insiste en que tengo que ser un jugador entrenable, que me deje entrenar"
Todavía no está capacitado como para haberse diagnosticado a sí mismo el latigazo cervical que le ha obligado a parar durante el último mes pero del que asegura que ya está recuperado. “Nil (Cervera) no era la mejor opción para chocar, la verdad”, se ríe sobre el fortuito encontronazo con su rocoso compañero durante el partido de ida de cuartos de final de la Champions contra el Barcelos. Eso le hizo perderse la vuelta. “Sentí una gran impotencia por no poder estar allí para ayudar a mis compañeros”, recuerda. Y peor aún con la resolución de la eliminatoria en los penaltis. “Yo quería ir, pero tal y como tenía el cuello, escogimos que era mejor quedarse. Y visto lo visto, casi mejor porque lo hubiese pasado peor en el pabellón”, admite. “Hubiese sido todo un punto llegar a la final, pero mis compañeros lucharon como nunca, plantándole cara al Barcelos, uno de los favoritos para ganar el título. Se vio el ADN del Liceo en su máximo esplendor”.
Entre lo que se perdió en el último mes también está el Campeonato de Europa sub-23, aunque en este caso, ya no estaba seleccionado. “Sí que me hubiese gustado estar ahí para disputarlo, sobre todo sabiendo que iba a ir con Nil y Jaco (Copa), que tengo muy buena relación con ellos”, reconoce. Entró en la lista de la selección española para la primera concentración pero ya se quedó fuera de la segunda y se aventura a pensar los motivos. “El seleccionador necesita unos jugadores para su modelo de juego y a lo mejor no era lo que le encajaba en su sistema. Es decisión de él y no tengo mucho que hacer. Solo seguir currando y que la próxima vez me escoja”. Otros penaltis que se ahorró. Se ríe entre resignación y aceptación de una situación de la que no quiere eludir sus propias responsabilidades.
“He sido bastante irregular esta temporada”, apunta. Al principio le lastraron las azules y después, errores que el entrenador no le pasaba por alto. “No fueron solo las azules... Claro que también sumaron. Pero el motivo principal eran los errores que tenía que corregir. Tuve una racha de partidos malos que después hacía algunos buenos y que parecía que sí, que ya lo había arreglado, pero no” reflexiona. “Creo que estaba entrando un poco, no sé si decirlo así, pero digamos que despistado a los partidos. Y al estar despistado cometía errores que no se pueden permitir. Y eso Juan (Copa) lo veía y me sacaba y me lo decía. Entonces me tocaba trabajar y corregir esos errores Y yo creo que es lo que he estado intentando hacer durante toda la temporada y últimamente lo estaba consiguiendo”.
Bruno Saavedra habla de asentar la cabeza. Y eso pasa, sobre todo, por escuchar a su entrenador. “Yo tengo claro que Juan todo lo que hace es por mi bien, para que yo aprenda y mejore”, dice sobre el técnico de los verdiblancos, que incluso este curso le tuvo un partido castigado en el banquillo, sin ni siquiera sacarse la chaqueta del chándal. “Al final a Juan lo que se le da bien es entrenar. Y yo lo que tengo que ser es un jugador entrenable, es decir, que me tengo que dejar entrenar para que él pueda entrenarme. Y yo creo que ese es mi objetivo, dejar que me entrene y aprender lo máximo posible para mejorar como jugador. Tenemos muy buena relación. Él es mi entrenador, yo soy su jugador. Dentro de pista me toca hacerle caso y que me enseñe. Y fuera de pista ya es otro rollo”, afirma.
Y la evolución se había notado en el final de la temporada, con buenos partidos antes y después de la Copa del Rey, en Liga contra el Alpicat, el Calafell y el Noia; en Europa frente al Trissino y ante el Barcelos. “Sí que es cierto que estaba pillando una buena dinámica y yo creo que me estaba encontrando a mí mismo. Pero las lesiones al final forman parte del deporte. ¿Que llegó en un momento bueno? Sí, pero yo no me lo tomo como algo malo, sino como un parón. Y ahora me toca retomar el camino que llevaba antes, el de la buena dinámica”, explica.
Se cumple precisamente un año de su regreso a las pistas después de una lesión de muñeca que, aunque en un principio iba a ser de dos meses, le tuvo prácticamente KO en la que era su primera temporada con el Liceo. Volvió cuando quedaban tres partidos de la fase regular y se convirtió en un revulsivo para los playoffs. “Obviamente no es lo mismo porque esta temporada he jugado más, pero sí que vuelvo ahora para el tramo final de la temporada y me lo planteo igual que el año pasado. He atravesado una lesión, ahora estoy recuperando sobre todo físicamente para llegar perfecto a los playoffs y hacerlo lo mejor posible”.
Estos no empiezan hasta el 17 de mayo, aún quedan dos jornadas de la fase regular y, aunque se inclina más por el Cholismo de ir partido a partido, no esconde cuál es el objetivo. “Creo que hablo por todos mis compañeros si digo que queremos ganar y que vamos a ir a por la Liga con todo lo que nos queda”, recalca.” De momento tenemos los cuartos, que aún no se sabe contra quién jugamos. Y dependiendo de quién nos toque, a preparar los partidos y a ganar los cuartos y después ya pensaremos en semis y en la final”, valora.
Antes llega mañana la visita a un Reus que ya les ha ganado dos veces este curso y por lo tanto, al que le tienen especiales ganas. “Vamos a ir allí a competir como siempre, a ir a por el partido”. Aunque jugar después de dos semanas sin competir es complicado. “Cuesta volver a entrar en el ritmo de competición. Pero hemos estado trabajando toda la semana para encontrar ese ritmo y competir”, concluye.