Eric Vila es de esa clase que jugadores que no acaparan focos, que forjan su carrera profesional a base de mucho trabajo y mucho esfuerzo, en ocasiones teniendo que remar a contracorriente. La misma clase de la que unos cuantos elegidos, al igual que los elegidos para el estrellato, asoman la cabeza por encima de sus iguales.

Nacido en Girona hace casi 27 años (los cumplirá en mayo) y formado durante seis (2010 a 2016) en la cantera del Barça, a la que llegó procedente de la del Sant Josep de su ciudad natal, Vila ha alcanzado recientemente un nuevo hito en su carrera: debutar con la selección española absoluta.

En 2017 formó parte de combinado nacional sub-19 que jugó el Mundial de Egipto, una selección donde también estaba Aleix Font. Ambos brillaron en cuartos de final contra Argentina. Fue el último éxito español en el torneo. Italia la apartó de la final y Estados Unidos, de la medalla de bronce.

La selección absoluta es la guinda de una aventura que cruzó el charco una vez finalizada la etapa de formación en el seno azulgrana. Eric no quiso seguir en el Barça para hacer realidad otro anhelo, continuar creciendo en Estados Unidos. Se decantó por la universidad de Texas A&M, de la NCAA I. Una institución en la que jugaron los actuales NBA Khris Middleton, Alex Caruso, DeAndre Jordan y Robert Williams III. Con este último compartió vestuario.

Las cosa no le fueron bien. Y decidió bajar un par de peldaños. Se comprometió con la Northwest Florida State, de la NJCAA, institución que engloba centros de pregrado y del equivalente español a la Formación Profesional. Un curso después regresaría a la NCAA para jugar en Texas-El Paso. Al siguiente sufrió una lesión que le impidió jugar.

De vuelta casa firmó el primer contrato profesional con el club de su ciudad, que esa ca,paña, la 2021-22, acendería a la ACB. En el Bàsquet Girona permaneció hasta el pasado verano, cuando firmó por el Breogán en busca de más protagonismo. 

Sus números en Lugo no deslumbran (6,3 puntos y 3,0 rebotes de media), pero su trabajo, capacidad de superación y mejoría en el triple consiguieron que Sergio Scariolo le convocase para las últimas ventanas FIBA. Una recompensa para un tipo que firmó su mejor actuación del presente curso, 21 puntos y 4 rebotes, contra uno de los equipos más complicados, el Unicaja. Ojo, con él.