El esperado Básquet Coruña-Breogán de este domingo guarda un bonito reencuentro en la élite. José Antonio Díaz López (Lugo, 1957) vuelve a la que fue su casa entre 2013 y 2017. El exjugador, exentrenador y actual director deportivo del club lucense ocupó el banquillo del Leyma cuatro temporadas en LEB Oro. El legado de Tito va mucho más allá de las 63 victorias en liga regular, tres presencias en los playoffs de ascenso y dos históricas eliminatorias a cinco partidos contra ‘su’ Breogán y el Melilla, ambas en 2016. Con él nació la ‘marea naranja’, esos miles de fieles que inundaron las gradas del Palacio de Riazor, y plantó la semilla del sueño ACB. Figura clave en la explosión del Básquet Coruña e historia viva del baloncesto en Lugo y en Galicia, Tito Díaz es el emperador del derbi romano.
Su etapa como jugador, un pequeño base de 1,78 metros de estatura pero con un cerebro único para el juego, se cerró además en el Basketmar, precursor del Leyma. Desde ese primer contacto en la temporada 1990-91 hasta que se presenta como nuevo entrenador en el verano de 2013 pasan más de dos décadas. Le recluta Carlos Lamora y le acompañan en el cuerpo técnico Charlie Uzal, exjugador que ya le conocía de su etapa en el Marín y hoy director deportivo del Básquet Coruña, y Gus Gago, todavía preparador físico y el hombre con más años de antigüedad en el club, otros dos imprescindibles en la historia de la entidad.
Tito llegó a un proyecto joven y con uno de los presupuestos más bajos de la LEB Oro. No fue un impedimento para elevar el suelo competitivo del equipo de manera exponencial y competir con algunos de los gigantes de la categoría, rivales con pasado y futuro en la ACB. El técnico se apoyó en un núcleo duro de jugadores y en tres conceptos básicos: implicación, intensidad y exigencia. Y despertó el interés por el baloncesto en una ciudad que vivía y vive por y para el Dépor.
“Fueron años muy buenos y conseguimos cosas importantes, como llenar el Palacio con uno de los presupuestos más bajos de la categoría y eliminar al Breogán, que era una potencia de la LEB Oro. Han pasado otros buenos entrenadores por el Básquet Coruña, pero Tito fue muy importante porque movió el árbol y agitó esto del baloncesto en la ciudad”, reconoce Uzal, que debutó como ayudante al lado de Díaz.
Como entrenador tenía fama por su carácter de sargento en los entrenamientos, siempre encima de los jugadores, priorizando la intensidad y la concentración sobre el playbook, pero se ganaba a sus jugadores con un trato igualitario, fidelidad y franqueza: “Debía ser el entrenador más fácil de hacer scouting. Teníamos solo cinco o seis jugadas, pero siempre encontrábamos la ventaja. Hacía una cosa muy bien: trataba igual al americano que venía de estrella que al canterano. Siempre encontraba la química y la manera de jugar fácil”, recuerda el exjugador Ángel Hernández, que coincidió las cuatro temporadas de Tito en el banquillo naranja.
“Es el entrenador al que más sufrí y al que más quiero. En su momento lo tenía todo el día apretando en el cogote, pero ahora solo puedo estar agradecido. Se me ocurren muchos jugadores que llegaron a A Coruña con muchas dudas, pero acabaron en equipos top de la LEB Oro o incluso en la ACB”, continúa el granadino. Beqa Burjanadze, que llegó al Leyma con 20 años en la segunda campaña de Díaz, es uno de esos nombres que explotó con el técnico: “Tuvo una influencia súper positiva en mi carrera. Coincidí con él en una edad en la que todavía estaba aprendiendo, me ayudó y me dio confianza para rendir al más alto nivel”, se sincera el georgiano, que en sus inicios también soportó la vehemencia de Tito: “Recuerdo muy bien que el primer año estaba gritándome detrás de mi oreja después de cualquier fallo o cualquier cosa que podía mejorar. Al principio me costaba mucho, pero desde el día que lo entendí, mejoré un montón y di un salto increíble como jugador y como persona”.
Uno de los héroes del ascenso y en su segunda etapa como jugador del Básquet Coruña, Burjanadze lo tiene claro: “Es una de las piezas clave en el crecimiento del club. Con su llegada nació en la ciudad y en los corazones de los coruñeses el sueño de poder competir en la máxima categoría”.
Hernández concuerda en la influencia que tuvo Díaz para el desarrollo del club en una época sin grandes pretensiones y lejos de los focos: “Vivimos las vacas flacas. El presupuesto no era bajo, sino lo siguiente. Recuerdo jugar un partido contra el gran Andorra con un quinteto en el que estábamos Óscar Herrero, Carlos Noguerol, Mario Cabanas, Javi Lucas y yo, cinco nacionales, algo que a día de hoy es impensable. Si no hubiésemos sido competitivos en aquellos momentos, igual el Básquet Coruña no hubiese tirado hacia delante y estaríamos hablando de otra cosa, como un descenso a Plata. Hay que poner todo esto en perspectiva. Con muy poco se hacían muchas cosas bien, un trabajazo no solo de Tito, sino de toda la gente en el club”.
El lucense contagió a la plantilla y a los trabajadores del Básquet Coruña con su ambición: “Aportó carácter competitivo y espíritu ganador. Sus equipos se caracterizaban por no bajar nunca los brazos. Nos hizo creer en la posibilidad de que en algún momento podíamos llegar a la Liga ACB. Aquellos playoffs que le ganamos al Breogán y perdimos en el quinto partido de Melilla lo tuvimos cerca. Es uno de los hitos más importantes en la historia del club”, rememora Gus Gago, que destaca la capacidad del exentrenador para separar el ámbito profesional del personal.
“Durante los entrenamientos era súper intenso y exigente, pero una vez que pitaba el final era una persona muy abierta y comunicativa. Sabía distinguir muy bien el tiempo de trabajo del tiempo de ocio. Era una de sus grandes características y con eso que se ganaba a los jugadores y al cuerpo técnico”, desvela el preparador físico, que con Díaz asimiló dos básicos en el deporte de alto rendimiento: “Con él aprendí a creer y que la exigencia es el camino hacia el éxito”.
“Hablar de Tito es hablar de un referente y una de las personas más destacadas del baloncesto gallego”, conviene Gago. Desde su etapa como jugador en el Breogán, al que llevó de la Tercera División hasta la Liga ACB (en la máxima categoría vistió la camiseta del equipo de su ciudad en 137 partidos) e incluso jugó competición europea, hasta su período como entrenador, no solo en Lugo y en A Coruña, también en Vigo, en Marín, en Vilagarcía o en Santiago, Díaz dio muchos pasos importantes para el deporte en nuestra tierra.
“Siempre tuvo muchas oportunidades de entrenar fuera, pero se quedó aquí. Es un mito del baloncesto gallego y, como pasa en Cataluña –con cinco equipos en la ACB–, siempre dice que cuantos más seamos, mejor, como cuando en la máxima categoría estaban el CLAS Ferrol, el COB y el Breogán, luego el Obradoiro y ahora el Básquet Coruña. Ojalá que así sea”, desea Charlie. El director deportivo coruñés cree que, de las 9.000 personas que vivirán el derbi en las gradas del Coliseum este domingo, unos 2.000 fieles que siguen al Básquet Coruña desde los tiempos de Tito se acordarán del exentrenador: “Si tienen la oportunidad le brindarán un aplauso y agradecimiento merecido”. Gus coincide: “Seguro que la gente le da el reconocimiento que se merece. Hay que poner en valor el legado que dejó en A Coruña”.
A Uzal, encargado de su fichaje, y a Díaz, de sacar su máximo rendimiento sobre el parqué, les corresponde otro mérito no menor en los libros del Leyma: el descubrimiento de Zach Monaghan, uno de los jugadores más especiales y carismáticos en la historia del club, si no el que más. El base-escolta estadounidense, jugador de ligas menores universitarias y sin experiencia previa en Europa, explotó con la camiseta naranja al lado de Hernández: “Tito sabía que yo no era muy habilidoso botando, pero que se me daba bien defender y pensar y me puso un ‘1’ mucho más habilidoso como Zach”.
El Mago de Palatine es el extranjero que más veces ha vestido la camiseta del Leyma y el segundo máximo anotador histórico de la entidad. Más allá de los números, dejó una ristra de grandes jugadas, con su imaginación y creatividad sin ambajes que también sedujo al sargento Díaz, capaz de sacar la mejor versión del díscolo estadounidense. De su unión surgió la ‘marea naranja’ y el sueño de llegar a la ACB, que a los dos les tocó de lejos. Este domingo no se olviden del emperador en el derbi romano.