“Ilusión y vértigo” fueron las dos primeras palabras que entonó Pablo de Amallo Corral como presidente del Básquet Coruña. El empresario coruñés es el elegido para suceder a Roberto Cibeira al frente del club y para dirigir un doble y ambicioso reto: la permanencia del primer equipo en la Liga ACB y la ampliación de capital. “Estoy acostumbrado a la gestión de empresas, pero lo que me da bastante miedo es la exposición pública”. Así de sincero se muestra el mandatario en su primera comparecencia pública después de la junta de accionistas.
El relevo estaba pactado desde hace unos meses y la línea del nuevo Consejo de Administración se adivina continuista, por la afinidad del nuevo presidente con el saliente, Roberto Cibeira y por la renovación de hasta cinco miembros en la directiva: el propio De Amallo y Ángel Fernández Corral, que accedieron en la junta del 30 de agosto, Alberto Méndez, Carlos López Cachaza y Enrique Muñoz, nexo con la gerencia anterior. Felipe Fernández, Juan Pablo Otero y Miguel Valín son las tres novedades.
“Lo teníamos hablado desde hace un par de meses. Es algo que está preparado. No es una candidatura sorpresa”, revela el dirigente, que condiciona la ampliación de capital a la permanencia en la Liga ACB, los dos objetivos a corto plazo de la entidad.
Objetivos unidos
“Lo principal es mantener la categoría y lo segundo es la ampliación de capital. Tenemos que abordarla de una forma seria. Queremos que los primeros que suscriban la ampliación sean los abonados y también hay interés de algunos patrocinadores por entrar en el accionariado”, abunda.
La suma que estima el Básquet Coruña son unos dos millones de euros, confirma Pablo de Amallo, todavía a la espera de que el Consejo Superior de Deportes concrete la cifra exacta para la necesaria ampliación de capital que demanda la participación del primer equipo en la Liga ACB.
El mayúsculo reto que afrontan el nuevo presidente y la junta directiva se apoyará en los sólidos cimientos que han edificado sus antecesores. El Consejo de Administración que presidió desde 2018 Roberto Cibeira se despidió no solo aplaudido por su innegable éxito deportivo, sino por dejar las arcas del club saneadas.
Cuentas saneadas
Después de valorar la histórica temporada 2023-24, la junta de accionistas aprobó por unanimidad los puntos de la orden del día, con especial hincapié en los resultados positivos de las cuentas anuales: con un 37.905 euros de beneficio, un dato que contrasta con el incremento del presupuesto para la temporada 2024-25.
El gasto total del equipo en la ACB asciende a 4.563.360 euros, el triple de la pasada campaña, y con los siguientes costes: 2.789.292 euros en salarios, 280.580 en seguridad social, 321.406 en alojamiento y agentes, 136.453 en ACB y FEB, 233.047 en desplazamientos y 802.582 en organización de partidos y otros.
Reuniones y decisiones
El flamante Consejo de Administración se reunió después de la junta de accionistas para tratar los temas más inmediatos, este miércoles en el Coliseum entablarán su primer contacto con el cuerpo técnico y la plantilla antes del entrenamiento y, esta misma semana, también se reunirán con el resto de empleados del club.
Primeras decisiones
La primera decisión deportiva del nuevo presidente será dar el OK a un fichaje para cubrir la baja de Gus Lima. El pívot brasileño sufrió una rotura fibrilar en el gemelo interno de su pierna derecha durante el partido contra el Manresa, el 7 de diciembre, y su baja se podría prolongar entre seis y ocho semanas.
“Estamos negociando y queremos firmar a alguien con un contrato de dos o tres meses que se pueda prolongar hasta el final de la temporada, en función de la evolución de Augusto Lima”, descubre De Amallo, que ya está en contacto con la dirección deportiva del club para agilizar la posible llegada de un ‘cinco’ que refuerce el juego interior del Leyma Coruña.
A Coruña y su proyección es otro de los objetivos de la nueva directiva. “Tenemos muchas ganas de que este equipo siga aportando al crecimiento de A Coruña, somos imagen de la ciudad", destaca el nuevo presidente del club naranja, un torrente de ilusión para afianzar el proyecto en la élite.
