Dos semanas después de que se anunciase su salida del Attica 21 Hotels OAR Coruña, Marcos Rodríguez (Ferrol, 1974) ha decidido hablar sobre su marcha. Aunque no se esperaba la decisión, asegura que la entiende y qué es normal en el deporte. Pero eso no quita que le doliese. Además, confirma que no tiene decidido su futuro más inmediato.
Hace dos semanas ya del anuncio. ¿Ha sido algo difícil de digerir?
Es algo que es parte del deporte. Son momentos complicados, pero es parte del deporte. No hay que darle más vueltas. Se tomó esta decisión y hay que aceptarla.
Eso no quita que duela.
Fastidia, pero tampoco creo que será ni la primera ni la última vez que pase en el deporte. Es perfectamente entendible en cuanto al nivel de exigencia que nos habíamos marcado. Quizás no llegamos a estar dónde queríamos.
La decisión fue sorprendente después de la clasificación para la fase de ascenso.
Son decisiones de la parte deportiva y directiva. Las entiendo y las respeto. El club aspiraba no sólo a estar en una fase de ascenso sino a ascender. La verdad es que en el primer partido, menos los primeros quince minutos, no fuimos capaces de competir. Creo que eso hace que se tomen ciertas decisiones. A principio de temporada, hablamos de tratar de ascender, no sólo estar en la fase sino tratar de ir un poco más allá, aunque sean partidos muy complicados. Era difícil asegurar que se podía ascender. Hay que entender que en el mundo del deporte, cuando uno quiere ganar y no se consigue, hay que tomar decisiones que puede que no gusten, pero hay que respetarlas.
¿Duele más el despido tras ser segundos en la fase?
Bueno... Son circunstancias del deporte. Al igual que hay cosas muy agradables y bonitas, también tiene estas que son más amargas. En este caso me fastidia no seguir trabajando en un proyecto tan bonito como es este del OAR. A nivel personal solamente queda centrarme en pensar que se hizo durante la temporada. Pensar que se podía haber hecho distinto y qué consecuencias hubiese tenido el cambiar ciertas cosas. Todos estamos para aprender sobre los errores que hayamos cometido y ahora es un buen momento para evaluarlos y saber qué hacer un situación similar.
Asumo el fracaso de no haber ascendido, que era lo que buscábamos
Se rumoreaba que la plantilla ya no creía en usted. ¿Tuvo que ver en su salida?
No sé de dónde salieron los rumores, pero no hubo ningún problema con los jugadores. Ellos estuvieron dándolo todo hasta el final. Evidentemente me despedí de ellos deseándoles suerte a todos a los niveles y ellos hicieron lo mismo. Al final, cuando no se obtiene un resultado, se dicen cosas de una forma y se interpretan de otra. Tengo claro la conversación que hemos tenido con la directiva sobre no haber llegado a dónde queríamos. Asumo ese fracaso, por así decirlo. En el momento en el que supe que no seguía, hablé con los capitanes y les comuniqué la decisión que habían tomado.
¿Esos rumores pudieron ser fruto de la decepción de no ascender?
Puede ser. Cuando no consigues el resultado que quieres nadie está contento. No podemos decir que acabamos la fase y fuimos las personas más felices del mundo por haber conseguido la victoria el segundo día y el empate en el tercero. Ni los jugadores, ni los entrenadores ni los directivos éramos los más felices por lo que había ocurrido.
A pesar de no lograr el objetivo, el año fue bueno.
Durante el año hubo momentos que pudieron ser mejores, pero estuvo bien. Me acuerdo de un partido en la segunda vuelta en Cangas que fue una situación fastidiada porque perdimos y no contábamos con hacerlo. Eso nos obligó a competir al límite para poder clasificarnos a la fase. Ese fue uno de los encuentros que más daño nos hizo por ser el rival que era. Aunque tenía jugadores con mucha calidad, la diferencia era muy grande. Ese fue uno de los duelos que tuvo más importancia cuando acabó la liga. El hecho de estar hasta el último partido de liga con la tensión de tener que ganar, no es la mejor forma para entrenar y preparar una fase.
¿Reflexionó sobre todo lo que pasó antes de la fase?
Vas analizando situaciones y piensas que podíamos haber hecho para llegar mejor a ese primer partido de la fase. En el fondo, hay que hacer una reflexión sobre tu trabajo porque eso te ayuda para el futuro. Te sirve para entender que la temporada del equipo no fue sobresaliente, no sólo por los resultados sino por el juego. Podíamos haber hecho cosas mucho mejor. También hay que analizar y ver algún partido para ver qué pasó para no dar el cien por cien en determinados momentos. Eso te lleva a pensar qué podrías cambiar, qué consecuencias tendría y qué ventajas te daría cambiar esas cosas. Este es un buen momento para reflexionar.
La plantilla era muy buena. ¿Qué faltó para ascender?
Creo que la plantilla tenía nivel para que el resultado de ese primer partido de la fase no fuese una derrota de la cantidad de goles que fue –perdió 37-21 contra el Triana–. Analizándolo fríamente, su plantilla era superior a la nuestra, pero no para que hubiese tanta diferencia. También hubo un cierto colapso mental y tenía que haber pensado como evitarlo, pero podíamos haber competido más. Teníamos plantilla para jugar mejor. En ese sentido, nuestra forma de jugar no fue sobresaliente. Si tuviese que ponerle una nota sería de notable. Podía haber sacado más de todos los jugadores.
¿Qué planes de futuro tiene?
En principio tengo que mirar que opciones hay de seguir entrenando. De aquí a un par de semanas tomaré una decisión. Tengo que ver si lo que encuentro me satisface o me dedicaré a otras parcelas de mi vida laboral. Estas son semanas de vacaciones, de descanso y de reflexión. Tengo que valorar que opciones tengo y si me resultan interesantes para seguir en el balonmano o me dedico a otra cosa. Ahora mismo no puedo dar una respuesta.