Alex Hernández (Murcia, 1990) cumplirá su cuarta temporada en el Básquet Coruña. El capitán de la plantilla naranja quiere volver a tener protagonismo en la ACB, donde jugó entre los años 2010 y 2016. Un regreso muy trabajado. Prueba de ello es el curso 22-23.
Cambio de entrenador y muchos nuevos compañeros. ¿Cómo se lleva algo así?
Siempre es complicado. Hay ese punto de incertidumbre en ver cómo se va a acoplar todo el mundo. Y además yo empecé la temporada lesionado. Pero enseguida se vio que el grupo trabaja bien y tenía muy buena mentalidad. Aunque nos costó un poco al principio, las sensaciones desde el inicio fueron bastante buenas.
¿Te costó adaptarte del basket tirando a defensivo de Sergio García al más alegre de Diego Epifanio?
Honestamente, me encontré muy cómodo con los dos. Sergio hizo un gran trabajo, Y con Epi, también genial. También da mucha importancia a la defensa, que es fundamental para estar bien en la LEB Oro. Realmente hay muchas similitudes entre ellos. En la preparación de los partidos, más allás de los detalles de cada uno, no había mucha diferencia.
En esa plantilla se notaba que había más dinero. ¿El objetivo creció, o ya era único desde que llegó Sergio García?
El año que llegué, ya el equipo era de mucho talento. Creo que lo que más mejoró luego fue la mentalidad del vestuario. Creció nuestra autoexigencia. A nivel interno éramos mucho más conscientes de la importancia del día a día, y eso nos permitió coger pronto una buena racha y acabar teniendo el factor pista en playoffs, aunque luego no le pudimos sacar provecho.
Entre el final de la primera vuelta y el inicio de la segunda encadenasteis nueve victorias. ¿Llegasteis a creer en la posibilidad del ascenso directo?
El primer puesto siempre lo vimos un poco lejos. Con esas victorias seguidas nos marcamos el objetivo de coger el factor pista.
Enseguida se vio que trabajábamos bien y teníamos muy buena mentalidad
Una racha que arrancó en un partido memorable ante Burgos. ¿Qué significaron para ti ese triple y esa victoria?
Fue muy especial para mí y creo que para toda la gente que me acompañó en el proceso de recuperación: equipo médico, familia, amigos... Fue un partido que se nos puso muy cuesta arriba. Pero el equipo ya empezaba a dar muestras del potencial que tenía. Hicimos unos últimos 25 minutos sensacionales. Nos dio confianza a todos e hizo que nos sintiéramos capaces de ganarle a cualquiera.
Llegasteis a la última jornada de la fase regular con los deberes hechos, un lujo en una competición tan igualada como la LEB Oro. ¿Os pudo haber relajado en exceso antes de encarar los playoffs?
Sinceramente, creo que no. Incluso en ese último partido, pese a perder, jugamos muy bien. La sensaciones seguían siendo buenas. Pero en el principio del playoff nos vimos noqueados.
Gipuzkoa era un rival que no quería nadie. A día de hoy, y sin tener en cuenta el resultado de aquella eliminatoria, ¿hubieras preferido otro?
No. En ese momento nos parecía bien. Y es que cualquier rival era complicado. Es verdad que el Gipuzkoa era un equipo muy inteligente y muy ordenado, que, como se vio en la liga regular, nos ponía en muchas dificultades, que no se nos daba especialmente bien. Estábamos muy mentalizados, pero creo que lo que más nos perjudicó es que en los últimos meses nos sentíamos capaces de dominar los partidos. Y desde el primer partido del playoff nos vimos abajo en el marcador. Intentamos ponerle solución de todas las maneras posibles, pero nos fuimos a San Sebastián con un 0-2. Aunque mostramos carácter en el tercer partido, en el cuarto ellos fueron mejores, hay que reconocerlo.
El primer puesto siempre lo vimos lejos; el objetivo era coger el factor pista
La sensación a final de temporada fue...
De que el trabajo no estaba hecho del todo. Por eso tantos quisimos seguir la temporada siguiente. Fue una sensación de que nos faltaba algo. Todos confiábamos en nuestra manera de hacer las cosas, y eso fue clave para renovar a muchos jugadores. Y con los refuerzos que llegaron, al año siguiente pudimos disfrutar de un resultado mejor (risas).
¿Esperabas la continuidad de tanta gente?
Históricamente, en la LEB no se suele renovar a muchos jugadores. Pero se vio, desde que terminó la temporada, que todos queríamos seguir, por ese trabajo inacabado y porque nos sentíamos muy bien jugando juntos y con el staff técnico. Y enseguida noté que en el club también había la idea de un proyecto continuista. Fue un acierto.