Giro radical. Aunque no tanto. Se fue un entrenador especialista en ascensos, Sergio García, y llegó otro, Diego Epifanio. Y con él siete caras nuevas (Barrueta, Filipovic, Font, Lundqvist, Jakovics, Simeunovic y Galán) y una ya conocida (Nwogbo). La principal diferencia entre el técnico donostiarra y el burgalés fue el talante. Y la propuesta.
Con Epi a la batuta regresó el baloncesto atractivo, el que enamora al aficionado habitual y que fabrica nuevos adeptos. Tras una fase inicial de aclimatación –victoria en Azpeitia y derrota en Riazor frente al Lleida (63-71) y en la pista del Estudiantes–, el plan no tardó en empezar a funcionar.
El 92-80 de la quinta jornada frente al Melilla certificó la propuesta ofensiva de un equipo que no tardó en alcanzar la centena, en la séptima, ante el Almansa (100-66). La segunda, con récord del club en la segunda categoría nacional, llegó contra el Estela Cantabria (109-95). La temporada siguiente el equipo montañés encajaría otra plusmarca, del Básquet Coruña y de la LEB Oro en un partido sin prórroga: 119 puntos.
El único pero de los naranjas estaba siendo la incapacidad para ganar a domicilio en las canchas de los gallitos de la competición: Real Valladolid (73-64), Estudiantes (81-73), Andorra (77-70), Gipuzkoa (68-81) y Palencia (89-82). Este último encuentro, el penúltimo de la primera vuelta, dio paso al Momentazo de la Temporada.
Llegaba a Riazor otro de los grandes favoritos a conseguir el ascenso directo, el lujoso San Pablo Burgos. El conjunto dirigido por Curro Segura no tardó en exhibir su tremendo potencial. Dominó el primer cuarto por 16-22 y comenzó el segundo con un terrible parcial de 0-19. En medio del ciclón regresó al tajo, 9 meses y 29 días después, Alex Hernández. Suyo fue el triple que cortó la hemorragia cuando el BC sumaba solo dos pérdidas menos que puntos en su casillero (16-41). La canasta del base murciano encendió una remontada para el recuerdo. Y además sobradísima: los naranjas acabarían ganando por 95-81.
Aunque el BC pasó por el ecuador de la fase regular en una modesta séptima plaza, este triunfo valió mucho más. Porque a continuación cayeron otras ocho victorias consecutivas. En la segunda vuelta, además, los de Epi fueron devolviendo el golpe a casi todos los opositores al salto a la ACB: Lleida (82-91), Valladolid (102-71), Estudiantes (74-66), Gipuzkoa (78-85) y palencia (81-69). Únicamente se resistió el campeón de la fase regular –con tres victorias de margen sobre el segundo–, el Andorra, que se llevó el triunfo del Palacio por 66-70, gracias a un parcial de 17-25 en el último cuarto de un duelo disputado ante 4.000 personas. Algo grande se estaba cociendo. Pero...
El Leyma llegó a última jornada con los deberes hechos: tercer clasificado pasase lo que pase en su visita a Burgos (86-80) y en otras pistas. Y sabiendo que su rival en cuartos de final de los playoffs sería el rocoso Gipuzkoa. El segundo máximo anotador de la competición contra el menos anotador de los ocho protagonistas de la postemporada.
Lolo Encinas, técnico del conjunto donostiarra, tejió un tupida telaraña azul, que, unida a un ritmo cansino hasta el infinito y más allá, atrapó al Leyma, que llegó al descanso contra las cuerdas (31-47). Reaccionó con un 10-0 de inicio en el tercero, pero en ningún momento llegó a ahogar. Los fallos desde el arco en el cuarto evitaron la remontada (67-77).
En el segundo, más de lo mismo, aunque con otra trama. Tras unos 30 primeros minutos nivelados (51-53), el BC encajó un 0-9 que puso al GBC camino del triunfo (62-71).
La igualdad mandó también durante los tres primeros cuartos en el primer partido en Donostia (56-55). Alex Hernández, Jakovics y Javi Vega reventaron el último y Leyma soñó con el milagro (71-83).
No hubo tal. Justin Jaworski –máximo anotador de la liga– dinamitó el cuarto duelo: 36 puntos, instrumentales en el lapidario 82-77 final.
Una eliminación inesperada y muy dolorosa, que, pese a ello, no puso en peligro la idea de Epi. El técnico mantuvo su fe en este grupo de jugadores, la directiva le compró la propuesta –pudo renovar a siete– y el resultado tardaría menos de 12 meses en llegar. El mejor resultado posible.