Nadie o casi nadie sabía antes de empezar el Leyma Coruña-Bilbao Basket quién era Rubén Domínguez González (Puerto Real, Cádiz, 2003). Nadie o casi nadie, al menos entre los aficionados coruñeses al baloncesto, olvidará su nombre fácilmente. El desconocido escolta de 21 años se cargó el partido con una actuación alucinante: 35 puntos, con 8 de 10 en triples (5 de 5 en el último cuarto), en 23 minutos de juego para 34 créditos de valoración.
Rubén Domínguez, un andaluz con cara de niño bueno que se formó en el AD Las Canteras de su pueblo natal, pasó por dos de las grandes factorías baloncestísticas del país: Unicaja Málaga –en 2016 jugó la Minicopa de A Coruña, por cierto– y Estudiantes. Dio muestras de su talento con el MVP en el Europeo sub-16 de 2019, pero solo unos pocos podían imaginar una explosión de semejante magnitud.
Hay algunos datos que ponen en contexto la salvajada que el joven gaditano perpetró ante el Leyma Coruña. Sus 35 puntos son la máxima anotación de un jugador del Bilbao Basket en la ACB, superando los 34 de Axel Bouteille en Burgos en 2019, y suponen la quinta mejor marca de un jugador con 21 años o menos en la Liga, solo superado por Fernando Martín (42 puntos en 1984), Luis Scola (40 en 2002), Jordi Soler (37 en 1989) y Rudy Fernández (36 en 2006) y empatado con Jean Montero (35 en 2024).
Aún hay más: sus ocho triples igualan el récord de aciertos de un jugador del equipo vasco en la máxima categoría, en poder hasta ahora de Luke Recker (2006) y Álex Reyes (2004), y le convierten en el tercer jugador de todos los tiempos en encestar tantos lanzamientos desde más allá del arco en un partido con 21 años o menos, después de Alberto Herreros (8 de 10 en 1990) y Álex Abrines (8 de 10 en 2014). Mario Hezonja (8 de 8 con 20 años) se lleva la palma.
Domínguez se ha colado en una lista de grandes nombres o, por aquel entonces, grandes promesas que acabaron siendo estrellas del baloncesto en España y en Europa. Pero su impacto se entiende todavía mejor cuando nos fijamos de dónde viene: esta temporada sumaba solo siete partidos en la ACB y un total de 22 puntos, con siete como tope anotador en la jornada 11 contra el Lleida.
No obstante, el joven gaditano había tenido dos encuentros destacados en la FIBA Europe Cup: el 9 de otubre contra el débil Balkan búlgaro (95-55), que anotó 19 puntos con 3 de 6 en tiros de tres, y el 22 de octubre en la pista del Prievidza eslovaco (61-84), otros 19 con 4 de 6 desde la larga distancia. Mientras en la ACB promediaba 3,1 puntos por partido, en la tercera competición continental ascendía hasta los 12,5. Y por ahí explica su técnico, Jaume Ponsarnau, la confianza en el tiro y la explosión anotadora en A Coruña.
“Ya ha demostrado su buena mano y capacidad de acierto en Europa. En ataque tiene este don del tiro y le ha sacado mucho provecho. Ha encontrado confianza y el equipo ha creído en él. Probablemente sin Europa no hubiésemos podido construir esta confianza sobre él. Eso nos ha ayudado”, declaró el técnico catalán en la sala de prensa del Coliseum tras pasar por el vestuario, donde los compañeros festejaban el partidazo del chaval: “Era bonito entrar en el vestuario y ver que todo el equipo coreaba su nombre”.
Domínguez fue la punta de lanza de un Bilbao Basket que rozó la excelencia en el triple, gracias también al inspirado Muhammad Ali Abdur-Rahkman, con 24 puntos y 6 de 10 en los lanzamientos desde más allá del arco. El equipo vasco totalizó 20 aciertos en 41 intentos, su mejor marca de siempre en la Liga ACB, superando los 17 que había logrado en tres ocasiones: contra el Fuenlabrada en 2006 (17 de 34), ante Obradoiro en 2016 (17 de 37) y frente al Joventut en 2021 (17 de 35).
El aluvión de triples sorprende especialmente viniendo del peor equipo en porcentaje de acierto tras las doce primeras jornadas: un pobre 29,8%. Diego Epifanio lo sabía y planteó una defensa centrada en cerrar la pintura, una elección que le acabó condenando.
“El plan defensivo básico de Coruña era lógico: enviar ayudas desde diferentes posiciones para cerrar la pintura. Para nosotros era muy importante seguir tirando de tres. Confiábamos en encontrar acierto en algún momento y hemos sido valientes al entender que nuestro concepto era seguir buscando el triple”, declaró Ponsarnau, que regresó feliz al vestuario para seguir con la fiesta en honor del inesperado héroe del Bilbao. Recuerden su nombre: Rubén Domínguez.