A José Luis Huelves no le preguntes por contra quién jugó el Liceo la final de la Copa de Europa de 1986, los goleadores de tal o cual partido o por aquélla vez que en 1986 echó el cerrojo en la visita del equipo al Palau Blaugrana. Si alguno de los compañeros con los que compartió época, como Willy Duarte, se acuerdan prácticamente del minuto a minuto de esos momentos, el que defendió la meta verdiblanca entre 1982 y 1992 es más despistado para eso. De lo que él realmente sabe es de porteros. Él mismo fue uno de los mejores de la historia. Pocos con más autoridad para hablar del gran momento del actual guardameta liceísta, Martí Serra, que llegó al club cuando él todavía formaba parte de la directiva y acaba de aumentar su récord al encadenar cinco partidos sin encajar, 250 minutos de imbatibilidad. “Parece fácil pero no lo es. Se necesita muchísima concentración”, explica y ‘culpa’ al catalán del gran momento del conjunto coruñés: “Desde el cero se crece. El sistema defensivo que está planteando Juan solo se sostiene si el portero está fuerte y él lo está aguantando muy bien. Y en partidos como el del Quévert, que igual a nivel ofensivo no se está tan acertado, es fundamental”.
“Martí ha ido creciendo poco a poco desde que llegó al Liceo y en esta temporada ha dado un paso adelante y la verdad que lleva unos partidos que vale la pena mencionarlo. Es cierto que este último, contra el Quévert, no fue el que más trabajo tuvo, aunque temí por un rebote o algo así, pero lo resolvió bien, igual que en los anteriores, que sí que tuvo más trabajo y una actuación muy destacada”, analiza Huelves. Una madurez que le ha llegado justo en el momento en el que se anunció su salida para la próxima temporada. “Quizás le haya servido para tranquilizarse”, reflexiona, “lo cierto es que está más asentado, metido en la portería y muy tranquilo”. El que iba para portero del Real Madrid hasta que el hockey se cruzó en su camino alaba la profesionalidad de Serra: “Él ha dicho que está muy tranquilo y que va a hacerlo lo mejor posible hasta final de temporada. Es una forma muy profesional de dejar el club. Siempre lo he dicho, que hay que dar el cien por cien hasta que te marches”. Él lo hizo tras el curso 1991-92 en el que compartió la portería con Ramón Canalda: “Jugábamos un partido cada uno, lo decidió Caramés así. No fue un trauma ni el motivo de mi marcha. De hecho yo quería haberlo dejado a los 30 años y aguanté hasta los 33. No me quería ir sin dejar el puesto bien cubierto y cuando llegó Canalda vi que era un porterazo y que era el momento de irme”.
La posición del portero de hockey es ingrata, como en la mayoría de los deportes. “Pero hay que pensar que si te llega una bola, es porque cuatro han fallado antes que tú”, dice Huelves. “Somos una isla, pero el elemento diferencial”, suele afirmar Canalda. Porque un buen equipo se construye alrededor de la portería, lo que hace que la exigencia en uno como el Liceo, que aspira a ganar títulos, sea todavía mayor. Además del propio Huelves y Canalda han pasado por ella algunos de los mejores especialistas de cada época como ellos dos primero y Jaume Llaverola, Xavi Malián y Carles Grau después. Un listón muy alto al que se tuvo que enfrentar Serra a su llegada hace tres años, con luces, pero también con sombras en este tiempo, pero por fin alcanzando el nivel que se esperaba de él. “Cuando un portero está así y lo ves con esa tranquilidad, todos los compañeros se animan a hacer cosas. Eso es muy bueno y lo que necesita un equipo como el Liceo”, comenta Huelves. “En mi época, si se defendía bien, te llegaban pocas bolas. Pero las cuatro que te llegaban eran las más difíciles de parar y a la vez, las que tenías que parar. Porque lo fácil ya se supone que lo vas a parar. En el Liceo lo que tienes que parar es lo difícil y es lo que está haciendo Martí ahora”, añade.
Desde el 0-4 en Alcoi hasta el 2-0 contra el Quévert, destacó sobre todo en el 1-0 contra el Lleida (completan la marca el 2-0 al Valongo y el 5-0 al Quévert), en el que secó a uno de los mejores ataques de la competición doméstica (como semanas antes había hecho en el 0-0 contra el Benfica ante el que es el mejor de Europa). El récord se enfrenta ahora a uno de sus mayores retos porque el Liceo visita mañana el Palau Blaugrana de un líder intratable, el Barça, que en la OK Liga lo ha ganado todo: 16 jornadas, 16 triunfos. El saldo verdiblanco en el feudo culé es negativo, solo hay que echar un vistazo rápido a los números históricos: 9 victorias (la última en 2020), 12 empates y 62 derrotas. Allí el Liceo solo fue capaz de mantener intactas sus redes en una ocasión, el 26 de octubre de 1986, con Huelves bajo el marco, lo que unido a un gol de Martinazzo dio la victoria al Liceo por la mínima. El Barça estaba en horas bajas. De hecho, la derrota le mandó al puesto de colista y no le fue mucho mejor en la segunda vuelta en la que tampoco consiguió batir la meta coruñesa (6-0), aunque la temporada terminó con los culés arrebatándole al Liceo la Copa del Rey.
No le importaría a Huelves, que por supuesto no se acuerda de aquel partido de hace casi cuatro décadas, que Martí Serra le igualara este particular récord. “Tengo uno que no tiene nadie”, saca pecho, “pero fue con la selección española en un Campeonato de Europa júnior en el que dejé la portería a cero todos los partidos, siete u ocho, eso no lo ha vuelto a hacer nadie”. Pero centrándose en el duelo de mañana en el Palau, el capítulo 184 de una rivalidad histórica, no descarta que el Liceo pueda prolongar la racha a la sexta imbatibilidad seguida, octava del curso. “Nunca se sabe. Martí está muy bien y el equipo está defendiendo también bien. Sería un motivo de celebración absoluta. Porque así por lo menos te aseguras un punto y después si el equipo marca alguno, los tres”.