Tercer cuarto con 7:37 en el reloj. Thomas Bropleh enrosca un triple. 56-50 en el marcador. Pasan dos minutos y 21 segundos hasta la siguiente canasta, dos puntos de Johnny Hamilton. 56-52. El ataque del Básquet Coruña se atasca, pero se juntan dos genios: Thomas Heurtel y Goran Huskic lideran un 22-9 para romper el partido. La doble chistera del Leyma levanta a la grada del Coliseum, se escuchan olés. La sociedad franco-serbia disfruta y hace disfrutar.
“Es un lujo tener un base como Thomas. Nunca en mi carrera había jugado con un tío con tanto talento en el pase y buen timing. Es muy fácil jugar con él. Obviamente es un base de altísimo nivel europeo. Tenemos todos suerte de poder disfrutar en vivo lo que está haciendo”, celebra el Jokic de los pobres.
En el demoledor parcial que funde al Lleida el pívot serbio produce seis puntos con tres asistencias de Heurtel y el base francés firma otros cuatro puntos y también reparte otros dos pases de canasta, uno para Beqa Burjanadze y otro para el triple de Brandon Taylor prácticamente sobre la bocina del tercer cuarto (78-61). Quince de los 22 puntos fueron generados directamente por el ‘13’, que acaba con 9 tantos, 6 asistencias y 5 rebotes. Más allá de los números destaca su impronta en el juego. Es el líder natural del Básquet Coruña.
“Nos está ayudando muchísimo, sin quitarle mérito al resto. Nos está dando otras opciones que normalmente no estábamos creando”, asume Huskic, que no se da importancia pese a la eficiente actuación en el tercer cuarto (11 puntos con 3 de 4 en tiros de dos, 1 de 1 en triples y 2 de 2 desde la línea de personal) y en el global del partido.
Récord de la temporada
El pívot serbio acaba con 15 puntos, ocho rebotes, cuatro asistencias y dos recuperaciones de balón para una valoración de 26. Es su mejor registro de la temporada, superando los 24 del triunfo en Girona y los 23 contra el Joventut en casa, igualando la mejor de su carrera en la Liga ACB, cuatro veces repetida, todas a las órdenes de Diego Epifanio.
Goran, 2,10 metros de estatura, y Thomas, 1,89, son dos cuerpos diferentes con un cerebro privilegiado para el juego. De ahí su fácil entendimiento. En la pista se buscan con la mirada y se encuentran en el pick and roll o dividiendo la zona. Y ambos detectan las debilidades de su rival: Heurtel atacó a Corey Walden una y otra vez y Huskic sacó de su sitio a un pívot más fuerte como Hamilton.
El ‘small-ball’ de Epi
Llama poderosamente la atención la solución que ha encontrado Epi para dar cobijo a tantos jugadores pequeños y de talento en un mismo quinteto. Lleida sufrió cuando el entrenador burgalés alineó a la vez a Heurtel, Taylor, Ingus Jakovics o Phil Scrubb.
La llegada del director de juego galo es un alivio para sus compañeros de posición, que ahora no tienen tanta responsabilidad con el balón, ni tanto foco. El letón vuelve a ser decisivo desde la línea de tres: en los dos últimos partidos suma ocho aciertos en once intentos al lado de Thomas y en tres de los últimos cuatro anotó 14 puntos (11 de 19 desde la línea de 6,75 en esa serie).
La variante responde además a la necesidad defensiva de frenar a un rival como el Lleida, que también agolpa en su plantilla mucho jugón exterior. “Lleida es equipo con mucho talento y muchos manejadores para el bloqueo directo. Cuando jugamos con Thomas [Heurtel], Brandon [Taylor] e Inguss [Jakovics] o Phil [Scrubb] era para poder defender a sus ballersy, en ataque tener más opciones de trasladar rápido el balón y encontrar soluciones para generar ventajas en el bloqueo directo”, explicó el coach.
"No tengo varitas mágicas, tengo un grupo de buenos jugadores y con mucha calidad. Como aficionado yo pagaría una entrada para ver a Thomas o Brandon. Sus condiciones y cualidades, su esencia como jugadores, son merecedoras de la Liga en la que estamos y del espectáculo que se ve", abundó Epi. La receta para la permanencia pasa por juntar a los mejores y dejarles jugar. Suele funcionar.
