Análisis del hockey en Francia: la cuarta potencia en Europa, pero ante un muro en competiciones de clubes
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Análisis del hockey en Francia: la cuarta potencia en Europa, pero ante un muro en competiciones de clubes

“Tiene a su mejor generación, pero en clubes nos falta el último paso”, analiza el coruñés Jacobo Mantiñán
Análisis del hockey en Francia: la cuarta potencia en Europa, pero ante un muro en competiciones de clubes
Jacobo Mantiñán

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Jacobo Mantiñán lleva ya ocho años jugando en Francia y esta no es la primera llamada que recibe desde A Coruña esta semana. “Ya me llamó Antón el otro día para preguntarme, para que me chivase un poco”, se ríe. Se refiere a Antón Boedo, director deportivo del Liceo, que curiosamente también es su cuñado, y que le pidió un informe sobre el Dinan Quévert, rival mañana de los verdiblancos en la tercera jornada de la Liga de Campeones. El  hockey francés está al alza y el jugador coruñés nota su evolución desde que llegó en 2016. Ya es la cuarta potencia europea, aunque a nivel de clubes se sigue encontrando con un muro. “En la selección tienen a su mejor generación”, analiza, “pero en cuanto a clubes, falta dar un último salto para competir realmente en Europa”. Es el objetivo de su Saint Omer, que hace una semana le dio un susto al Porto, que sufrió para imponerse por 2-3.


Buena parte de culpa de ese buen momento del hockey galo la tienen los hermanos Di Benedetto. De madre coruñesa y padre italiano, son una mezzcla explosiva. Los tres pasaron por el Liceo y ahora están en equipos punteros de Portugal. Carlo, el mayor, en el Porto, y los mellizos Roberto, en el Benfica, y Bruno, en el Oliveirense. “Mientras aguanten ahí los tres, completado con otros jugadores y jóvenes que están subiendo bien, igual ganan algún título. Pero no sé si una vez que los tres se retiren o dejen ya de jugar en la selección, si podrán mantener el nivel. Yo creo que es la mejor generación de la historia”, comenta Mantiñán.

 

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Mantiñán, en el partido de hace dos semanas del Saint Omer contra el Barça


Y continúa evaluando el nivel de la liga. “Los equipos van mejorando. Hay resultados buenos en competiciones europeas, pero no sé, falta algo. En Saint Omer el objetivo claro desde hace unos años es llegar a dar ese último paso para poder competir realmente en Europa. Y se está haciendo todo lo posible, pero es complicado porque al tener menos nivel el campeonato, lo notamos mucho en el ritmo cuando jugamos en la Liga de Campeones. Este es otro ritmo y otro arbitraje también, se permite mucho más”.


Equipos como el Saint Omer, el Quévert, el Coutras, el Noisy le Grand y el La Vendeenne, primeras espadas del campeonato, se refuerzan con jugadores extranjeros, sobre todo españoles, portugueses y argentinos “La clave es subir el nivel de entrenamiento. Hacemos trabajo en el gimnasio, tenemos sesiones de recuperación y una plantilla larga para ser más competitivos. La clave es trabajar, querer progresar y no conformarse, no pensar que como estamos en Francia somos inferiores, cambiar esa mentalidad”, aconseja.
 

Guido Pellizzari
Guido Pellizzari

 

Sobre el rival del Liceo, que marcha sexto en la competición doméstica, destaca que se hace fuerte en casa, con un pabellón pequeño que complica a los visitantes. “Creo que van a notar sobre todo la diferencia de ritmo y que el Liceo en teoría debería ganar, pero en un partido fuera de casa te puede pegar la pájara en cualquier momento”, avisa y destaca entre sus mejores jugadores al argentino Guido Pellizzari, fichaje de invierno del Liceo el año pasado hasta final de temporada y también excompañero de Mantiñán en el Saint Omer; al portugués Tomás Cardoso y a un par de jóvenes talentos locales como Matteo Garcia y Arthur Landrin, de 18 y 21 años. “Están todavía en formación, pero no lo hacen mal”, valora el veterano coruñés, ex del Cerceda.


El Saint Omer es el equipo que tiene más opciones de pasar ronda en Europa y romper ese muro para el hockey francés. La temporada pasada, con Martín Rodríguez y Pablo del Río en sus filas, tuvieron opciones hasta la última jornada, quedándose a un punto. “Creo que el formato de este año no nos beneficia, ahora en cada grupo hay más equipos de primer nivel”, dice. Perdieron en el estreno en el Palau por 7-2 y hace una semana plantaron cara al Porto (2-3). “Tenemos que hacernos fuertes en casa. Nuestra pista es especial, un pabellón pequeño y el suelo es una resina que se agarra mucho y a los equipos les cuesta”. Mañana reciben allí al Reus. 

 

Mantiñán: “Me queda, pero cada vez menos”

“De Galicia, soy el último jugador de mi generación que sigue jugando”, dice Jacobo Mantiñán (A Coruña, 1985), que ya ve acercarse los 40, casi como el último mohicano, o más, rastafari, porque pasan los años y aunque su pelo haya cambiado de color (“me he teñido”, bromea), no su clásico peinado. “Aún me queda”, señala sobre si tiene cerca la jubilación, “pero me queda menos seguro”. En el club le han dado libertad para decir cuándo y cómo quiere irse. “Me dijeron que hasta cuando quisiese, pero mientras sienta que puedo seguir aportando, pues aquí seguiré. Por suerte no tuve ninguna lesión grave, pero dolores tengo unos cuantos”, se ríe.


Jardinero de profesión y padre de un niño, ayer tuvo una larga jornada de trabajo para recuperar las horas que perderá por los desplazamientos del equipo en la Champions y también para hacer tiempo para por lo menos viajar a casa una semana por Navidad. “Si no, mi madre me mata. Nunca le gustó mucho que no fuese, pero ahora con el niño ya es imposible que permite que no vaya”. En sus planes, de hecho, siempre está volver a casa. “Me gusta mucho estar aquí, pero es la idea. En una de mis primeras entrevistas al venirme para aquí dije que volvería, pero que no sabía cuándo. Pues seguimos igual. Cuando me retire, vuelvo”.

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