En un fin de semana de éxitos colectivos del deporte herculino, abrió el fuego, el pasado viernes, el Leyma Basquet Coruña, con un histórico ascenso a la ACB, el objetivo por el cual Beqa Burjandze regresó al club naranja el pasado verano. La misma motivación que propició la vuelta a su ciudad natal, a finales de 2022, de Lucas Pérez, el héroe del retorno del Depor al fútbol profesional. Un paralelismo que llega a lo numérico: el de Monelos lleva a la espalda el '7'; el de Tbilisi, lo porta por duplicado.
El internacional georgiano defendió los colores del Basquet Coruña en las campañas 2014/15 y 15/16, en las que se convirtió en uno de los mejores jugadores de la LEB Oro; en la segunda de ellas promedió 16.6 puntos (38.8% de acierto en tiros de 3 puntos), 7.0 rebotes, 1.3 asistencias y 18.3 créditos de valoración.
Guarismos que le situaron en el top-3 de anotadores y de más valorados, en el top-5 de reboteadores. Pero, que, paradójicamente no le bastaron para ser incluido en el Cinco Ideal de la competición.
Aunque no fue su ausencia entre los mejores del curso la espinita que le quedó clavada a Beqa, el jugador con el que sueña cualquier entrenador, porque, al margen de su calidad como baloncestista, es un tipo comprometido, que hace vestuario y en el parquet lo da todo y algo más. Son casi icónicas su planchas en busca de balones que se perdían y sus charlas, siempre en tono amistoso, con los árbitros.
El día que motivó que Burjanadze volviese al Basquet Coruña siete años después de su salida –al Andorra, en la ACB, su lugar natural– fue el 15 de mayo de 2016, fecha del cuarto partido de la serie de semifinales de los playoffs frente a, curiosamente, el Melilla, el mismo equipo ante el que el Leyma certificó el pasado viernes el salto a la ACB.
El plantel entonces entrenado por Tito Díaz, que en cuartos había tumbado –en 5 partidos– al Breogán, afrontaba un ‘match-ball’ en Riazor tras ganar el segundo duelo en la ciudad autonóma y el primero en el Palacio. Pero, al igual que en la 12/13 contra el Andorra, la moneda cayó del lado malo: 61-81. Y en el quinto partido, nueva derrota, esta vez por un ajustado 88-82.
Una espina si cabe más dolorosa cuando el Melilla acabaría barriendo (3-0) en la final al Peñas Huesca; donde, por cierto, militaba su hoy compañero Goran Huskic.
Tras la salida –inevitable– al equipo del Principat, donde jugó dos campañas, Burjanadze pasó por las filas de otros tres conjuntos de la máxima categoría nacional: Gipuzkoa (2018/2019), Gran Canaria (2019-2021) y el club en cuya cantera se formó y desde el que llegó a nuestra ciudad, el Real Betis (21/22). El pasado curso militó en Reggiana, de la Serie A italiana.
Pero Beqa nunca olvidó aquel triste 15 de mayo. Y se prometió volver para intentar repararlo. Llegó cuando la plantilla ya está completa, pero Diego Epifanio admitió que “a un jugador como Burjanadze no se le puede decir que no”.
Empezó la campaña lesionado y poco a poco fue recuperando el nivel hasta convertirse en una de las piezas clave de un sueño. De su sueño. El que borró de un plumazo la pesadilla de aquel cuarto partido perdido.