Fernando Buendía: "Arsenio es Dios y por él me hice entrenador"
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Fernando Buendía: "Arsenio es Dios y por él me hice entrenador"

Fernando Buendía: "Arsenio es Dios y por él me hice entrenador"
Buendía compagina el banquillo del Maristas con su profesión en una conocida cadena de panaderías | Patricia G. Fraga

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Pablo Zaballa / Fidel Méndez Martínez

 

Fernando Buendía (A Coruña, 1980) seguirá una temporada más en el banquillo del Maristas tras disfrutar una inesperada fase de ascenso, un paso impensable para un modesto club de colegio que sabe dónde está su sitio. También lo sabe Fer, un hombre de básquet, jugador y árbitro antes que entrenador.

 

Su currículum incluye una década en la estructura del Básquet Coruña, un paso por el Ensino y dos etapas en el Maristas. Todo esto lo compagina con su trabajo en una conocida cadena de panaderías y el cuidado de sus hijas Aila (5 años) y Erea (2), que se empiezan a enganchar al básquet, menos que al Dépor, la otra gran pasión de su padre.

 

Buendía nos recibe con una barra de pan y una caja de ‘riquiños’ bajo el brazo, todavía se apoya en una muleta tras operarse por un edema en la cadera, pero espera estar en forma para el inicio de la próxima temporada.

 

¿Cómo se encuentra? 
Tenía que haber pasado antes por el quirófano, pero los entrenadores somos un poco masocas y yo quería ir a la fase [de ascenso, del 25 al 28 de abril] sí o sí. Era una oportunidad muy bonita que no se disfruta todos los años. Y menos en clubes tan humildes como Maristas. Aguanté y ahora lo estoy pagando un poco.

 

¿Le afectó la lesión? 
Lo disfruté menos por el dolor. Era terminar tarde cada entrenamiento y sólo  pensaba en irme a casa para descansar. Durante la fase, como jugábamos por las mañanas, por la tarde me quedaba en el hotel a reposar. La recompensa fue jugar la fase de ascenso.

 

Los aficionados del Dépor hemos sido muy sibaritas y se han criticado algunas cosas incritables

 

El castigo fue perderse el ascenso del Leyma a la ACB.
No lo pude vivir en condiciones porque estuve encamado por unas complicaciones de la operación y me dio mucha pena, pero me alegré mucho por la ciudad, por la gente que trabaja en el Básquet Coruña Fueron muchos años allí, es mi casa.

 

¿Ha podido disfrutar de la temporada?
Menos de lo que me hubiera gustado. Me gustaría ir más al Palacio, pero por mi trabajo y la familia no puedo. He hecho la reserva del abono para la próxima temporada en ACB, pero tengo que pensarlo bien porque igual es un poco complejo por mis horarios.

 

También se perdió el ascenso de su Dépor, por fin de vuelta en el fútbol profesional después de cuatro años en el barro y con una afición que ha rejuvenecido la pasión de los socios veteranos como usted.
Soy socio desde los 7 años,  vi el gol de Vicente Celeiro [salvó al Dépor del descenso a Segunda B en la temporada 1987-88 contra el Racing de Santander en Riazor] y también estuve el mítico día del incendio [el ascenso a Primera con el gol de Stoja ante el Murcia en la campaña 1990-91], pero esto es una maravilla porque hemos generado un ambiente deportivista muy grande. Había casi tanta gente en Riazor en la tercera categoría como cuando estábamos en Primera. Nos hemos encontrado a muchos chavales que están muy ilusionados con el Dépor, con los referentes de hoy, sea quién sea. Pero creo que como aficionados hemos sido muy sibaritas y se han criticado algunas cosas incriticables como a Arsenio o a Jabo Irureta. Arsenio es Dios y por él me hice entrenador. Siempre se ha puesto demasiada presión sobre el equipo.

 

La paciencia es fundamental.
Y en eso el Básquet Coruña es un ejemplo. Confiaron en Epi pese a perder en la primera eliminatoria de los playoffs contra Gipuzkoa y mira... Entendieron que es un gran entrenador y acabaron consiguiendo el ascenso apostando por su continuidad y manteniendo la base de jugadores del año anterior.

 

En Maristas también apostaron por su continuidad.
Tuve dudas por el nivel de trabajo cuestiones personales y porque volvemos a empezar casi de cero. De inicio el proyecto es para salvarse, hay que cambiar el chip después de la gran temporada pasada. Debemos ser conscientes de las condiciones que hay en el club y por lo que tenemos que luchar.

 

A nivel deportivo la temporada es excelente, pero a nivel grupal podríamos haberlo hecho mejor

 

¿Le hicieron dudar las ofertas de otros proyectos?
Tuve alguna cosa, sería más por la experiencia, pero las condiciones no eran para dar el salto ya que por mi situación personal y laboral ahora mismo es inviable. Me llamaron de Zamora para ayudar en el cuerpo técnico de LEB Oro [rebautizada como Primera FEB]. De fuera me llegaron una propuesta de Azerbaiyán y una consulta de Luxemburgo.

 

Cuando le llaman es porque algo está haciendo bien.
Siempre gusta que te llamen, siempre está bien que se acuerden de ti, pero más aún en mi casa. Eso significa que lo he hecho bien y lo valoro positivamente.

 

Volvamos con Maristas: de bajar en los despachos hace un año a jugar por el ascenso. ¿Qué nota le pone a la temporada del equipo?
A nivel deportivo y de resultados creo que es excelente, la mejor. Pero creo que a nivel grupal podríamos haberlo hecho mejor. Han coincidido muchas jugadoras de la casa y de fuera y en momentos determinados nos costó encontrar el equilibrio. Para la gente de fuera no es fácil adaptarse a un club tan humilde como es el Maristas, y a la gente de casa, entender que es necesario convivir con gente de fuera. Aún así, la nota es la más alta posible.

 

Una temporada tan buena ha servido como escaparate para sus mejores jugadoras.
Sí, esto lo hemos notado. Hay jugadoras que se quedarán por su vinculación con el club, pero de las que fichamos el año pasado saldrán todas. De las que fichamos el año pasado: Sendy [Basáez] y [Marta] Vulovic jugarán en Challenge; María González jugará en la misma categoría, en un equipo de las islas pero con una propuesta inasumible para nosotras, y [Carol] Arfinengo también saldrá. Sabemos que Maristas es un club escaparate y si las jugadoras lo hacen bien, lo más lógico es que salgan. Queremos lo mejor para las jugadoras, y quien se lo merezca subirá su caché por méritos propios. Además no podemos competir económicamente con ciertas ofertas.

 

Esas mismas condiciones limitan sus opciones en el mercado
Tenemos que buscar en otros mercados y las jugadoras dispuestas a venir deben entender que aquí tienen que echar una mano en el cole. No tenemos una estructura que permita a las jugadoras dedicarse en exclusiva al baloncesto como en otros clubes. Deben implicarse, hacer actividades con niños o de baloncesto inclusivo e incluso apadrinar equipos de base en el club.

 

“Hay que darle mucho mérito a Berrallouco”

Buendía celebra el crecimiento de la afición por el baloncesto en A Coruña, un auge cocinado en las gradas del Palacio de Riazor con la explosión del Leyma y con un protagonista: el mítico Berrallouco.

 

A Coruña se ha enganchado al baloncesto, ¿el éxito del Leyma ha arrastrado a la afición hacia la grada del colegio Maristas?
Cuanto mejor nos vaya a todos, más gente vendrá a los partidos y esa interrelación entre Leyma y Maristas me parece muy positiva. Creo que en esa unión hay que darle mucho mérito a Gabriel [Berrallouco, voz y alma del grupo de aficionados Tsunami Naranja]. Hace un trabajo enorme por unir a la gente, a que se enganche de verdad al baloncesto en la ciudad. Él rompió muchas barreras y reunió en un sólo partido a todos los clubes de cantera de la ciudad en el Palacio de Riazor. También se está hablando cada vez más de básquet en los medios y eso es buenísimo.

 

El cupo de coruñeses ya era mínimo en LEB Oro, ¿es viable potenciar la presencia de canteranos en la ACB?
El salto de EBA a LEB Oro ya era muy grande. El club trabaja bien la cantera, pero si fuera un proyecto más pequeño sería más fácil acomodar gente o encontrar canteranos. Si ahora le sumas el salto a la ACB... Es muy complejo. Para mí sería fundamental tener gente de la casa en los clubes, que tengan ese sentimiento y ese arraigo con el club y la ciudad, pero la distancia es tremenda. El baloncesto español necesita con urgencia una categoría sub-22 potente, un nivel intermedio.

Fernando Buendía: "Arsenio es Dios y por él me hice entrenador"

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