Epifanía: Manifestación, aparición o revelación. La tercera acepción se ajusta cual guante al Leyma Basquet Coruña de la Temporada Gloriosa 23-24, culminada con un histórico ascenso, sin necesidad de pasar por los playoffs.
A pesar de su potencial, el plantel de Diego Epifanio –único de los 18 que no sufrió ni un solo cambio– no partía entre los favoritos. Aunque sí en la lista de aspirantes. En la primera estaban Estudiantes, Burgos, Fuenlabrada y Betis.
La continuidad fue instrumental. Siete jugadores repitieron en nómina, la cifra más alta en las 16 campañas en la segunda categoría nacional. Entre los nuevos, dos de acreditada calidad –y experiencia ACB– como Goran Huskic y el retornado Beqa Burjanadze. El debutante en España Sebastian Aris y el compostelano Pablo Hernández completaron el capítulo de fichajes.
Con gran parte del trabajo de adaptación realizado, el arranque tenía que ser mejor que el de otros años. Y lo fue: 4-0, incluyendo un 119-90 en la tercera jornada, contra el Estela Cantabria, la máxima anotación de la historia de la categoría en un partido sin prórroga.
El primer traspié llegó en Menorca (56-51). Dos jornadas después, nuevo revés, este en Cáceres (84-81). El tercero cayó en la décima fecha, por 77-75 ante el Burgos. Un resultado que, unido al 104-103 de la segunda vuelta, haría que la marea naranja no pudiese cantar el alirón hasta la última jornada. El Fuenlabrada tomó Riazor en la undécima (83-86).
Pero de las dudas nació la excelencia. La victoria (84-91, tras prórroga) en la pista del verdugo en los playoffs 22/23, el Gipuzkoa, inició la racha exitosa más larga de los 28 años de existencia del Basquet Coruña: 11 triunfos, entre ellos varios vitales: en Lleida, contra el Burgos y doblete contra el Estudiantes, con un sonoro 114-88 en Riazor, sólo cuatro días antes de que el Gipuzkoa volviese a ejercer de aguafiestas en A Coruña (67-84).
El equipo colegial vengaría esa doble afrenta en el torneo de mitad de curso, la Copa Princesa de Asturias, que se disputó en una de sus canchas, el WiZink Center, tras acabar líder la primera vuelta, con un triunfo más que el Leyma.
De vuelta a la competición de la regularidad, a la derrota en casa ante el GBC la siguió otra en Fuenlabrada, que comprimió la parte alta de la tabla y colocó a tres equipos, Burgos, Estudiantes y Tizona, a rebufo del Leyma. Los de Epi reaccionaron con una tacada de cinco triunfos, entre ellos el instrumental 97-91 ante el Tizona, que aseguraba el averaje particular con el equipo burgalés, algo que el BC ya había conseguido ante con el Estudiantes y el Lleida, cuyo tramo final de curso lo metió en la batalla por el ascenso directo, aunque llegaría a la jornada final sin opciones. Pero como el principal aliado del cuadro herculino.
La racha murió a manos del HLA Alicante del ferrolano Antonio Pérez Caínzos, técnico naranja durante siete temporadas. Con tres jornadas por delante, la situación seguía siendo la misma: Leyma a frente con tres rivales a un solo éxito de distancia, ahora con equipo catalán en lugar del Estudiantes.
Y con nubarrones potenciales en el horizonte, ya que en la antepenúltima fecha tocaba visitar Pumarín, el fortín del Oviedo –la bestia negra histórica–, donde tan sólo había ganado una vez, en el segundo partido de cuartos de los playoffs 20-21 y con una canasta sobre la bocina de Zach Monaghan.
Partido tenso, nervioso, trabado y con susto gordo: Demetric Horton falló un triple para evitar la prórroga, un tiempoo extra donde la jerarquía naranja cerró un triunfo con sabor a gloria antes de recibir a uno de los implicados en la lucha por la salvación, el Castelló, que cedió sin oponer demasiada resistencia (95-82).
El escenario de cara a la jornada final era casi perfecto. La victoria del Leyma en la pista del Melilla –el otro que trataba de evitar el descenso–, o la del Lleida en su casa contra un Menorca que no se jugaba nada, daban el ascenso directo a los de Epi. Únicamente las derrotas del BC y el Força unidas al triunfo del Burgos en Alicante –que logró– darían al traste con el sueño. Una improbable carambola. Que no hubo porque el Leyma hizo los deberes en casa del Decano (74-80) y Lleida arrasó (105-70).
Un sueño cimentado en un basket atractivo y demoledor. El BC lideró el ránking en cinco de las facetas del juego y firmó ocho centenas en 34 jornadas, igualando el tope histórico de la categoría, que tenía el Pineda del Mar desde la 96/97.
Y en la virtud de arrollar en el balance de los duelos con los equipos que a la postre fueron sus rivales en la batalla por el salto directo a la ACB: 7-1. Una virtud de equipo campeón. De un equipo para la eternidad.