Necesitaba el Deportivo Liceo una victoria para agarrarse a la Liga de Campeones. Con el agua al cuello, sacó los colmillos y las garras en uno de sus mejores partidos de la temporada, sino el mejor. No fue suficiente para tumbar al Forte dei Marmi, líder de la Serie A italiana. El empate no le vale a ninguno de los dos, pero menos al Liceo, que con un solo punto en cuatro partidos está virtualmente eliminado.
 

El hockey fue injusto con el equipo coruñés, que las tuvo de todos los colores. En la primera mitad probó los reflejos de Riccardo Gnata con una docena de llegadas, las más claras para Dava Torres y Sito Ricart, los dos más activos en el ataque verdiblanco.
 

Una directa para el Forte por azul de César Carballeira despertó a la bestia. Sito provocó una falta ante el último hombre de la defensa italiana y Dava tuvo una directa cuando jugaban en inferioridad. Agua. 

Gol de pizarra
 

El gol llegó en una jugada de pizarra. Juan Copa paró el partido con un libre indirecto para los suyos, Tomás Pereira cedió a Carballeira y este a Pablo Cancela, que abrió la lata de su exequipo a los 15 minutos. Lo celebró con rabia, la ocasión lo merecía.
 

Aún hubo más, una picadita de Fran Tombita que se estrelló en el poste y otra falta directa, también por un derribo del último hombre. Cancela, recuperada su confianza tras el gol, salió desde el banquillo para asumir el lanzamiento, pero lo mandó fuera.
 

La segunda parte empezó con un jarro de agua fría. El Forte metió una marcha más y encontró pronto el empate con gol de Federico Ambrosio. El partido mudó en un intenso y maravilloso ida y vuelta, salpicado de ocasiones para los dos equipos, conscientes de que el empate no les valía.

Caer y levantarse
 

El Liceo se levantó del golpe y Sito hizo el 2-1 tras un robo de Dava y una asistencia de Fabri Ciocale. Respondió el Forte con una diana de Francesco Compagno cuando su equipo jugaba con nueve faltas en contra. No llegó la décima, pero sí tres palos en un minuto: un tirazo de Pedro Gil, un trallazo de César desde su pista y un remate de Fran Ipiñazar.
 

Ya en los cinco minutos finales, Martí Serra sacó dos bolas cantadas de Ambrosio y el tubo volvió a frustrar un remate de Sito. A la tercera y con 3:03 en el reloj, Ambrosio batió a Martí con (demasiada) fortuna, pero el Liceo no estaba muerto. Lo revivió el '2' con un palazo a 2:02 de la bocina, bonita casualidad.

Y aún hubo más: una directa para cada uno, fallaron Dava y Enric Torner, la bola ya no quería entrar. Ni a la desesperada, defendiendo sólo con tres hombres y el capitán de palomero, ni en un remate postrero de Fabri que hasta la afición intentó empujar hacia la portería. Fue el desenlace más cruel para el mejor partido del Liceo.