La tercera medalla coruñesa en la historia de los Juegos Paralímpicos tiene nombre y apellidos: Damián Ramos Sánchez conquistó en París el bronce en la prueba contrarreloj C4 y se une a los dos primeros medallistas paralímpicos de nuestra ciudad, el judoca Pucho Boedo y el futbolista Juan Carlos Taibo, plata y bronce, los dos en Atlanta 1996.
Diez años después del accidente que casi le cuesta la vida y en el que fallecieron tres de sus rescatadores, una caída de 30 metros en los Picos de Europa y una noche a la intemperie mientras perdía mucha sangre por una fractura abierta de tibia, Damián cerró el círculo que inició en su etapa como piragüista —se quedó a un segundo de Londres 2012– y culminó subido a una bicicleta en París.
El coruñés perdió la movilidad en su tobillo derecho, pero descubrió el poder sanador del ciclismo durante su rehabilitación. Empezó a competir en 2017, animado por sus compañeros de grupeta y por unos valores impresionantes en consumo de oxígeno y resistencia. Los números y las 28 horas de entrenamiento semanal le dieron la razón: en el último año se proclamó campeón de Europa contra el crono y de la Copa del Mundo, con dos victorias en la especialidad individual y el ansiado billete a París.
Ramos debutó el pasado jueves en la pista, con un meritorio diploma olímpico en la persecución individual de 4.000 metros, pero su objetivo estaba en la carretera y, más concretamente, en la contrarreloj. Dicho y hecho: el ciclista del club Louriña marcó el tercer mejor tiempo en el recorrido de 28.4 kilómetros sobre Clichy-sous-Bois, una pequeña localidad 20 minutos al este del centro de París que se quedará para siempre en su memoria.
El coruñés salió a por todas y estableció el registro más rápido en el primer punto de cronometraje (6:37.43), situado en el kilómetro 5.8, quizá demasiado rápido. En el segundo (km 14.1) ya le adelantó el francés Kevin le Cunff, sólo por cinco segundos (18:28.69). Y en el tercer parcial (km 19.9) cayó al tercer puesto, superado por el otro local, Gatien le Rousseau (25:39.71). Damián acusó la fatiga, pero tiró de clase y sacrificio para agarrar el ansiado metal.
Doblado en los metros finales por Le Cunff, incontestable ganador de la prueba y nuevo campeón de contrarreloj C4, entró en la línea de meta con un tiempo de 38:05.94, superado por el propio Le Cunff y Le Rousseau, y con 16 segundos de ventaja sobre el belga Louis Clincke, suficiente para colgarse la medalla de bronce en su debut en unos Juegos.
“Ha sido uno de los días más felices de mi vida: el día que nací, por supuesto; el día que tuve el accidente de tobillo tan grave, que me tuvo dos años en silla de ruedas; el día que viajé a París, el 24 de agosto, cuando justo se cumplían 10 años del accidente, y hoy (por ayer). Llegar hasta aquí era un sueño, la medalla es un broche inmejorable al trabajo realizado, la guinda a una temporada fabulosa”, celebró exultante Damián Ramos, que destacó su “capacidad de sufrimiento” para aguantar en las posiciones de medalla.
El coruñés agradeció la ayuda de su entorno y se acordó "de toda la gente que me ha ayudado a estar aquí: entrenador familia, fisioterapueta, amigos... Es un equipo en el que todos aportan su granito de arena. Es imposible conseguir una medalla de esta importancia estando solo"
Una década después del terrible accidente que sufrió en un barranco de los Picos de Europa donde volvió a nacer, el coruñés ya tiene una medalla en los Juegos y cierra el círculo con un bronce que sabe a oro, pero aún hay más y el viernes 6 disputará la prueba en línea también con opciones de subirse al podio.