Damián Ramos (23 de junio de 1986, A Coruña) es un ejemplo de constancia y esfuerzo. Este coruñés, afincado en Oleiros, está siendo la sensación del ciclismo adaptado después de haber logrado una medalla de oro y otra de bronce en el Europeo que se celebró recientemente en Rotterdam.
Estos éxitos no se entienden sin el sacrificio y el trabajo de luchador nato que sueña con estar en París.
¿Cómo te encuentras después del gran esfuerzo realizado?
Muy bien y muy contento. Estoy deseando llegar a casa y celebrarlo con los míos porque entre pitos y flautas llevo un mes fuera de casa. Entre la concentración previa del Mundial de Glasgow y ahora el Europeo de Rotterdam, llevo 29 días fuera de casa y estoy deseando llegar de una vez y poder celebrarlo con los míos.
Tiene que ser duro mentalmente estar tanto tiempo fuera de casa.
Sí, porque la competición requiere estar todos los días concentrado. A veces pasándolo mal, con nervios, porque no sabes los resultados que vas a conseguir y llevas trabajando mucho tiempo, durante todo el año, para muy pocos minutos de competición. Aunque hay días intermedios en los que puedes relajarte un poco, tu mente no descansa. Estás siempre pensando en afinar la bicicleta, que esté todo bien, que estés descansado. Al final se acaba haciendo un poco ‘bola’. Esto no es tan bonito como ir a una carrera de un día y volverte para tu casa el fin de semana siguiente. Cuando estás unas tres o cuatro semanas compitiendo fuera de casa se hace difícil mantener la concentración. Afortunadamente, el esfuerzo ha merecido la pena y esta vez ha salido bien pero no siempre pasa. Yo pierdo más carreras de las que gano, con lo cual hay que estar muy contento de lo que hemos conseguido.
Llegas con dos medallas al cuello. ¿Te ha dado tiempo de asimilar este éxito?
Pues la verdad que no, porque realmente llevo un poco en esto y no estoy acostumbrado. Este puede ser mi primer gran logro famoso, vamos a decirlo, o visible. Yo acabé cuarto en el Mundial del cual estoy mucho más satisfecho que la medalla de oro del Europeo. Hay resultados que no son tan visibles. Este es sólo mi segundo Europeo, también fue mi segundo Mundial. En el primero conseguí un octavo puesto y eso no es relevante, pero realmente son mis inicios y estoy muy satisfecho de ese camino. Pero como te digo, no siempre salen las cosas tan bien aunque te esfuerces lo mismo. Esta vez estuvo bien y salió cara.
¿Pensabas que podías ganar alguna presea?
No. Yo ya era consciente de que mi nivel había subido bastante desde el año pasado, pero no podría decir que estaba seguro de que iba a sacar una medalla. No estaba seguro pero mi nivel había aumentado considerablemente y entonces me hacía sospechar que podía estar entre los cuatro o cinco primeros. Fue una sorpresa pero no totalmente porque sabía que podía estar en la pelea con los demás.
Primero llegó el bronce, que casi fue plata. ¿Te supo amargo haberte quedado a menos de un segundo de lograrla?
Y tanto. La contrarreloj del bronce no me salió demasiado bien. El suizo que me ganó, en Glasgow le había ganado por bastante, pero esta crono no se adaptaba demasiado a mis características y me quedó muy mal sabor de boca. Yo debería está más cerca del primero que del tercero, aunque queda mal que uno lo diga. No todas las carreras salen bien. Ganar siempre es difícil, sea a las chapas o sea en el ciclismo. Por doble motivo estoy satisfecho por lo realizado, porque a veces, aunque entrenes, las cosas no tienen porque salir bien. Por ejemplo, en el Mundial celebrado en Glasgow tenía una medalla al alcance de la mano y me caí y casi quedo eliminado. Por suerte, puede hacer quinto pero yo también estaba rozando la medalla. En esto hace falta mucha suerte y además entrenar muy duro porque, aún entrenando muy duro, eso no te garantiza la medalla ni el buen resultado pero ayuda mucho haberlo logrado.
Esa rabia te ayudaría al día siguiente a lograr el oro en la prueba de ruta.
Sí, tenía ahí una espina, estaba un poco cabreado. Decía: me cago en la leche, esto no puede ser. Yo tengo que dar el todo y esta es la última prueba importante del año y hay que echar el resto. Al final, eché el resto y salió muy bien. Sí que estaba un poco cabreado, pero eso me sirvió de motivación.
¿Tienes alguna celebración pensada?
Pues dar un gran abrazo a mis padres, a mis amigos y celebrarlo, pero tampoco sin despistarme mucho porque los próximos objetivos ya están aquí. Yo, en marzo, tengo un Mundial de pista que se celebra en el velódromo de Río. No me gusta despistarme demasiado. No me gustan las celebraciones en exceso. A ver, hay que celebrarlo porque el triunfo lo merece, pero con muchos pies en la tierra. El 9 y 10 de septiembre tengo una Copa de Europa en Valencia, aunque es una competición secundaria, también es un evento internacional. Entonces, será llegar a casa, saludar a mis padres, a mis amigos, hacer una cena con ellos y con los entrenadores. Ellos son parte fundamental, sobre todo José Manuel Cardesín, que siempre está conmigo, ayudándome. Se merecen una buena cenita, pero pensando en ponerse el buzo de trabajo y a seguir, que esto no puede parar si queremos seguir subiendo peldaños. Para subir el rendimiento hay que trabajar duro en el día a día y no hay que despistarse. No hay tiempo para relajación.
Visto el éxito en el Europeo. ¿Te vas a marcar objetivos más ambiciosos?
Sí, está claro que sí. Ahora no puedes aspirar a menos. Está claro que el objetivo es seguir progresando, aunque quizás suene muy prepotente o ambicioso decir sólo voy para ganar. Yo voy a ir con el objetivo de disputar el primer puesto, luego ya veremos. Ahora estoy en disposición de disputar el trono mundial. Que luego salga o no ya se verá. Tienes que tener el rendimiento para poder hacerlo, pero desde luego sí que se podría decir que estoy en disposición de luchar. En mis primeros campeonatos iba a hacer lo mejor que pudiera pero no estaba para luchar por las medallas, ahora sí.
Siguiente paso: ¿llegar a los Juegos de París?
Sin duda. Yo fui piragüista profesional en mi juventud. Me quedé cerquita de las Olimpiadas. Y ahora que se me presenta esta oportunidad es el objetivo. Desde que empecé en el deporte con 14 años, siempre lo he querido. Siempre fue mi sueño y ahora está más cerca que nunca. Pero no me quiero despistar porque 2024 es un año muy importante. En junio se van a decidir las plazas de los participantes que van a representar en España en los Juegos y hay que estar preparado para luchar por ello.