El viaje ilegal del Profeta Reyes que sueña con el oro olímpico
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El viaje ilegal del Profeta Reyes que sueña con el oro olímpico

La odisea del cubano afincado en A Coruña: cuatro meses en un piso de Moscú, dos más en un campo de refugiados y otro en un centro de detención para inmigrantes
El viaje ilegal del Profeta Reyes que sueña con el oro olímpico
El Profeta se estrenó como profesional con un KO el 7 de octubre del 2022 en el Barrio de las Flores | Javier Alborés

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Miles de kilómetros por tierra, mar y aire, una decena de escalas, incluido el paso por un campo de refugiados y otro por la prisión, así fue el viaje de Enmanuel Reyes Pla (La Habana, 1992) hacia el sueño olímpico. El cubano nacionalizado español evita el drama, lo cuenta con gracia y se adorna en las anécdotas durante una visita a dxt campeón después de conseguir el billete a París 2024. “Yo soy así, siempre con una sonrisa”, resume el boxeador que se dio a conocer en Tokio 2020 cuando ganó su primer combate por KO y gritó aquello de “Vamos a arrancar cabezas, aquí está El Profeta dando palo”. La frase le persigue todavía: “La gente piensa que estoy loco, pero sólo quiero ser campeón olímpico”, asume una de las opciones de medalla de la delegación coruñesa en los Juegos.
 

El viaje ilegal de Reyes comenzó en su Cuba natal cuando se dio cuenta que no tenía sitio en el equipo nacional: “Sabía que no me iban a dar la oportunidad. Tenía que buscarla en otro lugar y aquí en A Coruña estaban mi tío, mi papá y mi abuela”. Elegido el destino, hizo la maleta para volar de La Habana a Moscú. “Es la única vía que había para salir del país porque Rusia y Cuba son amigos, por decirlo así”, ríe el púgil, que en su cabeza contaba con pasar la frontera de Bielorrusia a Polonia para acceder a la Unión Europea, como hacían por aquel entonces muchos de sus compatriotas. No sería tan fácil.
 

Enmanuel contó con la ayuda de su tío, que ya tenía la nacionalidad española y se desplazó desde A Coruña para acompañarle en la segunda escala del trayecto. Se trasladaron a Minsk, a 700 kilómetros de Moscú, y desde allí se dirigieron a la frontera polaca en un tren, “pero cuando intentamos cruzar nos pararon unos guardias y se jodió la cosa”, recuerda el boxeador, que en la capital rusa vivió durante cuatro meses dentro de una habitación por miedo a las autoridades. “Nos contaron que la policía cogía a los cubanos para pedirles dinero y si no tenías te montaban en el carro y te soltaban en una carretera a hora y pico de la ciudad con veinte grados bajo cero. ‘A mí no me iban a hacer eso porque les doy candela y me llevan a la cárcel’, pensé. Esperé en el piso y mandé a mi tío a hacer la compra”, resume.

 

Otra paliza

La tercera parada fue San Petersburgo, otra paliza de 700 kilómetros. “Nos movimos allí con un tipo que hablaba español, me consiguió un documento falso y un billete para volar a España. Nos dijo que estuviésemos tranquilos, pero una de las personas que venía con nosotros se puso nerviosa y se jodió todo”, lamenta Reyes, que regresó Moscú mientras su tío volvió a España.

 

El tercer intento de acceder a la Unión Europea fue un vuelo a Viena, donde solicitaría asilo. “Las únicas dos cosas que podía decir para que me aceptasen es que era perseguido político o gay. Y como en Cuba nunca tuve un problema con la policía ni el gobierno, me hice pasar por homosexual, que en Cuba está muy mal mirado”, desvela con naturalidad. El coruñés tuvo que actuar ante las autoridades austríacas: “El policía me ponía caras raras porque estaba viendo fotos de boxeo y mi hijo en el teléfono. Le dije que eran una tapadera”, ríe el Profeta, que primero convivió en un piso con otros inmigrantes y luego fue trasladado a un campo de refugiados donde habitó dos meses a la espera de nuevas instrucciones.

 

Desconocedor del espacio Schengen y con el infundado temor a los estrictos accesos de los aeropuertos, Reyes se arriesgó a un largo viaje en autobús desde la capital austríaca hasta España. Cruzó sin problemas la frontera alemana, pero al llegar al borde con Francia se quedó a unos 20 metros. “La policía venía buscando algo, empezó a pedir los papeles y me cacharon”. Vuelta a empezar, esta vez en otro país y sin la compañía de su tío. “En una comisaría intenté explicarles que yo era un deportista que iba de camino a España y que el documento que me dieron en Moscú no era falso”. Sus argumentos cayeron en saco roto, durmió en el calabozo un par de noches y acabó en un centro de detención para inmigrantes ilegales después de un juicio rápido.

 

La última oportunidad

“Les pedí que me mandasen para Cuba una y otra vez. No quería entrar en una cárcel. Aquello era como ‘Prison Break’: me dieron un uniforme, un plato para la comida y me encerraron en una celda con una gruesa puerta de acero y una ventanita, eso sí, con una tele”, bromea Enmanuel, que no pierde el humor ni en la escala más dura de su viaje, más de un mes detenido. Cuando salió estaba decidido a tirar la toalla y hacer el camino de vuelta a La Habana, pero su familia coruñesa insistió en la última oportunidad: un vuelo de Viena a España.

 

“No me revisaron nada, ni en el control, ni los equipajes, ni cuando entré en el avión. Entonces entendí que en un aeropuerto de la Unión Europea no te piden el pasaporte. Cuando me senté en el asiento, me relajé y ya me sentí en casa. No era tan difícil. ‘Tú viste todas las vueltas que dimos por gusto’, le dije a mi tío”, bromea Reyes, que hizo parada en Barcelona antes de volar hacia su destino final, con una última anécdota.

 

“El primer vuelo a Coruña se jodió porque el avión estaba averiado y nos pusieron otro con el escudo del Celta de Vigo. ¡Y se apagó en medio de la pista! ¡Imagínate!”, ríe a carcajadas el Profeta, el inmigrante ilegal que se hizo pasar por homosexual para pedir asilo y sueña con ganar el oro olímpico. Ya con la nacionalidad española, en Tokio se quedó a las puertas de las medallas tras perder en cuartos de final contra su compatriota Julio La Cruz, un combate politizado y con dosis de polémica.

 

“Yo sé que gané. Todo el mundo lo vio y entiende de boxeo sabe que le hicieron un regalo. Si me cae de nuevo tendré que volver a arrancarle la cabeza”, zanja el Profeta, que debutará el domingo 28 en la categoría de 92kg. Dos combates le separan de las medallas y otros dos del oro.

El viaje ilegal del Profeta Reyes que sueña con el oro olímpico

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