Zach Monaghan, el jugador que más veces ha vestido la camiseta del Leyma Basquet Coruña en la segunda categoría española, abandona del baloncesto. El Mago de Palatine cuelga la chistera a los 30 años. Marín fue, la campaña pasada, su último hogar como profesional.
El 24 de julio de 2015 el club naranja anunciaba el fichaje de dos rookies, ambos procedentes de la segunda división de la NCAA: Ben Stelzer y Zach Monaghan. Pocos podían imaginar que uno de ellos haría historia aquí. Y seguro que ese uno, tampoco.
El ojo de halcón de Charlie Uzal dio con un genio que no había encontrado su sitio en la NCAA I (un curso en South Dakota State). Completó el ciclo universitario en la modestísima Minnesota State-Mankato, donde se graduó con medias de 15.6 puntos y 8.1 asistencias y como integrante del Cinco ideal de su Conferencia.
Y de ahí saltó a una ciudad de la que no sabía nada (“Cuando llegué en 2015 pensé que venía a México, soy malísimo en geografía”, declaraba a dxt campeón en junio de 2021). Un desconocimiento mutuo, obviamente. Mas A Coruña tardó muy poco en saber qué era Monaghan y Monaghan tardó muy poco en saber qué podría llegar a ser A Coruña para él.
Tan poco que tardó apenas cuatro meses de vida en nuestra ciudad en tatuarse en un antebrazo la Torre de Hércules. El faro en el faro. La comunión grada-pista iba un poco más allá. Porque desde el día de su debut oficial, el 2 de octubre de 2015, en Riazor frente al Palencia, la afición naranja se enamoró de un chico pálido, flaco para los estándares del basket moderno y dueño de un baloncesto que A Coruña nunca había visto.
Monaghan no fue el más valorado de aquel partido, a pesar de unos notables 10 puntos y 7 asistencias, pero sí en los ojos de los aficionados, que jurarían amor eterno a aquella primigenia versión salvaje. Y más tras sus playoffs de esa mágica campaña 05/16, con un inolvidable 3-2 al Breogán en cuartos de final.
Tito Díaz fue desbravando poco a poco a Zach. Aunque fue mutando en base algo más seguro, el que es mago, lo es siempre. De ahí que a los puntos y las asistencias sumase una ‘clásico’: triple desde media cancha o inmediaciones, generalmente sobre la bocina del segundo cuarto.
Tras dos campañas, decidió probar en la primera división belga. Cuatro partidos duró en el Limburg. Y el Leyma le repatrió rápidamente. El Coruñés de Chicago, como él mismo se bautizó, regresaba a su otra casa (los vídeos en redes sociales apoyando al Depor son otra muestra de su integración). Fue en esa temporada incompleta donde firmó sus topes en anotación y asistencias en fase regular.
La siguiente sería floja. A causa de las lesiones (sólo 23 partidos) y de un difícil encaje en el juego acartonado del nuevo técnico, Gustavo Aranzana. No hubo renovación y Beroe se convirtió en su nuevo destino.
En Bulgaria jugó su primera temporada completa fuera de EEUU y de España, a donde volvió en la siguiente, con Sergio García en el banquillo. Suya fue la canasta sobre la bocina que tumbó a la bestia negra histórica del Leyma, el Oviedo, en Pumarín (69-70), para sellar el 2-0 en cuartos de final.
En la 21/22 hizo una notable fase regular, pero una lesión de rodilla en el tramo final redujo su papel en playoffs a casi testimonial. El 2 de junio de 2022 vestiría por última vez la naranja: 7 puntos, 4 asistencias y 2 robos llevaron su firma en la derrota (76-85) que completó el 0-3 contra el Girona.
Sin equipo en el arranque de la 22/23, el Mago de Palatine (ciudad de estado de Illinois de algo menos de 70.000 habitantes) firmó el pasado noviembre por el Marín, de la Liga EBA: 12.6 puntos, 2.3 rebotes y 5.2 asistencias fue su última hoja de servicios.
Con el Leyma Basquet Coruña, sus números son máximos históricos en Oro, tanto en regular como en playoffs, en partidos disputados (164 en regular y 28 en postemporada), minutos (3.696 y 714), puntos (1.665 y 333) y asistencias (663 y 131). El saldo de sus seis campañas es de 10.1 tantos por partido en regular y 11.8 en playoffs, 2.0 rechaces (en ambas fases) y 4.0 y 4.6 pases de canasta.
Se despide el chaval que acabó vistiendo la naranja durante seis campañas, cifra que solo han alcanzado Gus Díaz (7, entre Oro, EBA y 1ª Nacional) y Ángel Hernández (6, una en EBA). Fin de carrera de la mayor leyenda de las 15 temporadas que el BC ha disputado hasta la fecha en la segunda categoría nacional. Su recuerdo perdurará en la memoria de las varias generaciones de coruñeses que hemos disfrutado del enorme placer de haber tenido a don Zachary Michael Monaghan.