A sus 38 años, Carlos Penedo está viviendo la temporada de su debut como entrenador ayudante en ACB con el club de su vida, el Básquet Coruña. Nacido en A Coruña, ha estado ligado al baloncesto en general y al club en particular desde sus primeros años. Cuando la entidad se mudó a la ciudad, Carlos formó parte del equipo alevín como jugador y, varios años después, ya con 22, volvió al club como entrenador.
Dio sus primeros pasos como monitor en el Campus Milenium y ha pasado por categorías de formación desde las escuelas hasta hacerse un hueco en el primer equipo como delegado Antonio Pérez en 2011. Tras una breve escapada de dos años a Barcelona, decidió volver a su ciudad natal y al club de su vida. Poco después de su vuelta, se le volvieron a abrir las puertas del primer equipo, ya en LEB Oro y como entrenador ayudante, un cargo en el que se mantiene desde hace cinco temporadas y con el que está debutando en la máxima categoría del baloncesto español.
¿Cuándo empieza a entrenar?
Empecé a entrenar en el año 2008-09. Yo, cuando empecé en el club (Básquet Coruña), pues aún no tenía muy claro lo que quería ser ni qué hacer a nivel profesional y laboral. Pero yo sí que tenía una ilusión, que era intentar conseguir vivir del baloncesto todo lo que me pudiera dar. A nivel cantera no es fácil, pero en esos tiempos iba sobreviviendo, haciendo muchas cosas, entrenando equipos y con el tema de las escuelas.
Dentro del club, y aún se sigue haciendo ahora, hay muchos colegios en los que damos la actividad extraescolar de baloncesto con entrenadores del club. Mis inicios fueron así, entrenando a equipos de cantera del propio club y, a mayores, para tener un mejor sueldo, por decirlo así, o realizar más funciones, pues estaba el tema de las escuelas. Mi primer año dentro del club estuve en una de las escuelas con Mariña Penedo (su hermana), que fue la del Emilia Pardo Bazán. Con todo el trabajo que se fue haciendo durante esos primeros años con ese colegio, ahora se formó un club: Los Rosales.
¿Fue jugador antes de empezar a entrenar?
Yo hasta fui jugador del club. Mi familia está toda ligada al baloncesto y al baloncesto dentro de Coruña, que es el Básquet Coruña, aunque antes tenía otro nombre. Mi padre fue entrenador de formación durante muchos años, cuando el equipo estaba en Arteixo mi padre era el entrenador ayudante de Javier Castroverde.
El año que se vino a Coruña, el club aún no se llamaba Básquet Coruña, si no recuerdo mal se llamaba Ventorrillo. Eran las categorías inferiores del club, se llamaban Ventorrillo. El primer equipo alevín que hubo en la historia del club cuando vino a Coruña, yo formaba parte de ese equipo alevín. Yo llevo toda la vida. Mi padre también fue entrenador de categorías de formación dentro de ese club y luego está mi hermana Mariña, que también fue entrenadora del club durante muchos años. Desde que nací, he estado ligado al baloncesto 100%.
“Entras como monitor en el campus y vas poco a poco, poco a poco, y el tiempo pasa tan rápido que te das cuenta que no sales de esa rueda. Te vas formando, sacando todos los cursos y al final te das cuenta de que eres entrenador”
¿En qué momento se da cuenta de que lo de entrenar puede ir a más?
Estaba en esas edades que aún no tienes muy claro lo que te gusta. A mí, a lo mejor me viene ya de familia, de los genes que tenemos, somos una familia muy de deporte. Mi madre en sus etapas jóvenes jugó al voleibol, mi padre siempre fue de baloncesto, mi hermana estudió INEF y a la vez fue entrenadora, y es entrenadora superior de baloncesto. Entonces, yo, como era algo que también me gustaba, fui tirando por ahí. Una vez acabé el bachiller, estudié TAFAD y a la vez compaginado con cosas de monitor de tiempo libre.
Me gustaban mucho los niños, todo tema relacionado con veranos, campamentos… y eso lo fui uniendo con el baloncesto. El club organiza el Campus Milenium y ahí fueron mis inicios dentro del club. Entras como monitor en el campus y vas poco a poco, poco a poco, y el tiempo pasa tan rápido que te das cuenta que no sales de esa rueda. Te vas formando, sacando todos los cursos y al final te das cuenta de que eres entrenador. No fue tampoco muy pensado, pero a lo mejor sí que influye mucho a lo que se dedicó mi familia, al final yo tiré también por ahí.
¿Cuándo le llega su primera oportunidad en un equipo “profesional”?
Mi primer año como entrenador fue la temporada 2008-09. Tras dos, tres años dentro del club, me llegó la oportunidad por medio de Antonio Pérez, que era el entrenador que estaba en el primer equipo y para mí, a día de hoy, sigue siendo un gran amigo y un referente a nivel baloncesto. Fue una persona de la que hemos aprendido todos. Yo me siento un afortunado. Al final, si estás rodeado de buena gente, aprendes de todo el mundo, puede ser más positivo que si no tienes a esa gente a tu lado. Entonces, hubo un cambio en el primer equipo. Miguel García, que era ayudante de Antonio, deja el primer equipo y pasa a la gerencia del club. Charlie Uzal (ahora director deportivo) era el delegado y pasó a ser ayudante de Antonio Pérez. Esto es en la temporada 2011-12, estábamos en LEB Plata. Antonio pensó en alguien de la cantera y bueno, pues estaba yo por ahí. Yo era un entrenador de la cantera que apostaba por intentar vivir del baloncesto. Estar dentro de un equipo profesional requiere muchas horas, hay gente que tiene su trabajo y no puede meterse dentro de una dinámica profesional porque tendría que dejar sus trabajos. Mi primer año fue de delegado con Antonio Pérez en LEB Plata, que fue su último año en el club. Vino Antonio Herrera, fue el primer año que el club jugó en LEB Oro y también formé parte del primer equipo con funciones de delegado. Herrera solo está un año y entra Tito Díaz, con el que sigo con funciones de delegado y con todo lo de cantera. Hacía de todo, cantera más primer equipo. Como entrenador de la cantera, de Coruña y del club, para mí fue una oportunidad increíble.
“Estaba dentro de la cantera y volvió a salir esa oportunidad con Sergio García. Desde entonces, llevo cinco años en el primer equipo. Ahí ya entré como entrenador ayudante”
Luego me fui del club dos años a Barcelona por temas personales y para salir de la zona de confort, buscar otras cosas, conocer gente, otro baloncesto… Tuve la suerte de poder encontrar un club rápido y estuve dos años solo con cantera allí, viviendo también solo del baloncesto. Luego volví y tuve una segunda oportunidad de entrar en el primer equipo. Estaba dentro de la cantera y volvió a salir esa oportunidad con Sergio García. Desde entonces, llevo cinco años en el primer equipo. Ahí, ya entré como entrenador ayudante.
¿En baloncesto no es tan común como puede ser en fútbol que un entrenador tenga su propio cuerpo técnico?
Puede pasar y hay que estar preparados. Sé que dentro del club, la parte del entrenador ayudante la respetaron bastante, intentaron potenciar bastante a la gente de la casa. Porque no es solo mi caso. En su momento, con Tito y Aranzana estaba Iria, que es otra entrenadora de Coruña, estuvo Charlie, Román, yo… se le dio mucha oportunidad a entrenadores de la cantera.
¿Cuál es su función dentro del cuerpo técnico? ¿Ha variado con el cambio de categoría?
No, seguimos haciendo lo mismo. Una cosa que nos hizo ser campeones, que funciona, no se toca. El baloncesto es baloncesto, solo que la LEB Oro, a nivel jugadores, playbook, filosofía de cada entrenador, la conoces un poco más. Epi, que lleva 20 años compitiendo contra esos entrenadores, ya sabe cómo van a jugar, qué les gusta, cómo defienden… Ahora te encuentras con distintos entrenadores, distinta metodología y tienes que adaptarte a lo que haya en la competición. Yo sigo haciendo lo mismo. Román se encarga de toda la parte táctica, de cómo juega el equipo rival, qué sistemas usa, cómo defiende, cómo ataca, qué normas tiene, tanto en ataque como en defensa. Y yo me encargo un poco de, en esos sistemas de juego que Román nos dice que juega el rival, de decir cómo ejecutan los jugadores esos sistemas. Me encargo de la parte del scouting individual. Entre los dos llevamos un trabajo en común, en el que al primer día de semana, le enviamos toda la información a Epi, él la recibe y se elabora un plan de partido. En pista, Epi es el entrenador principal, nosotros estamos por fuera de pista corrigiendo a jugadores cosas de normas de ataque, defensa… Participando como un entrenador ayudante, intentas ayudar al jugador. Luego yo tengo una parte y Román también, de trabajo individualizado con ciertos jugadores. En mi caso, yo hago trabajo más con los interiores, con Atou y con Omar, y Román hace más trabajo con exteriores, mucho trabajo con Olle y con Aleix.
“Mientras el club de mi ciudad y mi club me dé la opción, ya sea primer equipo cantera, de poder vivir del baloncesto, yo no tengo una idea ahora de marcharme ni de exponerme”
¿Se ha planteado en algún momento intentar dar el salto a entrenador principal si surge la oportunidad?
Siempre respeté mucho esta profesión, siempre fui muy poco a poco durante todos mis años formativos. Creo que mi situación personal y familiar, pues ahora yo teniendo esto en Coruña, a día de hoy yo no me planteo buscar algo más allá. Mientras el club de mi ciudad y mi club me dé la opción, ya sea primer equipo o cantera, de poder vivir del baloncesto, yo no tengo una idea ahora de marcharme ni de exponerme. Al final, yo tengo una situación familiar con dos hijos, no es lo mismo alguien que no tenga hijos, sé lo complejo que es ser primer entrenador. Me siento privilegiado de poder trabajar en mi ciudad y en un club como el Básquet Coruña, y ahora pues en la mejor liga de Europa.
¿Le gustaría entrenar a sus hijos?
No creo que sea una situación muy cómoda, pero puede ser que en algún momento pase. Puede ser, nunca se sabe, pero en la cantera hay entrenadores excelentes.
“Si tu día a día es bueno, seguro que en algún momento el baloncesto te va a agradecer, te va a dar algo, estamos muy cerca de que llegue esa victoria, de que nos dé un pasito hacia adelante”
¿Cómo está viviendo la temporada de su debut y el del club en ACB?
El tema del ascenso fue algo increíble. Cuando suena la bocina en Melilla, te viene a la mente mucha gente que hubo detrás de muchos años trabajando. Al final es un hito histórico. Ahora, una vez que estamos aquí, pues obviamente vemos todo lo que hay detrás, el Coliseum, la liga, la ciudad, que está súper volcada… Tenemos ahí una pequeña responsabilidad de intentar mantener la categoría y bueno, estamos ilusionados, el equipo entrena bien, el grupo humano está muy sano. Nosotros los entrenadores decimos que hay que respetar mucho el día a día. Si tu día a día es bueno, seguro que en algún momento el baloncesto te va a agradecer, te va a dar algo, estamos muy cerca de que llegue esa victoria, de que nos dé un pasito hacia adelante. Porque nuestro día a día es bueno, el staff trabaja al 100%, los jugadores están súper implicados, todo el club, oficina, directiva… Seguro que va a llegar un momento en que la palabra ganar llegue y, a partir de ahí, pues a ver si nos da o si no nos da.
¿Cómo recuerda ese ascenso?
Para mí el ascenso obviamente significó mucho, significó mucho porque son tantos años en el club que te viene a la mente muchísima gente. Primero piensas en tu familia. Es un momento tremendo de ilusión, de alegría, tu familia más cercana que estuvo siempre ahí apoyándote, mi pareja Cris, mis hijos, que sin ellos pues sería imposible. Porque este trabajo requiere mucho tiempo, hay momentos en los que no puedes estar con ellos. Sin la comprensión y el respeto hacia mi profesión por parte de mi familia, sería imposible este sueño. Luego te viene toda la gente que te ha ayudado a formarte como entrenador, la que te has cruzado en el club durante todos estos años y para mí hay una persona especial que es mi hermana Mariña. Con ella empezó todo, para mí es una referente y sin ella yo no sería el entrenador que soy hoy en día.
“Es ese momento que veo a mi hermana y nos damos un abrazo y nos ponemos a llorar, ahí te das cuenta todo lo que se ha conseguido”
Tengo un recuerdo que no se me va a olvidar, es ese momento que llegamos a Coruña en el aeropuerto cuando se abren las puertas, llegamos con la copa después del ascenso para celebrarlo con la afición y ahí estaba toda mi familia. Es ese momento que veo a mi hermana y nos damos un abrazo y nos ponemos a llorar, ahí te das cuenta todo lo que se ha conseguido. Entonces, pues imagínate todo lo que puede significar para mí, son muchos recuerdos, hay mucha gente que ha trabajado increíble en el club y todas las personas, todos los referentes que tuve durante mi trayectoria como Mariña, como Cruz, como Antonio Pérez… Muchos entrenadores que me vienen a la cabeza ahora, Miguel García, que me acerqué mucho a ellos para formarme y ahora soy el entrenador que soy gracias a todas estas personas.
¿Qué sintió cuando el club decidió seguir apostando por usted en ACB?
Es una responsabilidad muy grande. Conocemos este mundo y este negocio y podía haber la posibilidad de no continuar, que forma parte del día a día del entrenador. Lo primero, agradecer a la directiva por la confianza depositada en mí y en Román. Dos entrenadores de Coruña, del club, de cantera. Es algo a valorar y de agradecer. Luego, obviamente, está la figura de Epi, que confíe en nosotros para este proyecto. Hemos formado un grupo de trabajo bastante bueno, bastante potente. Nos conocemos mucho y él consideró que teníamos que seguir adelante todos juntos y es un reto increíble e ilusionante. Estoy muy agradecido. Creo que siempre fui un entrenador que respetó mucho las fases formativas de ir poco a poco puliendo etapas y hemos llegado a este momento y a este reto, estoy muy ilusionado para afrontarlo.
“Ahora el tema de gestionar el vestuario, el grupo humano, las cabezas, todo eso, es casi más importante que lo que tú dibujes en una pizarra para meter una canasta”
Este año habrán tenido que trabajar también en el aspecto mental.
Sí, sí, está claro. Esto ya lo hemos comentado nosotros mucho dentro del staff. Nosotros el año pasado, a lo mejor nos pusimos primeros en la LEB, y aún quedaban 10-12 jornadas. Pues ese tramo final de temporada fue terrible a nivel presión, teníamos presión todos los días porque la liga estaba tan igualada, que tú a lo mejor si perdías un partido se te iba la oportunidad. Lo veíamos tan cerca, tan cerca, tan cerca, de que no podíamos fallar, de que era el año, sabíamos que era el año, porque al final la liga LEB Oro está a un nivel brutal y sabíamos que teníamos una oportunidad potente. Ahora es una presión distinta. Los jugadores del año pasado estaban acostumbrados a ganar mucho, el día a día cuando ganas es mejor que cuando pierdes. Ahora el tema de gestionar el vestuario, el grupo humano, las cabezas, todo eso, es casi más importante que lo que tú dibujes en una pizarra para meter una canasta. Obviamente, es importantísimo, pero el baloncesto es de los jugadores, tú le das el balón a Brandon, a Thomas y ellos deciden, entre comillas. Ahora el trabajo que vemos nosotros que tenemos que hacer más, es un poco todo eso, el tema del día a día, los roles, los egos, la convivencia, el tema de la cabeza, salir, quitar el foco del entorno, estar más pensado en nuestro día a día, nuestro grupo humano. Epi eso lo hace excelente.
¿Cómo ha visto a Ángel Núñez y qué cree que puede aportar?
Cada jugador que llega al principio pues no es fácil. Llegas a un equipo que llevamos tres años trabajando con unas normas defensivas y ofensivas y hay muchos jugadores del año pasado y de hace dos, que esas normas las tienen ya muy malladas. Ángel necesita un proceso de adaptación. El chico es un profesional excelente, su día a día es muy bueno y él está haciendo todo el esfuerzo para poder adaptarse cuanto antes. Es un jugador muy físico que puede jugar tanto de tres, como de cuatro. Nos puede dar más capacidad defensiva, rebote, más envergadura de tocar muchos balones.
En ataque es muy bueno a campo abierto, el rebote, el uno por uno de cara, hacer tiros abiertos… Es un chico que nos va a dar un registro distinto que a lo mejor en el juego no lo teníamos. Hay que tener paciencia con él, no va a venir aquí a ganar un partido, va a ser uno más y ojalá, si gana un partido pues excelente, si tiene el tiro para ganar y lo mete, maravilloso. Es un soldado, es un chico que lo que le digas lo va a hacer y al máximo nivel.
Precisamente esos tiros para ganar se les están resistiendo un poco en las últimas jornadas.
El más reciente a lo mejor es el contra Joventut, ese último tiro que tuvo Thomas, pero al final es su tiro. Es excelente en eso, es lo que mejor hace en situaciones de bloqueo directo, ese tiro tras bote. Él tiró para ganar el partido y falló. Es un buen tiro, consideramos que es un buen tiro. Yo creo que el equipo, hay partidos que los minutos finales igual se están jugando mejor o peor, pero creo que lo de decir mal tiro, buen tiro es muy relativo. Es el jugador el que toma la responsabilidad de asumir ese tiro. Si lo mete pues es excelente, si lo falla pues vaya tiro más malo, pero bueno, yo creo que tenemos jugadores que pueden asumir esa responsabilidad, como Thomas, Brandon, cualquier jugador, Yunio, Ingus… Cualquiera puede asumir esa responsabilidad y, si se toma la decisión de que tiren ellos ese tiro, pues a muerte con ellos y poco más.
Esta semana reciben a Lleida. ¿Notan más presión por ser un rival directo?
Sabemos que es un partido muy importante. Un equipo que conocemos bastante, conocemos a su staff, conocemos la filosofía que tiene Gerard (Encuentra), ofensiva, defensiva. Ellos nos conocen a nosotros bastante, va a ser un partido muy complicado. Ellos son un equipo que juega muy alegre, anotan mucho en los primeros segundos, usan mucho el tiro de tres puntos. Hay que agarrarse a nuestro día a día. Esta semana nuestro día a día está siendo bueno, el equipo está entrenando bien y tenemos al grupo humano muy sano, estamos muy sanos. Eso es lo que nos agarra, que hay muy buena relación entre ellos y están todos muy concienciados en el objetivo. Y el primer objetivo que tenemos ahora es ganar a Lleida. Entonces, bueno, preparados y con muchas opciones, como en todos los partidos. Todos los partidos sales con opciones, siempre juegas para ganar y luego, te puede dar o no te puede dar, pero estamos cerca de que nos dé.