El Manchester City llegaba a Estambul con la Premier y la Copa de su país ya en su poder. Pero para el multimillonario equipo del norte de Inglaterra era poco botín. Y hoy llegó el gran día para los celestes, que consiguieron la deseada primera Liga de Campeones. El protagonismo de su técnico, Pep Guardiola, es indiscutible. Pero también entra en la historia del City otro español, Rodri, encargado de abrir el marcador ante un Inter que presentó una dura resistencia.
En una insípida y ramplona primera parte, el Manchester City no pudo con el ordenado Inter de Milán. El conjunto lombardo no renunció a tener el balón y a abrir el campo. Siempre que pudo intentó el contragolpe. Por su parte, los ingleses eran incapaces de jugar cómodos ante la presión de su rival.
Eso sí, las mejores oportunidades de la primera parte las tuvieron Bernardo Silva, con un disparo escorado que se marchó cerca de la escuadra, y Erling Haaland, con un remate a media altura que sacó Onana.
La peor noticia para el City fue la lesión de Kevin de Bruyne, que se marchó sustituido a la media hora tras una entrada de Hakan Calhanoglu.
En la segunda parte, los primeros minutos se desarollaron con el mismo guion. Casi al cuarto de hora de la reanudación entró en el equipo interista Lukaku, que sustituyó a Dzeko.
Su compañero en la delantera, Lautaro, tuvo una gran oportunidad poco después. Aprovechando un error de Akanji, se plantó solo delante de Ederson, pero el portero brasileño despejó el balón.
Sobrepasada la hora de juego, el marcador seguía sin moverse. Hasta que Rodri por fin perforaba la portería defendida por Onana con un fuerte disparo (1-0, minuto 68).
Se esperaba una reacción del equipo italiano. Y no tardó en llegar. En una jugada embarullada dentro del área del City, Dimarco cabeceaba y mandaba el balón al larguero.
El Inter lo siguió intentando. Su técnico, Simone Inzaghi, apostó por jugar el último cuarto de hora de partido con Gosens y Bellanova, que entraron por Bastoni y Dumfries.
Y más tarde realizó sus últimos dos cambios. Mkhitaryan por Calhanoglu y D`Ambrosio por Darmian.
Al conjunto lombardo no le quedaba otra que echarse hacia arriba, frente a un Manchester City inusualmente replegado.
Y vaya si pudo empatar el Inter. Un remate de cabeza a bocajarro de Lukaku, cuando estaba a punto de cumplirse el tiempo reglamentario, se estrelló en la pierna de Ederson. Y poco después, el internacional belga, de disparo raso, también metió el miedo en el cuerpo a la hinchada británica, que ocupaba el fondo opuesto.
La tensión se palpaba en el ambiente y ya en el tiempo extra un encontronazo entre Haaland y Onana les costó la tarjeta amarilla a ambos.
Un disparo alto de Barella fue el último intento del Inter, que tendrá que esperar para conquistar su cuarta Copa de Europa. El Manchester City ya tiene la suya.