El París Saint-Germain volvió a chocar contra su peor pesadilla, el fracaso europeo, que por undécima vez desde la llegada de los cataríes a la capital francesa en 2011 se levantó como un muro para detener la ambición del club que con más dinero persigue la Liga de Campeones.
Por quinta vez en los siete últimos años, el PSG se ve incapacitado para superar una eliminatoria europea, pese a contar con Kylian Mbappé, quizá el jugador más en forma del momento, y con Lionel Messi, el más laureado de todos los tiempos.
Nada de eso sirve para convertir al equipo francés en la maquinaria necesaria para conquistar Europa y esta nueva eliminación prematura volverá a abrir un abismo de dudas en el club.
En primer lugar el entrenador, Christophe Galtier, que ya había dejado escapar la Copa de Francia y que ahora se queda con la liga como único objetivo, demasiado poco botín para toda la tropa que tiene a sus órdenes.
El técnico francés, cuestionado por su falta de experiencia en un banquillo de tan alto nivel, tendrá pocos argumentos para rebatir a los críticos y, hasta final de temporada, convivirá con un reguero de rumores sobre la identidad de su sustituto.
Como les sucedió a sus antecesores, desde el español Unai Emery, el alemán Thomas Tuchel o el argentino Mauricio Pochettino, Galtier ha fracasado a la hora de dotar a un equipo plagado de estrellas de una identidad clara y reconocible. El peso de la constelación superó al juego colectivo.
Pero el técnico francés firma una de las peores andaduras europeas de los últimos años en París, con cuatro victorias, dos empates y dos derrotas dolorosas contra el Bayern.
Solo el empuje de Mbappé parecía capaz de llevar en volandas todo el entramado de figuras reunido en París, pero la pegada del atacante francés no fue suficiente para doblegar al Bayern, lo mismo que hace un año sucedió ante el Real Madrid.
El nuevo fracaso reabrirá la cuestión de su continuidad, por mucho que el propio jugador asegurara este sábado que su futuro en París no pende de la Liga de Campeones.
Tras el culebrón de su renovación en la primera mitad de 2022, la próxima temporada se anuncia decisiva. Mbappé firmó por dos temporadas, con una opción suplementaria de un año más si ambas partes estaban de acuerdo. En otras palabras, el futbolista volvería a quedar libre, el él quiere, en junio de 2024, lo que podría abrir la puerta a su salida previa si el PSG quiere embolsarse algo por su traspaso.
Tampoco ayuda esta eliminación a la continuidad de Leo Messi, que acaba su contrato este año si no se activa la temporada en opción que acordaron.
Si antes del Mundial su renovación parecía hecha, el triunfo de Argentina en Catar parece haber complicado las cosas para el recientemente elegido mejor jugador del mundo por la FIFA.
El de Rosario se niega a rubricar el nuevo contrato y el club parece menos dispuesto a darle un cheque en blanco, lo que puede acabar con la estrella argentina en la liga estadounidense.
El nuevo revés europeo tendrá, además, una consecuencia financiera, porque el club dejará de embolsarse unas decenas de millones de euros, en un momento en el que sus cuentas están bajo la lupa de la UEFA que cuestiona si los salarios de sus estrellas no desestabilizan el llamado "juego limpio" financiero.
Tras haber presentado unos números rojos de 370 millones en las cuentas de 2022, que incluyen buena parte de los incentivos para convencer a Mbappé de renovar, el club calcula que esta temporada las pérdidas estarán entre los 100 y los 150 millones, en función de los jugadores que puedan salir al final del ejercicio.
El club pagó ya una multa en 2018 por su déficit estructural y volverá a pagar otra al final de este ejercicio, pero la sanción puede ser mayor si no logra regularlo.
En un primer momento puede verse impedido de fichar nuevos jugadores y, en última estancia, excluido de las competiciones europeas.