Mis primeros recuerdos con el Deportivo de trasfondo son de la primera Liga que perdimos en 1994, la del penalti de Djukic, apenas tenía diez años e iba con mi padre a ver al equipo. Ese día teníamos todo preparado para la fiesta, hasta el coche estaba decorado para la ocasión.
Esa tarde-noche pasó lo que pasó y, lamentablemente, fue la llorera más grande que tuve en mi vida por el Dépor, me marcó mucho.
Mi hermana nació curiosamente también en 1994 y se llama Claudia en honor al que fue nuestro grande delantero Claudio Barragán.
Por aquel entonces mi referente como aficionada deportivista era Mari Carmen Presas, que esta semana por desgracia ha fallecido; era vecina nuestra en Mariñán y nos conseguía a veces entradas para asistir a los partidos de Riazor.
Comencé a ir al fútbol con mi madre cuando era una cría pero ya de adolescente iba con mis amigos; coincidiendo con el primer descenso en 2011 fue cuando nos tiramos a la piscina y decidimos montar la peña Brigantium y ya empezamos a ir a todos los partidos en casa, además de organizar numerosos desplazamientos.
Hace ya años que tuve que marcharme de Betanzos por trabajo y en ese momento me decidí a hacer el mayor número posible de viajes para apoyar al Deportivo. Ya que no podía ir a Riazor pues opté por asistir siempre que existía disponibilidad a los encuentros a domicilio.
Primero estuve viviendo en Miranda de Ebro y posteriormente en Tenerife, donde actualmente resido.
Conocí a la presidenta de Chamberí Blanquiazul, Anita Guerra, a la que le deseo una pronta y feliz recuperación de sus problemas físicos actuales, y entonces nos apuntamos a muchas salidas del equipo; conocí a muchísimos aficionados blanquiazules de todas las latitudes.
Otro de los recuerdos más tristes que tengo es el intento de ascenso fallido en el playoff de Son Moix; tras el 2-0 de la ida salí de Riazor pletórica y compré unos billetes de avión carísimos para estar en Mallorca. Fue la segunda llorera futbolera de mi vida.
En cambio, la mejor imagen que se me ha quedado grabada en el subconsciente fue la primera Copa del Rey de 1995 cuando era niña; estaba en Barcelona con mi padre y lo vimos allí. Todo el mundo apoyaba al Valencia y a la vuelta por carretera ya nos fuimos uniendo a la caravana de aficionados que venían de Madrid celebrando nuestro primer título. Sirvió para desquitarnos de nuestro sufrimiento un año antes.
A lo largo de todo este tiempo siguiendo al club me encantaban jugadores como Bebeto. Tenía su autógrafo enmarcado en mi habitación. Después también me gustaba mucho Nando y con el paso de los años Valerón fue un referente obligatorio.
Gracias al Deportivo he hecho una gran familia, tanto en Madrid como en A Coruña y Betanzos; uno de los motivos por los que en abril me voy de vuelta a la península al sur de Andalucía es por eso, poder coger mi coche e ir todos los domingos adonde juegue el Deportivo. Desde Tenerife desplazarse es mucho más complicado.
Esta temporada estoy muy contenta por Óscar Gilsanz, estoy ilusionadísima porque es mi paisano; en Cádiz a la salida del encuentro que ganamos 2-4 lo esperé y el encuentro fuera del estadio fue muy emotivo. Me dijo que hace nada me llevaba en el bus en los desplazamientos. Hasta que fichó por el Villalbés él aprovechaba para transportarnos a la peña Brigantium a los partidos de fuera de casa. Así, él también podía ver los partidos.
La situación esta temporada está siendo complicada, tenemos que seguir dándole duro en la segunda vuelta y debemos ganar al Tenerife para lograr oxígeno. No me perderé esta cita en el Heliodoro por nada en el mundo. He cogido vacaciones para ir a por todas.
En este mes de enero vamos a tener que afrontar partidos decisivos que marcarán nuestro destino, tal vez podamos luchar por algo más que por la permanencia.