El Deportivo, que se ha ganado por méritos el ser un club que tritura entrenadores, lleva cuatro en estos tres años en Primera Federación y busca ahora el quinto para la que será su cuarta etapa en el tercer escalón del fútbol español.
Será una de las decisiones más importantes para Fernando Soriano, el nuevo director deportivo de la entidad, que tendrá que tratar de hacer olvidar a Rubén de la Barrera, cesado de nuevo, el pasado 14 de junio, de forma abrupta por la entidad.
Un adiós que no entendió la afición, ‘divorciada’ de Óscar Cano y que encontró en el técnico coruñés a un entrenador que entendía lo que significaba el deportivismo y que había vuelto para dar esperanza y nuevos bríos al equipo. No logró el ascenso, apenas un mes estuvo en la entidad, pero tenía un año más de contrato.
Tras su cese fulminante y la dimisión en bloque del Consejo, Soriano tiene ahora que poner sobre la mesa a un entrenador que, no solo cuente con una contrastada experiencia, sino que además sea capaz de empatizar con la hinchada.
No es un tema menor, el deportivismo es un sentimiento que va más allá del fútbol, el nivel de presión al que está sometido el equipo, obligado cada año a subir, está ahí y con el que venga deberán sentarse y explicárselo.
No importa la enésima decepción, el club sabe que con casi total seguridad habrá miles de socios y asistencias cercanas a los 20.000 espectadores en Riazor, algo más propio de estadios de otra categoría.
Pero, el inquilino del banquillo debe ser consciente de ello y comprender la idiosincrasia que rodea al Depor.
Un perfil que se pueda ajustar a una persona cercana a la entidad, un exjugador, un técnico que pudiese ser hasta de la casa supondría tener parte del camino andado. Pero, de momento, el club no ha anunciado nada, y el caso de Juan Carlos Carcedo, que sonó en su momento, se ha enfriado, pues cuenta con una suculenta oferta de Chipre.
Al margen de que Soriano se pueda reunir con agentes de técnicos, como el caso del exjugador Alfredo Santaelena, la entidad trabaja con cuidado en esta operación, sabiendo de la importancia de no dar un paso en falso. El club es consciente de que el preparador puede empezar ya marcado, por como se produjo la salida de De la Barrera, por lo que quieren acertar con el entrenador.
El Deportivo sigue teniendo cartel, a pesar de estar compitiendo por cuarto año fuera del fútbol profesional, es uno de los nueve campeones de liga, pero también se parte con un nivel de exigencia que no ‘padecen’ otros equipos de la categoría.
Por otra parte, está el descontento de la hinchada. La masa social del Deportivo está cansada, después de dos semanas muy convulsas, tras quedarse el equipo fuera del ascenso.
Perpleja aún por el cese de De la Barrera y después de exigir explicaciones al club sobre el futuro del Depor o lo que pasará en la Asamblea del 17 de julio, que será telemática, ha decidido movilizarse el próximo 29 de junio delante de la sede de Abanca, accionista mayoritario del club. Con esta situación, dar con un técnico que encaje con el Depor se antoja una decisión vital.