El 31 de diciembre de 2022 el rumor se hizo realidad. Lucas Pérez regresaba al Deportivo dejando atrás la Primera División y el Cádiz para bajar al barro, a sacar del mismo, al club de sus amores.
El runrún planeaba por la ciudad desde hacía meses. El retorno no se pudo concretar en el mercado estival. Pero sí se cerró en el período de fichajes de invierno.
Hace hoy dos años que el delantero de Monelos firmó su regreso a A Coruña. Pocos días después fue presentado en Riazor ante unos 7.000 aficionados. Una cifra que puede parecer una menudencia, pero supera, sin ir más lejos, la media de espectadores de seis equipos de Segunda División en la presente temporada.
Lucas llegó y besó el santo, marcando un doblete en su primer partido, en Riazor frente al Unionistas de Salamanca (3-0). Aunque su primera campaña no acabó de la mejor manera, con la derrota en Castalia en la semifinal del playoff, el curso pasado encontró el premio que vino a buscar. Pese a que el gol se le resistió –no vio puerta hasta la 18ª jornada–, acabó anotando el tanto que valió el ansiado ascenso a la categoría de plata después de cuatro años de penurias en la tercera categoría del fútbol nacional.
Desde aquel 8 de enero de 2023 ante el equipo salmantino, Lucas ha participado en 75 encuentros oficiales con el Dépor, en los que ha firmado unos números fantásticos: 29 goles y 30 asistencias.
Frente al Barça Atlètic, Lucas cerró el círculo, aunque no totalmente. Su legado solo es comparable a su impacto en la actual plantilla y en su rendimiento, y a lo que genera más allá del terreno de juego.
Con un contrato indefinido, parece tener cuerda (y nivel) para rato. “Cuando Mella y Yeremay no quieran jugar conmigo, me voy a la grada a disfrutarlos”. Genio y figura dentro y fuera de la cancha.