José Ángel Jurado y Diego Villares se han consolidado nuevamente como el eje del centro del campo del Deportivo. Su conexión en el doble pivote no es fruto de la casualidad, es el resultado de una compenetración forjada desde el verano de 2023 y que ha vuelto a dar sus frutos en la 2024-25. Ambos centrocampistas, piezas clave en el ascenso del equipo coruñés durante la pasada campaña, han logrado establecer un nuevo récord en la presente temporada: seis partidos consecutivos como titulares formando pareja en el doble pivote. Curiosamente, el récord anterior también les pertenecía a ellos, con cinco encuentros seguidos compartiendo la medular en el arranque del curso actual.
El Deportivo ha cosechado tres victorias (0-1 contra el Eibar, 3-1 frente al Almería y 0-1 ante el Oviedo), dos empates (0-0 contra el Tenerife y el Huesca) y una única derrota (2-0 frente al Eldense) en estos seis encuentros en los que José Ángel y Villares han sido los encargados de gobernar el centro del campo. Estos resultados reflejan, en gran medida, el equilibrio y la solidez que aportan a la estructura del equipo blanquiazul. Su entendimiento mutuo y la correcta distribución de roles aportan una estabilidad en el juego que se traduce en un buen rendimiento colectivo.
Desde la temporada pasada, bajo las órdenes de Imanol Idiakez, esta dupla ha sido una apuesta recurrente. El técnico vasco vio en ellos una combinación idónea para su sistema, aunque también experimentó con otras variantes, como un trivote con un tercer mediocentro o incluso desplazando a Villares a demarcaciones más adelantadas o laterales. Sin embargo, la mejor versión del equipo emergió cuando Idiakez apostó firmemente por el doble pivote José Ángel-Villares en su esquema 1-4-2-3-1. Fue esta fórmula la que se convirtió en uno de los cimientos de una segunda vuelta espectacular que llevó al Deportivo de regreso al fútbol profesional.
En el comienzo de la presente temporada, el entrenador donostiarra mantuvo su confianza en la pareja en las primeras cinco jornadas. Sin embargo, Idiakez decidió, en el siguiente compromiso en Córdoba, desplazar a Villares al lateral derecho y Mario Soriano ocupó su lugar en el centro del campo, interrumpiendo la continuidad del binomio. No obstante, en la jornada 7, en el duelo ante el Burgos en Riazor, Idiakez decidió recuperar la dupla que había sido clave en el ascenso, aunque la estabilidad en la medular se vería nuevamente afectada por lesiones.
La entrada de Nuke Mfulu en la rotación desplazó a José Ángel del once inicial y una posterior pubalgia apartó al centrocampista andaluz de los terrenos de juego durante dos meses. A continuación, Mfulu también sufrió una lesión muscular en el bíceps femoral, lo que propició que Villares y Soriano formaran el doble pivote durante la etapa de transición entre los encuentros previos a la destitución de Idiakez y los primeros compromisos de Óscar Gilsanz al frente del primer equipo blanquiazul.
Con la recuperación de Mfulu, el técnico betanceiro tuvo la posibilidad de reestructurar el centro del campo sin necesidad de recolocar a Soriano. Sin embargo, el arranque de 2025 ha traído consigo una versión renovada y determinante de José Ángel, quien se ha asentado como pieza indiscutible en el esquema de Gilsanz. Su regreso al once ha coincidido con un repunte en el rendimiento de Villares, lo que ha consolidado nuevamente esta sociedad en el doble pivote.
La llegada de Gilsanz también ha supuesto ligeras variaciones en las funciones del doble pivote. Con Idiakez el equipo presionaba más alto y los mediocentros tenían que abarcar un mayor rango de acción. José Ángel y Villares tenían la posibilidad de brillar en una de sus mayores virtudes, la defensa hacia adelante, aunque también asumían más riesgos defensivos dejando más metros a sus espaldas. El actual técnico ha decidido matizar esta dinámica. Ahora, en fase defensiva, José Ángel y Villares guardan más su posición para reducir los espacios respecto a la defensa. Y en fase ofensiva, José Ángel se encarga de iniciar la salida de balón incrustándose entre los centrales, mientras que Villares actúa como el segundo escalón en la construcción del juego.
El propio José Ángel reconoció en enero, tras ser elegido mejor jugador del mes, que se siente cómodo tanto con las indicaciones de Idiakez como con las de Gilsanz. “Me siento cómodo con este rol y con las nuevas instrucciones que me da el míster. Los mediocentros tienen que ser los que marquen las pautas del ritmo de juego. En esta posición, un poco más retrasada para recibir el balón, incluso se puede orquestar mejor la jugada”, señaló en declaraciones a la Radio Galega.
A lo largo de la temporada, José Ángel y Villares se han convertido en la dupla más utilizada en el doble pivote, acumulando once titularidades conjuntas. Ninguna otra combinación se acerca a esa cifra, ya que la segunda más empleada, la formada por Mfulu y Villares, suma seis encuentros. En el tercer puesto se encuentra de nuevo el jugador de Vilalba, que compartió cinco alineaciones con Soriano en esa demarcación.
El Deportivo ha utilizado hasta siete combinaciones diferentes en el doble pivote, reflejo de los múltiples contratiempos sufridos a lo largo de la campaña en la medular y de las probaturas en busca del mejor equilibrio. Más allá de las ya mencionadas, se han probado también las parejas Mfulu-Soriano (3 partidos), Mfulu-José Ángel (3), José Ángel-Soriano (1) y, en el partido de Copa del Rey ante el Ourense CF en O Couto (1-0), la inédita dupla formada por el inglés Charlie Patiño y el fabrilista Álex Alfaro.
En términos globales, desde el inicio de la pasada temporada hasta la fecha, José Ángel y Villares han coincidido sobre el terreno de juego en 51 partidos, sumando un total de 3.937 minutos juntos. Esta continuidad ha permitido que su compenetración siga fortaleciéndose, generando un impacto positivo en el rendimiento del equipo.
Los números avalan la importancia de este tándem en el engranaje del Deportivo. En los encuentros en los que han coincidido en algún momento, el conjunto blanquiazul ha registrado un balance de 76 goles a favor y solo 46 en contra, una estadística que evidencia su relevancia tanto en la fase de construcción como en la contención defensiva.
Más allá de su rendimiento presente, todo apunta a que la sociedad entre José Ángel y Villares seguirá siendo un pilar fundamental para el Deportivo en los próximos años. Ambos futbolistas tienen contrato con el club hasta 2027 después de la reciente renovación automática que se ganó el futbolista sevillano al alcanzar los 50 partidos como blanquiazul con un mínimo de 45 minutos disputados en cada uno de ellos. Por lo tanto, este vínculo garantiza la continuidad de una pareja que ha demostrado su valía en la categoría de bronce y que ahora persigue consolidarse en el fútbol profesional. Su equilibrio y entendimiento mutuo pueden ser una de las grandes armas del Dépor en la búsqueda de nuevas metas y, quién sabe, quizá de otro ascenso en el futuro.