“Liberen al ‘Joker’ Mario Soriano”, titulaba El Diario Vasco un artículo el pasado 15 de octubre en el que destacaba los problemas del futbolista madrileño para encontrar su sitio en el Deportivo de Imanol Idiakez y subrayaba el deseo de gran parte de la afición del Eibar de recuperar al joven mediocampista, que el pasado curso jugó cedido en el conjunto armero.
El técnico blanquiazul arrancó la temporada con la clara intención de alinear juntos a Soriano, Mella, Yeremay y Lucas Pérez, lo que provocó que el madrileño jugara de inicio los cinco primeros encuentros del curso. En su deseo de encontrar la mejor demarcación para el futbolista de Alcalá de Henares, Idiakez lo ubicó en la mediapunta, como interior izquierdo y en el doble pivote, junto a un mediocentro defensivo —José Ángel y Mfulu—. Sin embargo, el madrileño no terminó de brillar, así que frente al Burgos, el Albacete y el Málaga salió desde el banquillo.
Soriano recuperó la titularidad en la novena jornada, contra el Elche en el Martínez Valero. Ante la ausencia de Yeremay, que se perdió aquel duelo por su doble compromiso con la selección española sub-21, el Joker actuó como extremo izquierdo, pero estuvo algo impreciso en los pases, no tomó las mejores decisiones y aunque en la segunda parte trató de irse más al medio para repartir juego, no se encontró cómodo y el preparador vasco lo sustituyó en el minuto 79.
El madrileño repitió de inicio en los siguientes tres duelos, los últimos de Idiakez al frente de la escuadra herculina.
Ante el Eldense se desenvolvió en la medular, junto a Mfulu, y pese al empate en Riazor (1-1), Soriano fue de lo mejor del cuadro herculino. Dio claridad en la circulación de la pelota y aunque actuó en el doble pivote, optó muchas veces por irse a la izquierda para ganar superioridad y cargar el ataque por el costado zurdo.
Cuatro días después, ante las lesiones de Mfulu y José Ángel, el futbolista de 22 años recuperó la posición de mediocampista ofensivo en el Ciutat de València, con Villares y Charlie Patiño a sus espaldas. Pero la medular fue un desastre frente al Levante, sobre todo en el caso de Soriano y el joven futbolista inglés, que estuvieron desubicados.
En su último compromiso como entrenador blanquiazul, ante el Racing de Santander en Riazor, Idiakez se decantó por el Joker como pareja de Villares en el centro del campo, con Lucas Pérez de enganche y Barbero en punta. Pero sin un mediocentro posicional, el cuadro herculino se vio arrollado por el líder de Segunda División durante la primera parte. Soriano ocupó diferentes espacios del campo, buscando dar juego al equipo, pero no lo consiguió y se le vio desesperado.
Óscar Gilsanz tomó el mando del Deportivo, tras la destitución del técnico donostiarra, y lo hizo dando continuidad al esquema y la base del anterior ocupante del banquillo. De esta forma, en Cartagena la pareja que condujo el timón en la medular estuvo formada de nuevo por Villares y Soriano. Aunque, en esta ocasión, el vilalbés asumió una posición más retrasada, con el Joker jugando a diferentes alturas. En unas ocasiones, más cerca del lucense, aunque sin llegar a formar un doble pivote, y en otras, más próximo a Lucas Pérez, aunque sin ejercer de mediapunta, posición en la que se movió el de Monelos.
Esta mayor libertad de la que gozó el jugador de Alcalá de Henares le hizo recuperar su mejor versión, moviéndose muy bien entre líneas y aprovechando los espacios para conectar con los atacantes. También estuvo bien en las ayudas en la medular. Un partido, el mejor del ex del Atlético en lo que va de curso, que hizo recordar al Soriano de la pasada campaña en el Eibar.
Cedido por el Deportivo al conjunto vasco, el Joker se convirtió en un jugador fundamental para el técnico Joseba Etxeberria durante toda la temporada 2023-24. No tanto por estadísticas, ya que finalizó la competición en Segunda División con tres goles y cuatro asistencias, pero sí por la incidencia en el juego del equipo, dado que se trataba de un fijo en el once inicial y una pieza clave para conectar el centro del campo con el ataque.
Soriano participó en 41 de los 42 encuentros de la liga regular y jugó de inicio en 38 ocasiones. También fue titular en los dos duelos de la semifinal del playoff de ascenso, frente al Oviedo, en los que completó los 180 minutos. Y jugó dos choques de la Copa del Rey, formando en el once inicial en uno de ellos.
En la escuadra armera fundamentalmente actuó como mediapunta. De hecho, en la zona de tres cuartos se asoció muy bien con un exblanquiazul como Ager Aketxe, otra pieza clave para Etxeberria. El bilbaíno, que actualmente juega en el Zaragoza, finalizó el pasado campeonato con doce dianas y seis asistencias en 40 partidos de la liga regular y los dos del playoff de ascenso.
Aunque realizaba la labor de enganche en el Eibar, su movilidad le llevaba a dejarse caer por el costado izquierdo, donde ocupaba los espacios que liberaba Stoichkov.
Al finalizar la temporada 2023-24, el club armero mostró su interés en que el futbolista madrileño repitiera en el conjunto azulgrana, pero nada más sellar el ascenso a Segunda División, el Dépor dejó claro que contaba con el Joker para el regreso al fútbol profesional.
“Mario Soriano es un jugador importante, confiamos en que lo pueda hacer bien aquí”, se apresuró a decir el director deportivo, Fernando Soriano, el pasado 12 de junio.
De momento, aunque su arranque del curso 2024-25 no ha sido como esperaba, el joven futbolista ha recuperado su mejor versión con el estreno de Gilsanz en el banquillo y justo cuando su exequipo visitará Riazor el próximo lunes.
Las lesiones de Mfulu y José Ángel dejaron un hueco difícil de cubrir en la medular. Sin otro mediocentro defensivo en la plantilla, Idiakez apostó primero por una pareja formada por Villares y Charlie Patiño contra el Levante, con Soriano algo más adelantado. Salió mal.
En la siguiente cita, ante el Racing de Santander, el vasco retrasó al Joker para que formara junto al lucense. Pero la cosa tampoco terminó de salir bien del todo.
Sin embargo, Óscar Gilsanz en su estreno, en Cartagena, repitió con Villares y Soriano en la zona ancha, y esta vez sí funcionó. Fue una medular a tres alturas, con el vilalbés dando equilibrio atrás, el madrileño algo más adelantado y Lucas en la mediapunta.
Demostraron estar listos para repetir con el Eibar.