Epi, responsable del ascenso y...
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Epi, responsable del ascenso y...

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Epi

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Hace tiempo durante una retransmisión deportiva un amigo mío, de nombre Fran, y que me acompañaba como comentarista de la citada emisión, sentenció “los entrenadores son un mal necesario”. Realmente me sonó bastante fuerte porque eso se puede decir de los mecánicos, de los médicos, de los pilotos… y no lo pensamos  porque todos necesitamos que nos arreglen el coche, que nos curen la enfermedad o que dirijan el avión al aeropuerto de la ciudad a la que vamos.


“Los entrenadores son un mal necesario”. Reconocí que por un lado es una afirmación absolutamente equivocada y a la vez, muy acertada. Me explico. No son un mal necesario en el mundo del fútbol Ancelotti, Simeone, Guardiola, Luis Enrique, Cruyff, y otros tantos que supieron dotar de su impronta a los equipos que dirigían o dirigen ganando partidos y títulos.  Por supuesto Arsenio tampoco lo era.


Cambiemos de deporte. Vamos a algo tan coruñés como el hockey. No fue un mal necesario que ocupasen el banquillo del Liceo Andrés Suárez Caramés (q.e.p.d.), Carlos Gil o ahora mismo Juan Copa. O el portugués José Querido con el que se coincidió el otro día. 


No se trata de que haya modalidades deportivas en las que los entrenadores tengan más o menos importancia en la historia de sus equipos. Pero algunas tienen mayor influencia en lo que a ellos les toca. Me refiero al baloncesto, donde en este mismo periódico no hace mucho se trataba de analizar qué le ha pasado al Leyma Básquet Coruña para que la ilusión por estar en ACB se torne ahora en disgusto por el poco tiempo que se va a estar, de momento, en esa categoría. En ese análisis, con el que estoy muy de acuerdo, veo que al que menos se toca en sus responsabilidades es al entrenador. Con Diego Epifanio estaremos en deuda en esta ciudad para toda la vida. Pero esa deuda no debe permitir ciertas cosas.


Y si la temporada pasada el propio Diego, para todos, tenía un protagonismo especial en el ascenso a la máxima categoría, ahora es perfectamente uno de los máximos responsables de que la cosa no vaya como debiera.


Y tenemos ejemplos para argumentar tal cuestión sin ningún tipo de acritud hacia el burgalés. Por supuesto.
He detenido unos días el envío de este comentario porque el miércoles este periódico publicaba una entrevista muy completa con Atoumane Diagné en la que el senegalés manifestaba, entre otras cosas, que “Epi no se merece esto”. No sé exactamente a qué se refería porque no he visto críticas feroces al técnico. Aaaah, en las redes sociales. Amparados en el anonimato ahí hay mucho gili y por lo tanto las opiniones, la mayoría, carecen de fiabilidad.


En el resto de medios no vislumbro una opinión demasiado contraria para el técnico. Miren, el equipo ha ganado 5 partidos de 26. Ha perdido, por lo tanto, 21. De esas 21 derrotas en nueve nos han metido más de cien puntos. En otros tres duelos los rivales se quedaron a uno o dos puntos de la centena.


En todos los deportes, pero en baloncesto que es el que mejor conozco, lo más importante es la defensa. Defensa, defensa, defensa… Conozco muy cercano a mí, durante toda la vida, a uno que daba unos pases muy aceptables, que “enchufaba” con cierta facilidad, pero que no defendía un pimiento. Bajar a la arena no era lo suyo y su físico tampoco le acompañaba. No pasó (actualizando) de una especie de EBA. En un momento que el baloncesto era mucho más rígido. No existía el tiro de tres, los pasos estaban a la orden del día (ahora apenas se pitan aunque hagas arrancando o parando una media maratón), y lo de meter la mano por debajo del balón cuando botabas para beneficiarte en el dribling eran unos “dobles” como una casa...


Vuelvo a Epi. De los 21 partidos perdidos, hubo una racha de nueve derrotas. Sumamos la cuarta victoria en la jornada once, por lo que en las últimas quince fechas hemos ganado un solo partido. Cosas parecidas, nunca idénticas, les estaban pasando a rivales que entendíamos que eran de “nuestra liga” y que actualmente han cambiado el rumbo.


¿Qué hicieron? Cambiaron de entrenador. ¿Qué la solución hubiera sido cambiar a Epi?. No creo. Pero…
El Girona cambió a Katsikaris  por Moncho Fernández. El griego en once partidos ganó dos. El ex de Obradoiro de quince encuentros ha ganado siete. Breogán ficha a Luis Casimiro tras diez jornadas de Mrsic/Sunara. Habían ganado tres partidos. Con el manchego han ganado ocho en 16 jornadas. Andorra con el bocazas Lezkano en 17 duelos ganó cinco. En nueve jornadas con Plaza ha ganado 4. Pero fundamentalmente y aunque las victorias sean la base de todo en el deporte, también son importantes los cambios en el juego. Esos tres equipos modificaron ostensiblemente su forma de jugar. Su dinámica.
Si cogemos la clasificación actual por la cola, la ocupan por orden: Leyma Básquet Coruña (5 victorias, Epi), Granada (6, Pin), Girona (9), Andorra (9), Lleida (10, Encuentra) y Bilbao Basket (10, Ponsarnau), Breogán (11). 
Las estadísticas tienen eso: que son crueles, aunque demuestran casi siempre lo que acontece.

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