Dos goles y muchas buenas noticias
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Dos goles y muchas buenas noticias

Dos goles y muchas  buenas noticias
Kevin Sánchez, disputando el balón a un rival durante el partido ante el Pontevedra. Foto: RCD / Susi García

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Suma y sigue el Deportivo que gana y gana y vuelve a ganar. Lo hace en pretemporada, que también por ahora es más sencillo, pero lo consigue con sensaciones alentadoras, de equipo construido que profundiza en el trabajo. Son los beneficios de dar continuidad a las personas. A la espera de nuevos refuerzos y de que alguno de los llegados, como Petxarroman, empiecen a aportar, el Deportivo semeja bien pertrechado, con ideas claras y un talento que debe multiplicarse ahora desde la dirección deportiva con guindas que coronen lo que parece un sabroso pastel. En Pasarón dejó atrás (0-2) al Pontevedra con goles que no relatan la superioridad del equipo, que tampoco necesitó a Mario Soriano, que se quedó en la reserva tras unos días entre algodones.


Son partidos de piernas duras, duelos que se juegan tras acumular sesiones de trabajo, incluso el mismo dia, y que están condicionados por el fuerte calor, por más que la ubicación de Pasarón en la parte más umbría de Pontevedra propiciase una agradable sombrita sobre el césped. 

 

No se daban las condiciones para enlazar esfuerzos, pero el Deportivo al menos expuso parte de su trabajo semanal. Se supone que para eso se montan estos partidos, así que Idiakez debería de darse por satisfecho con algunos pasajes del partido, por ejemplo aquellos en los que el equipo se activó para acudir alto a encimar al rival y recuperar la pelota. Lo hizo con prestancia y codicia, con un buen manejo también para lanzarse a la portería una vez tenía el balón en los pies. Así se armó, antes del descanso, el gol de Villares y también un remate al poste de Kevin Sánchez. Por ahí el Deportivo mostró una buena cara.

 

De menos a más


Lo hizo también en el fútbol combinativo en tres cuartos impulsado por esa querencia de Idiakez a juntar futbolistas con buen pie. Lucas Pérez se alineó de inicio en punta y tras él evolucionó Luis Chacón, que cometió algún error en la entrega, pero también dejó destellos en espacios reducidos. A Yeremay le costó activarse en la banda izquierda para encontrar la profundidad, pero cuando la encontró fue imparable tanto en la mezcla como cuando tenía que buscarse la vida. Y en esas lides pocos como Kevin Sánchez, que demostró que está para echar un cable cuando sea preciso, por más que se fuese con el sinsabor de un remate al poste que pudo rubricar su esfuerzo.


El Dépor fue de menos a más. Empezó perezoso, pero se gustó sin balón, cómodo y bien engrasado para posicionarse en la recuperación. En cuanto al Pontevedra le empezaron a pesar las piernas llegaron las opciones para marcar. 


Las tuvo, con todo, primero el Pontevedra. El centrocampista Xabi Domínguez remató alto tras una acción de estrategia en un córner en corto que pilló al Deportivo desprevenido. Apareció Lucas, primero a balón parado. El primero lo mandó al graderío, el segundo lo dirigió a la escuadra, adónde acudió a desviarlo el portero exdeportivista Edu Sousa. 

 

 


El gol de Villares, que ejerció de llegador tras un buen pase filtrado de Yeremay a Lucas, premió los mejores minutos del Deportivo y le envió a la caseta con una sensación de deberes hechos antes de que Idiakez empezase a repartir esfuerzos. Apenas Lucas y Iano continuaron en el once. Se marcharon a la caseta cuando cumplieron una hora de juego en una segunda parte en la que al equipo le volvió a costar entrar en el partido, anclado ahora a un 4-4-2 en el que Lucas asumía más libertades que Barbero y también menos trabajo en la resta. Eric Puerto apareció  como un felino para salvar la ventaja al detener un remate de cabeza de Charly. El portero fichado del Antequera tiene una habilidad nada común en los metas contemporáneos: bloca balones. Y si es necesario adornarse con una palomita la dibuja, como lo hizo en Pasarón.


Los minutos ajustaron otra vez al Deportivo, que se hizo cada vez más corto entre líneas e incomodó al Pontevedra, que apenas juntó pases. Entró Martín Ochoa y se estrenó el recién incorporado Escudero en el lateral para guardar las espaldas de Pablo Muñoz, que escorado a la izquierda fue sutil y profundo. No es un extremo, resulta evidente. Pero es futbolista y un refuerzo de postín para el Fabril, si finalmente acaba contando en los planes de Óscar Gilsanz.


Trabajó bien el Deportivo mientras el Pontevedra se difuminaba sin remisión. Y debieron de marcar los blanquiazules en sendos testarazos de Dani Barcia, que jugó en todo momento pleno de jerarquía, pero ante el gol no consiguió dirigir dos remates francos, y sobre todo en una opción de Davo en la que tras una virguería de Ochoa en el balcón del área el asturiano dudó entre pasar a Barbero o rematar y acabó por sacar una pifia. 


Ante un oponente agotado incrementar la ventaja era una cuestión de insistencia y de tiempo. Tuvo ambas Hugo Rama para caracolear en la frontal y sacar un remate cruzado a la red. En una posición centrada, con el fútbol de cara, el talento de Oroso tiene más herramientas para mostrarse que cuando le ubican escorado o, incluso, en la mediapunta. Sobre el tapiz de Pasarón lo hizo, disfrutó e hizo disfrutar. Lo logró en realidad todo el colectivo, que ahora deberá de dar un paso más con una exigente semana en la concentración de Portugal que alberga además tres partidos a disputar en menos de una semana. 

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