El RC Deportivo de La Coruña deberá remangarse y bajar al barro para poder sacar adelante su próximo compromiso de Liga, el domingo en un estadio de Balaídos cuyo terreno de juego deja mucho que desear.

El partido del pasado martes de Copa del Rey ante la Real Sociedad del primer equipo vigués evidenció que el césped presentaba un aspecto sumamente irregular, impropio de un conjunto de Primera División.

El propio capitán del Celta, Iago Aspas, pagó su frustración con el verde después de un remate errático a consecuencia de un bote anómalo del balón.

“¡Puto campo de mierda!”, gritó con posterioridad a su zurdazo que se fue directamente a las nubes, en un mensaje que fue captado claramente por las cámaras de televisión que retransmitían el envite contra los donostiarras.

Por si la hierba del estadio vigués no tuviera suficiente con las secuelas de un partido tan intenso como el mencionado del torneo del KO, el próximo domingo 28 Balaídos albergará dos choques más; el primero de ellos será entre el Celta y el Girona a partir de las 14.00 horas y el segundo, a las 21.00 horas, entre el Celta Fortuna y el RC Deportivo de La Coruña.

Todo hace presagiar, así pues, que tanto el filial celeste como el primer conjunto coruñés tendrán que recurrir a otro tipo de fútbol muy diferente al que están acostumbrados para aspirar a embolsarse tres puntos vitales para seguir en la zona alta de la clasificación.

A lo largo de la presente temporada 23-24, el campo de Balaídos ha sido resembrado en tres ocasiones y el resultado final no ha podido ser peor.

“Es un problema, este año ya nos ha ocurrido. Es la tercera vez que se cambia. Hay un problema de drenaje y se intenta solucionar pero vamos a esperar que con el buen tiempo mejore”, declaró Rafa Benítez tras la derrota céltica.