“Tengo esa espinita clavada de hacer buenos números en el fútbol profesional”. Iván Barbero no olvida. El delantero afronta esta temporada su regreso a Segunda División, una categoría en la que no pudo gozar de continuidad ni demostrar su nivel goleador. Se trata de una reválida para el punta del Deportivo, que apenas cuenta con dos goles en la categoría de plata y otro tanto con el primer equipo de Osasuna en Copa del Rey.

Dar un paso atrás para avanzar dos. Eso hizo Barbero en las dos últimas campañas en las que compitió en Primera Federación, una con Osasuna Promesas y otra con el Deportivo. En ambas superó la decena de dianas y ahora espera demostrar ese olfato goleador donde antes no pudo.

Barbero, que llegó a Osasuna en el verano de 2017 y sufrió el descenso a Tercera con el filial, fue un habitual en los entrenamientos de Jagoba Arrasate en el primer equipo navarro en la campaña siguiente, pero no llegó a debutar. Su explosión se produjo en Osasuna Promesas en la 2019/20, donde anotó diez goles esenciales para el ascenso del filial, y en el mercado de invierno puso rumbo al Almería en calidad de cedido con una opción de compra obligatoria de 2 millones de euros en caso de ascenso del club de su provincia natal a Primera. En su primera experiencia en la categoría de plata disputó apenas 150 minutos en diez partidos, fuera de la rotación de un equipo con atacantes como Darwin Núñez, Juan Muñoz, Appiah, Lazo y Sekou Gassama, entre otros. 

En el verano de 2020 regresa a Osasuna, renueva por dos temporadas hasta 2023 –su contrato expiraba en 2021– y encadena una nueva cesión en Segunda, esta vez en el Alcorcón. Con Laure o Xisco Jiménez como compañeros, Barbero tampoco consiguió hacerse con un puesto de titular indiscutible. Óscar Arribas, Marc Gual, Hugo Fraile jugaron y marcaron más que el almeriense, que hizo dos tantos, e incluso Xisco, que tuvo menor participación, anotó cinco.

A su vuelta a Osasuna, en la 2021-22, Barbero se hizo con el rol de cuarto delantero del primer equipo tras Chimy Ávila, Ante Budimir y Kike García. Debutó en Primera y disputó seis partidos, todos como suplente, mientras que su único encuentro como titular y su único gol fue en Copa del Rey ante el San Agustín.

La competencia en la delantera le relegó a un rol testimonial y, por lo tanto, el almeriense aceptó ‘bajar’ de nuevo al filial de cara a la temporada 2022-23. Con 24 años recién cumplidos no podía alternar con el primer equipo y se centró en el filial, donde cuajó un gran curso que animó al Deportivo a apostar por él. El tiempo le ha dado la razón a Barbero, pero ahora encara su regreso al fútbol profesional con el deseo de eliminar una “espinita” que tiene “clavada” desde su cesión al Almería.