Carlos Brizzola
Coincido con Gilsanz en que el equipo tuvo dos partes muy diferenciadas. En el primer tiempo, a pesar de las bajas que tenía, importantes, sobre todo las de Lucas, Mella y Yeremay, le costó pero supo zafarse y en campo contrario tuvo alguna situación de remate, con algún tiro a puerta y otros que se fueron desviados.
El Dépor se encontró con el gol en contra y con el Almería jugar en desventaja te penaliza. No obstante, duró poco el 1-0 y con el empate, gracias al gol de Pablo Vázquez, el equipo blanquiazul se metió en el partido. El duelo era parejo, el Almería no estaba tirando a puerta pero a la espalda de la defensa encontró el 2-1. Para mí fue inmerecido para lo que demostró el Dépor, que no fue ni mucho menos inferior al Almería en la primera parte.
Por desgracia, el equipo no funcionó en la segunda parte de la misma manera que en la primera. Le costó salir por los costados ante un Almería que, con el resultado a favor, se cerró mucho más. Esto provocó pérdidas del Dépor en el medio campo e incluso en el área, como el fallo de Villares, que casi supuso el 3-1. Y si la pérdida por dentro no era de Villares era de Rama, de Soriano o de Cristian Herrera. Estas pérdidas suponían contras peligrosas del Almería.
Y cuando el Dépor quiso reaccionar con la entrada de jugadores como Kevin, para dar profundidad, el equipo no supo cómo. Entró Patiño, pero tampoco estuvo afortunado, con tres pérdidas de balón seguidas bastante incomprensibles. Aún así el Dépor acababa el partido con la posibilidad de empatar, al estar solo a un gol de diferencia. No fue, no obstante, capaz de meter centros y el partido terminó por ser un querer y no poder.
Un encuentro que planteó dificultad por el rendimiento de los jugadores que acabaron el choque y producto de las ausencias, que son muy importantes.
Hay que pasar página, pensar en el próximo duelo y sacar conclusiones de un primer tiempo bien jugado ante una plantilla tremenda.