La afinidad del Silva con su campo es la que todos los equipos querrían tener. Su facilidad para encarrilar y cerrar partidos en A Grela es impresionante. Ayer, contra el Choco, llevó esa suficiencia al extremo dejando el encuentro sentenciado (3-0) antes del descanso.
Marcar en los primeros minutos siempre es un ventaja para el equipo que lo consigue, pero hacerlo en A Grela, un campo en el que es favorable la defensa por acumulación y en el que las interrupciones son una constante, más todavía. El Silva no esperó ni un minuto para adelantarse. Souto sacó un centro raso desde la derecha y Álvaro Rey, aprovechando la pasividad de un trío de centrales que tenía las de ganar, remató con el interior desde el borde del área pequeña. Aunque Cortegoso llegó a tocar la bola, no fue capaz de evitar el 1-0.
Desde el gol hasta el minuto 30, no pasó prácticamente nada en el partido. Los dos porteros vivieron cómodos, los jugadores de ataque de ambos equipos apenas entraron en contacto con la pelota y no hubo ocasiones. Quizá con el paso de los minutos el Choco consiguió asentarse en A Grela, pero sin mordiente ofensiva.
Si una de las claves para ganar en A Grela es hacer el 1-0 (o 0-1), dominar las acciones a balón parado es básico y puede que determinante. El Silva dio un recital en el último cuarto de hora del primer acto con tres saques de esquina que rozaron la perfección y dejó el encuentro más que encarrilado. En el 33 avisó Antón Garda con un lanzamiento directo al larguero y, un minuto después, el propio Antón puso la pelota en el corazón del área pequeña, donde Antonio cabeceó a placer ante la no salida de Cortegoso y ante las facilidades que dieron los defensores del Choco a uno de los especialistas en ese tipo de acciones. Para completar su ‘clinic’ de golpeos espectaculares, Antón marcó un golazo olímpico en el 39. 3-0.
Con una papeleta más que complicada en el segundo período, el Choco lo intentó primero con un doble cambio –el coruñés Álex Pérez por Chata y Hugo Sanmartín por Jorge Maceira– en el descanso sin modificaciones tácticas y, ya en el 70, con una transformación a 1-4-3-3 retrasando a Kopa a la posición de central, con un mediocentro posicional –Alberto Suárez– y dos acompañantes de buen pie –Comis y Félix– y con la llamativa ubicación de Tomás Abelleira como falso punta. Fueron esos últimos 20 minutos los mejores de Choco en todo el partido pero, ¿propiciados por sus cambios o por la relajación de un Silva que levantó el pie del acelerador sabiendo que tenía los tres puntos en el bolsillo?
El Silva terminó con la misma estructura, manteniendo a la pareja de centrales, al lateral izquierdo y el doble pivote. Los cinco jugadores restantes fueron piezas de refresco que saltaron al campo a lo largo de la segunda parte llamando la atención la posición en banda derecha de Álex Sánchez.