La temporada ciclista está a punto de finalizar –una vez concluida en Santiago la Vuelta a España- y ya sólo queda la celebración del Campeonato del Mundo en Ruta, que tendrá lugar por las carreteras de Flandes (Bélgica) y cuyo calendario se desarrollará entre los días 19 y 26 del presente mes de septiembre. Después habrá un merecido descanso para todos los ciclistas, para que puedan afrontar con las debidas garantías la temporada de 2022, puesto que los calendarios son cada vez más exigentes y hay que cuidarse mucho.
Lo cierto es que la observación algo detenida de este año nos ha dejado en primer lugar la superioridad de dos ciclistas eslovenos, que se han llevado para casa tanto el Tour de Francia (Tadej Pogaçar, segunda victoria consecutiva) como la Vuelta (Primosz Roglic, tercera victoria seguida). Ambos representan el presente de este deporte, pero el futuro quizá está encarnado en el primero, que todavía tiene 22 añitos y que ya ha firmado un contrato con su club de los Emiratos para las próximas siete temporadas por más de seis millones de euros cada una. Le espera un brillante porvenir, deportivo y económico.
También hay que hablar del ciclismo español. Ni los equipos ni los corredores están atravesando el mejor momento de la historia, tal vez estén en uno de los peores. Al margen de no haber conseguido ganar ninguna de las etapas de las tres grandes vueltas, no hay en este momento una figura que arrastre a los aficionados y que la señale como el elemento más destacado del pelotón nacional. Mikel Landa era una promesa hace unos años, pero va a cumplir 32 y todavía estamos esperando lo mejor de su rendimiento. Nos tememos que va a pasar igual con Enric Más, que ya tiene 26 y que este año ha conseguido el mejor resultado de su historial, sexto en el Tour de Francia y segundo en la Vuelta. Valverde ya tiene 41.
Lo cierto es que el ciclismo ha decaído notablemente y se echa de menos aquel deporte más abierto y menos táctico, con ataques desde la lejanía en los que los corredores hacían alarde de su potencia y versatilidad. Ahora, los ataques son en el último kilómetro y todo el mundo está reservándose para el día siguiente. Las etapas son más cortas, las fuerzas físicas son mayores y están muy igualadas, pero todo el mundo pedalea con precaución.
La temporada que finaliza fue algo plana; sin embargo, los aficionados seguirán apoyando este deporte tan sufrido.