Mañana, el Trofeo Teresa Herrera, decano de los torneos amistosos, cumple 75 años de su primera edición, una larga trayectoria que recoge el libro ‘Historia del Trofeo Teresa Herrera: 75 aniversario del torneo decano del fútbol (1946-2021)’.
El 30 de junio de 1946 se disputó la primera edición entre el Sevilla y el Athletic Club con triunfo para los andaluces.
Esa primera página de la historia del Teresa Herrera forma parte de las 168 del libro que ha escrito y editado el periodista deportivo e historiador Héctor Pena y que está prologado por el periodista y profesor de la Universidad de A Coruña Valentín Alejandro.
La obra repasa lo sucedido en las distintas ediciones del torneo, con espacio tanto para lo que pasó dentro del campo como para las historias que sucedieron fuera del rectángulo de Riazor en este trofeo de leyenda que tuvo origen benéfico.
En sus páginas aparecen “historias como el momento en que el dictador Francisco Franco estuvo a punto de morir en el palco de Riazor durante el Teresa Herrera, el oculto veto a los equipos soviéticos durante el franquismo, el intenso duelo de un árbitro con una gaviota o el violento ataque con final feliz del inolvidable Johan Cruyff a un rival”, señala el autor a modo de avance.
El libro, que está a la venta en Amazon, incluye fotografías inéditas, ilustraciones, y un índice onomástico con casi 2.000 entradas.
Una de las frases que refresca esta obra está protagonizada por Miguel Muñoz. El entonces futbolista del Real Madrid, fue preguntado por cuántas copas tenía el Real Madrid allá por 1950. “Más de 300”, respondió el jugador, que, interpelado sobre cuál de ellas era la mejor, respondió que la del Teresa Herrera.
El comportamiento de los aficionados herculinos llamaba la atención de los protagonistas que acudían a este torneo de solera. “Jamás vi un público como el coruñés. Tal y como se pusieron las cosas, en Itala la cosa no habría quedado así y en Suramérica hubiese habido puñaladas”, manifestó el italoargentino Flamini en referencia a la batalla campal entre los futbolistas del Atlético de Madrid y la Lazio en el Teresa Herrera de mediados del siglo pasado. El mismo jugador sostenía que era una copa “hecha para beber champán” y la consideraba “maravillosa”.
1946 - La primera edición del torneo se disputó el 30 de junio de ese año
Opiniones que a día de hoy resultan muy sorprendentes, pero que en 1947 entraban dentro de lo normal, como las del organizador de la gira europea del Vasco da Gama en 1947: “Los futbolistas brasileños son profesionales en el verdadero sentido de la palabra: gente que hace una vida perfecta, sin el menos exceso... ¡Con decirle que ni siquiera beben vino en las comidas!”.
“Aunque el paso del tiempo y los cambios propios del fútbol moderno han opacado su brillo, por la competición gallega han pasado los mejores equipos y jugadores del mundo, incluyendo 16 balones de oro que militaban en escuadras de leyenda como el Benfica de Eusébio, el Bayern de Beckenbauer, el Real Madrid de la ‘Quinta’ del Buitre, el Santos de Pelé, el Dream Team del Barcelona o el SuperDepor de los inolvidables Mauro Silva, Bebeto y compañía”, apunta el autor.
El Deportivo despidió 2020, el año de una pandemia y de su regreso a Segunda B cuatro decenios después, ‘salvando’ el decano de los torneos amistosos en el Estadio Abanca-Riazor ante un combinado del fútbol modesto coruñés.
El torneo celebró sus bodas de brillantes, los 75 años ininterrumpidos, aunque estuvo a punto de romper la serie por el coronavirus.
No pudo celebrarse en verano, como suele ser habitual, y tampoco logró un gran cartel tras haber intentado que en esta edición especial el rival del Deportivo fuera el Real Madrid, el Barcelona, el Atlético o un grande del fútbol internacional, pero los compromisos de esos clubes y la Covid frustraron esos planes.
El Ayuntamiento incluso lo dio por perdido hasta 2021 consciente de que había otras prioridades, pero finalmente, en noviembre, se retomó su organización y fue la última cita del año.
Como rival, un equipo del fútbol modesto y tanto la recaudación de taquilla (con un aforo reducido en Riazor) como la fila cero fueron donadas al Proyecto Conviviendo, de la Fundación Amigó.