Alguien podría decir aquello de "colorín, colorado...". Y quizá tenga razón. Después del tappone castrado en los Dolomitas, la maglia rosa tiene dueño. El capo se llama Egan Bernal y parece que no hay un rival a su altura, pero las grandes vueltas duran tres semanas y hasta el Duomo todo es Giro.
Todavía faltan cinco días de ciclismo que decidirán el orden del podio: tres finales inéditos de montaña, la etapa más larga de la 104ª edición y, para acabar, la contrarreloj individual de 30 kilómetros que desemboca en la enorme catedral gótica de Milán, junto a las galerías más pijas y caras del mundo.
Miércoles 26 | Etapa 17 | Canazei-Sega de Ala (193km)
El Giro se despide de los Dolomitas rodando entre sus valles, pero sin subir a las montañas más legendarias el día después del descanso. Dos puertos de 1ª categoría, ambos por debajo de los 1500 metros (la nieve no debería ser un problema), dibujan un encadenado interesante.
El Paso de San Valentino, 14,8 kilómetros al 7,8% de pendiente media, calentará las piernas del pelotón antes de llegar al desconocido Sega de Ala, una pared de 11,2km al 9,8% con rampas que superan el 17%, números que compiten en dureza con el Zoncolan o el Giau.
Jueves 27 | Etapa 18 | Rovereto-Stradella (231km)
La jornada maratón del Giro, que rondará las seis horas encima de la bicicleta, recuerda al diseño de la etapa 19 de la pasada edición, el día de la vergüenza: los ciclistas se plantaron hasta conseguir la reducción de los 258 kilómetros previstos inicialmente. No quieres caldo, toma dos tazas.
La organización insiste en un recorrido largo y llano para separar el bloque de montaña en la semana final, pero con matices: si los primeros 196km son prácticamente planos, en el tramo final se encadenan cuatro subidas cortas y explosivas que seleccionarán la fuga o el pelotón, en caso de llegada masiva. ¿La segunda de Sagan?
Viernes 28 | Etapa 19 | Abbiategrasso-Alpe de Mera (166km)
La carrera partirá el viernes muy cerca de Milán, pero todavía le quedarán dos días más en los Alpes. El primero ha sido modificado debido al trágico accidente de un teleférico en Mottarone que acabó con la vida de catorce personas el pasado domingo.
En lugar del Mottarone (1ª) la organización ha incluido la ascensión de Gignese (4ª) con la evidente reducción de dureza. El Paso de la Colma (3ª), 7,5km al 6,4%, y, sobre todo, el desconocido Alpe de Mera (1ª), 9,7km al 9% con 5000 metros finales que no bajan del 10%, prometen un final con diferencias entre los favoritos.
Sábado 29 | Etapa 20 | Verbania-Alpe Motta (164km)
La polémica castración del tappone convierte la penúltima etapa en la reina del Giro, si la climatología y la organización lo permiten (quietos hasta ver). En Verbania, localidad que acoge la salida, se espera fiesta mayor para animar a su hijo predilecto: el gigante Filippo Ganna.
La carrera se adentra en territorio suizo durante más de 100km para superar el interminable Paso San Bernardino (1ª), 23,7km al 6,2%, y el Paso del Spluga (1ª), frontera con Italia, 8,9km al 7,3%, ambos por encima de los 2000 metros. La meta está situada en el desconocido Alpe Motta (1ª), 7,3km al 7,6%.
Domingo 30 | Etapa 21 | Senago-Milán (30,3km)
La contrarreloj final es una fórmula que el año pasado favoreció al espectáculo en el Tour (lo de Roglic) y también en el Giro (Tao y Hindley se jugaron la maglia rosa empatados a tiempo). Salvo hundimiento de Bernal en los Alpes, el colombiano debería llegar con ventaja suficiente para no sufrir en el trayecto plano y con largas rectas desde Senago, al norte de Milán, hasta la plaza del Duomo.
