Tappone en los Dolomitas, ¿qué puede fallar? La meteorología, como siempre. El Giro se corre en mayo y el frío y la nieve suelen aparecer por encima de los dos mil metros. Sin plan B, y apoyado en el protocolo de meteorología extrema, la organización cercenó un recorrido de leyenda, se cargó el Paso Fedaia (2057) y también el Pordoi (2239), pero mantuvo el Giau (2233) y su peligroso descenso hacia Cortina d’Ampezzo. ¿Decisión salomónica? ¿Amenaza de plante? Nunca lo sabremos.
De los 212 kilómetros y cuatro puertos inicialmente previstos, la etapa se quedó en 153 y dos subidas puntuables. “Nuestro primer objetivo es garantizar que los ciclistas lleguen a Milán de forma segura, por eso cortamos los dos descensos más largos. Todos hemos renunciado a algo, pero los ciclistas han acordado correr una etapa de verdad”, se explicó visiblemente nervioso Mauro Vegni, jefe de la carrera,
Twitter ciclismo se convirtió en un hervidero: expertos meteorólogos por aquí, análisis de habladurías por allá, odio, mucho odio… Egan Bernal fue bastante gráfico en sus redes sociales: “Se necesita grinta (traduzcan por garra o determinación). Esto es un deporte de mierda”, escribió sobre el perfil original de la etapa. Horas después, lanzó un ataque incontestable en las duras y heladas rampas del Giau.
El despropósito se magnificó ante las dificultades de la televisión para ofrecer imágenes en directo. Nos perdimos la cabalgada del líder, un uomo solo al comando, pero no su llegada a las calles de Cortina, en equilibrio mientras se despojaba de un chubasquero empapado para lucir orgulloso y rabioso la prenda de los campeones. “No todos los días se gana con la maglia rosa. Quería lucirla y mostrar respeto. Quería hacer algo especial”, declaró el colombiano, que se evitó la sonrisa de la hipocresía.
Bernal es el rey del Giro, no hay discusión, pero el rey se quedó sin reina, como en el Tour del 19, cuando cortaron la etapa del Iseran por una tormenta que provocó movimientos de tierra en los Alpes en pleno ataque del colombiano. Alguno ya le quiere poner el asterisco a su más que posible victoria final en Milán, pero conviene recordar que ha sido el más fuerte en todos los finales duros: Sestola, San Giacomo, Montalcino, Campo Felice, Zoncolan y Cortina. Por ahora no tiene rival.
En los Dolomitas jugaron a ciclistas seis tipos duros: Almeida, otra vez líder del Deceuninck tras el hundimiento de Evenepoel (perdió 24 minutos en meta), Nibali, en busca de un último día de gloria y acompañado por el eritreo Ghebreigzabhier, Formolo, otro italiano con grinta, y los españoles Gorka Izagirre, que se ganó el título de mejor bajador del pelotón al salvar una caída que parecía inevitable, y Pedrero, escalador diésel y el más fuerte de los seis en el terrible Giau.
Por un momento soñó el catalán del Movistar con el triunfo, pero la carrera estaba lanzada. Los Education de Carthy dejaron el grupo de favoritos en seis unidades, destapando las carencias de Remco el humano (capítulo tres), Vlasov (un ruso con frío) y Simon Yates (lo suyo no es la fiabilidad). Olió la sangre el líder Bernal, que atacó sin respuesta y, tras adelantar a Pedrero, se fue solo en busca de su gran victoria, la que le quitaron un día de perros en los Dolomitas y el protocolo del Giro.
El colombiano parece inalcanzable para sus rivales: Caruso, que empezó la carrera como gregario de Landa, es segundo a 2:24, y Carthy, tercero a 3:40. Vlasov (4:18), Yates (4:20), Ciccone (4:31) y hasta Bardet (5:02) lucharán por el podio. Después del día de descanso aguardan tres finales inéditos de montaña: Sega di Ala, el miércoles, Alpe di Mera, el viernes, y Alpe Motta, el sábado.
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