En la recta final de la temporada, donde se definen los objetivos de cada equipo, el RC Deportivo ha logrado recuperar la mejor versión de dos de sus baluartes: Álex Bergantiños y Sergio ‘Keko’ Gontán.
El capitán había pagado los platos rotos de la dolorosa derrota en la jornada undécima ante el Compostela en Riazor (0-2), pasando a tener una presencia casi testimonial hasta que la lesión de Borges le concedió una nueva oportunidad, frente a Pontevedra y Celta B.
Como siempre que el colectivo precisa de su profesionalidad, el polivalente jugador de la Sagrada Familia cumplió con creces en ambas ‘finales’, resultando decisivo incluso en el plano ofensivo en la visita a Barreiro (0-3).
No en vano, el ‘4’ deportivista no solo resultó fundamental en su principal cometido, el de la contención, sino que además participó de modo activo en las tres dianas materializadas por Miku.
En concreto, fue capaz de descongestionar y encauzar el partido con una apertura a banda magistral que puso en ventaja a Keko para que su posterior centro se convirtiese en el 0-1 que abrió la lata.
Ya con el marcador a favor, en la segunda parte ante el filial celeste ensambló junto a Diego Villares y Uche Agbo una medular infranqueable que apenas pasó apuros para pasaportar tres puntos de oro que volaron en dirección a A Coruña.
De cara a la última jornada del próximo domingo 28 a las 12.00 horas ante el Zamora en Riazor Bergantiños se antoja como un imprescindible, incluso si finalmente Celso Borges se halla en condiciones de ser alineado de inicio.
El entrenador, Rubén de la Barrera, admitió hace dos semanas que el rendimiento, siempre notable del pivote coruñés, le ha convencido para continuar siendo un fijo en sus esquemas, con independencia del patrón táctico elegido.
Por su parte, Sergio ‘Keko’ Gontán se ha destapado también en las dos últimas apariciones ligueras blanquiazules como un futbolista llamado a marcar la diferencia en el plano ofensivo —retomando su jerarquía esbozada en la apertura del torneo—.
Frente al Pontevedra en Riazor se sacó de la manga un zurdazo descomunal, una rosca que a la postre significó el 1-0 que proporcionó tres puntos de oro al club para seguir en la brecha.
Una semana después, en campo del Celta B, firmó un recital de fútbol ofensivo, sirviendo en bandeja de plata el 0-1 a Miku y forzando la pena máxima que dio origen al 0-2.En un curso interrumpido por una lesión muscular y su recaída acumula 777 minutos, con un gol y dos asistencias.