“Empecé a jugar con 16 años y como era la más joven me pusieron Alevín, pero llámame Paula”. Con 36 es la capitana del CRAT y de la selección española. Tres Mundiales, unos Juegos Olímpicos, seis títulos europeos con las Leonas y dos en División de Honor con el equipo coruñés dibujan su extensa trayectoria. Paula Medín López (17 de junio de 1984, Cambre) sigue siendo Alevín y tras dos décadas en la élite del rugby planea su retirada.
“Tengo que tomar una decisión. No sé si será en unos meses o en un año, pero que me voy a retirar pronto. Podría seguir, pero me apetece hacer otras cosas”, desvela en una conversación antes de entrar a trabajar en el hospital de Oza.
El aplazamiento del Mundial hasta 2022 es “un bajón” para Paula. “Mi intención era seguir hasta Nueva Zelanda, si nos clasificábamos, pero ahora no sé si aguantaré un año y medio más”. Si continúa en activo es porque aún le queda un deseo por cumplir: “Nunca he jugado contra Nueva Zelanda en XV, Y nunca me han hecho una ‘Haka’. Sería un sueño”.
En el peor momento
Al cambio de fechas del torneo se unió también la suspensión del partido clasificatorio, previsto inicialmente para el sábado 13 en Irlanda: “El equipo se encontraba en el momento perfecto. Tenía que ser ya”, lamenta la capitana.
España llegaba al choque contra el XV del Trébol después de dos victorias contundentes ante Rusia y Países Bajos y con la octava corona europea bajo el brazo: “Es un título descafeinado. No compiten las mejores selecciones porque están en el Seis Naciones y nosotras lo sabemos. Me da un poco de palo que lo vendan como si fuésemos campeonas de Europa”, se sincera.
Paula se entrena y compite como una profesional, pero el rugby femenino es un deporte amateur en España. ¿Cuestión de género?: “La Federación Española nos da un trato bastante igualitario. La gran diferencia está en los clubes. En División de Honor cobran casi todos los chicos. Nosotras no vemos un duro”.
De algo hay que vivir y Alevín apostó por la Fisioterapia. No hace mucho aprobó la oposición para el SERGAS después de 14 años y cuatro convocatorias: “Entre el CRAT y la selección me comen mucho tiempo. Exige tanta implicación que otros aspectos de la vida quedan un poco apartados: la familia, los amigos, el trabajo… He tenido muy pocos fines de semana libres en mi vida”, reconoce.
Pros y contras
Las horas de entrenamientos, viajes y partidos no pueden con la huella humana que le ha dejado el rugby: “De las experiencias con el CRAT y la selección me quedo con las amistades y todo lo que he vivido con esas personas. Ha merecido la pena, pero estoy mallada”, se ríe.
Deporte de contacto, los golpes, las fracturas o conmociones son parte del día a día y Paula lo sabe bien: “Las lesiones no me han respetado. Me he roto todo y más. No es ninguna coña. Todo esto tiene sus secuelas”.
Alevín es la jugadora más veterana del CRAT: “Hay niñas de 17 y 18 años y yo tengo 36. Lo llevo bien, pero se nota la diferencia de edad y por momentos echo de menos a la gente de mi generación”, reconoce.
Capitana
La capitana funciona como pegamento para “hacer que el grupo funcione y detectar las necesidades de mis compañeras…” y es la encargada de tomar ciertas decisiones en el campo: “Suelo ser bastante democrática”.
El CRAT sufrió el pasado domingo la segunda derrota de la temporada en Majadahonda: “Nos arrasaron en la melé. Sentía impotencia, pero cuando el rival es tan superior no puedes hacer nada”. Paula asume la realidad actual y trata de sacar algo positivo: “El objetivo no es ganar la liga. Queremos hacer equipo y que otras jugadoras asuman su responsabilidad”.
¿Qué vas a hacer cuando te retires? “Me apetece desconectar del rugby. Después, lo que me pida el cuerpo”.